La incertidumbre de las familias por un hijo desaparecido

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La incertidumbre de las familias por un hijo desaparecido

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María Cardona aún conserva los peluches que usaba su hija Rosalía.


Por Andrea Ortega Soto

En el primer semestre de 2016 desaparecieron 96 personas en Atlántico, según el reporte del grupo especializado del CTI.

En Atlántico este año han desaparecido 96 personas, según cifras reportadas por el Grupo de Desaparecidos del CTI. De ese número, 42 regresaron a sus hogares, 5 fueron halladas muertas y 49 aún no aparecen.

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Se pueden presentar desapariciones forzosas o voluntarias. En los oficios que cada semana llegan a EL HERALDO desde la Fiscalía, se ha notado que la mayoría son menores de edad.

En el caso de las ausencias voluntarias, los problemas de familia, rebeldía, presión social o temor a un castigo son algunos de los factores que manifiestan los menores de edad para irse de sus hogares, sin pensar en el dolor que le están ocasionando a sus padres.

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Sin rastro

El lunes 1 de diciembre de 2014, Rosalía Díaz Cardona se fue de su casa. Tenía 16 años y estaba embarazada. Cuenta su madre, María Lucía Cardona, que eran cerca de las 6 p.m. cuando la menor de sus cinco hijos estaba sentada en la terraza de su casa en el barrio San Vicente, de Soledad, carrera 2D2 N° 53C-9, cuando se asomó a la puerta “a darle vuelta” y no la vio.

Desde ese momento empezó la angustia que no ha cesado un año y siete meses después de ese fatídico hecho.

Sin tiempo que perder, Cardona fue al CAI de Granabastos y luego al de Soledad a poner la denuncia. Su afán era encontrar rápido a su hija que tenía dos meses de gestación.

“Me dijeron que ellos tenían que esperar 72 horas para actuar. Yo esperé y volví a ir porque no había aparecido”, relata Cardona.

En la casa de paredes rosadas, rejas negras y piso de cemento todavía se conservan algunos de los peluches de la menor. Cardona se aferra a ellos mientras narra la odisea que ha vivido desde entonces.

Llamadas para extorsionarla, diciéndole que el cuerpo de su hija estaba en Medicina Legal y un mensaje de texto desde Riohacha que señalaba que la adolescente había caído en un red de trata de persona, fueron algunos de los episodios por los que ha atravesado la familia.

“Una señora llamó diciendo que mi hija era parte de una trata, que se encargaba de bañarla y mantenerla, pidió plata para mandarla a la terminal. Le enviamos el dinero, pero no pasó nada”.

En medio de lágrimas la madre continuó narrando su historia: “La investigadora del caso escuchó todo, desde el nombre hasta el número de cédula. Hoy la señora que nos engaño está presa”.

El pasado 8 de julio, Rosalía cumplió la mayoría de edad, por eso, su madre, que se dedicaba a trabajar en casas de familia, llegó hasta EL HERALDO, para pedir que su caso no se olvide.

“Yo creo que mi hija me la tiene gente mala, gente perversa, eso es lo que mi corazón me dice”, afirmó María Lucía Cardona, quien también es madre de Milton, Geraldine, Royner y Davirley.

De los 241 reportes que llegaron en 2015,102 casos fueron mujeres y 139, hombres. De estos reportes, 6 fueron menores de diez años; 92 entre 10 y 17 años, y 143 con mayoría de edad.

María Victoria Hernández, coordinadora de Grupo Desaparecidos del CTI, explica que los casos de menores se han vuelto más recurrentes y asegura que el 95% de las ocasiones son por ausencia voluntaria.

“En el momento de la desaparición es que los padres se dan cuenta que su hija tiene contacto con personas inadecuadas o que consumen drogas”, explicó la investigadora.

La funcionaria asegura que los menores se van con personas conocidas por ellos, pero no por sus padres.

