Colombia, un país desnutrido

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Colombia, un país desnutrido

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Por Humberto Mendieta

Sin importar los regímenes dominantes en 52 años, Chile se ha constituido en un ejemplo en Latinoamérica en materia de nutrición infantil. Desde 1960, cuando en ese país el nivel de desnutrición en los niños era de 46%, los chilenos han logrado bajar ese indicador a 2%. Las nuevas generaciones tienen 12 centímetros más de estatura que las de los años 60, porque pasaron de consumir 32 a 139 litros de leche per cápita al año. También comen más carne y pescado. En 1960 los chilenos consumían 27,4 kilos al año por persona. En la actualidad son 85 kilos. En resumen, en Chile el programa de nutrición de niños fue superior la política. Sin importar la izquierda o la ultraderecha.

Ahora miremos el patético caso colombiano. No solo es un asunto de Estado. Ni de gobernantes. Es un asunto de la sociedad en general desde la creación de la nación. Los cuadros de la desnutrición nacional nos avergüenzan y matan a miles de niños que, antes de nacer, ya estaban predestinados a no crecer y a no nutrirse.

Si quiere enterarse de cómo andamos en materia de nutrición siga leyendo. En Colombia el 59% de los infantes tiene anemia. El 35% tiene peso inadecuado y en gran parte el origen de esta injusticia social es producto de embarazos adolescentes. Y un dato de expertos que nos congela: uno de cada dos niños nuestros no fue deseado. Incluyendo hogares formales con parejas estables, lo cual indica que estamos en pañales en planificación familiar.

La pobreza en Colombia está en 42%, una cifra que cuadra con la de la desnutrición infantil, que es de 13,2% en crónica y de 30% en riesgo de estar desnutrido. Sumadas estas dos últimas el resultado es 43,2.

Si una madre es analfabeta o de bajos niveles de educación los hijos tienen 30,9% de posibilidades de ser desnutridos. Por eso el trabajo debe ser integral, no es suficiente distribuir Bienestarina o ayudas alimentarias. Es obligante implantar proyectos que sensibilicen a padres, líderes, educadores, madres, medios de comunicación, como en los programas que organiza la agencia Pandi para periodistas.

Tenemos un alto rezago en inversión nacional en cuanto a nutrir a los menores de edad que en poco tiempo serán los hombres del mañana. La Nación solo invierte 0,3 del PIB, y la necesidad es del 0,7.

Hay fórmulas de los estudiosos de la economía que señalan la importancia de invertir en la buena alimentación de los niños. Por cada dólar que se use en estos proyectos alimentarios el retorno hacia el país será de 16. Y otro dato más para los aficionados a las estadísticas. Bajar 1% de las tasas de desnutrición contribuye a disminuir en 4% la pobreza.

Germán Jaramillo, director de la Fundación Éxito, que tiene aspecto de buen monje entregado a la fe, pero que en realidad es un ejecutivo muy bien informado y comprometido, señala que los programas dirigidos a los niños menores de cinco años tienen menor impacto que los aplicados a los primeros mil días de vida, contrariando las prácticas populares de creer que los menores tienen mayores necesidades a partir de los siete años, cuando “les sale la muela del juicio” o cuando “tienen uso de razón”. Mucha atención papás: el hambre y la nutrición no tienen muelas, ni razón.

Fuente: http://www.elheraldo.co/columnas-de-opi ... ido-258972
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