Hernández explica que cuando un familiar quiere denunciar en la Fiscalía un caso de desaparición, debe presentar una foto actualizada de la persona, copia del documento de identidad o, si no lo tiene, el número que identifique al desaparecido. Enfatiza que bajo ninguna circunstancia deben esperar 72 horas para hacer la denuncia, porque esa norma no existe. “Yo les recomiendo que exijan la ley que dice que son 72 horas, porque no la van a encontrar”, exclamó.

Los casos 2016

De los 96 desaparecidos en el primer semestre del año, según los datos de SIRDEC, 52 fueron hombre y 44 mujeres. Por su parte, no se registraron desaparecidos menores de 10 años; entre los 10 y 18 llegaron 34 casos y mayores de edad se presentaron 62.

Uno de estos episodios con características similares fue el de Karina Ochoa Pacheco, quien huyó de su casa la madrugada del domingo 10 de julio, luego de dormir con pastillas a sus padres.

Ochoa, de 13 años, esperó a que las pastillas hicieran efecto para marcharse de su casa, ubicada en el barrio Santo Domingo, alrededor de las 2 a.m. “Encontré en la cocina el sobre de pastillas, me fui a una farmacia y me dijeron que era para dormir”, expresó Dalmis Pacheco, madre de la menor.

Sin esperar, esta se dirigió a la Fiscalía, pero por ser domingo no fue atendida, por lo que activaron la búsqueda por sus propios medios.

Fue hasta el martes, cuando no pudo más con la angustia, que Pacheco regresó a la Fiscalía a denunciar la desaparición de Karina. Esta era la tercera vez que la menor se marchaba de su casa, pero la primera que duraba tantos días por fuera.

“En la noche del martes, alrededor de las 8 p.m., me llamó una señora a decirme que mi hija estaba en Soledad, que no me preocupara y que la fuese a buscar”, explicó la madre.

Una vez en el lugar en el que estaba la adolescente, Dalmis entró a la vivienda y la encontró acostada en una cama, tranquila tras lo que había hecho.

“No sé si serán problemas de ella, no entiendo por qué hace eso”, dijo.

Karina, quien cursó hasta sexto grado, ya no está estudiando pues anteriormente se había escapado del colegio, así que su madre decidió vigilarla en la casa.

Por ahora, Dalmis y su esposo cuidan de su hija menor, mientras esperan que cambie su actitud. Lo importante en estos casos –de acuerdo con la psicóloga María Amarís– es no rendirse, no abandonarlos y empezar un proceso con ayuda de un profesional.

“Los papás todavía juegan un papel importante en la educación de los hijos. Están en la etapa en la que ya le darán el cartón para seguir solos, pero ellos cuentan con sus padres”, expresó la docente de la Universidad del Norte.

Para la psicóloga, hay momentos de cambios en la vida de estos jóvenes por lo que ya no quieren vivir las normas de la misma manera. “El consejo es que la educación y la disciplina familiar no es castigo, es saber dialogar, poner reglas claras y que se cumplan”, agregó la psicóloga.

A EL HERALDO continúan llegando casos de menores entre 13 y 17 años. Todos, de acuerdo a la coordinadora María Victoria Hernández, han regresado. Mientras tanto, María Lucía Cardona sigue pidiendo ayuda para que su hija pueda volver a casa.

Sociólogo

El sociólogo Jair Vega expone su posición sobre la temática.

Estas situaciones en las cuales adolescentes hombres y mujeres se van de sus casas llevan a la reflexión sobre los factores tanto de la familia como de sus contextos que pueden motivar estas decisiones. Al interior de la familia es importante tener en cuenta las prácticas parentales, pues en muchas oportunidades los padres no cuentan con capacidad para dialogar con sus hijos, así como para monitorearlos y establecer límites. Hay otros factores como los ingresos y el nivel educativo, pues es más frecuente que los adolescentes se vayan de la casa en familias de bajos ingresos que generan limitaciones en sus expectativas de vida. En cuanto a los contextos, en ocasiones son las parejas, amigos o compañías las que les estimulan para que se vayan.

Fuente:http://www.elheraldo.co/local/la-incert ... ido-278227
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