Radiografía económica de cómo llega Colombia al fin del conflicto

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Radiografía económica de cómo llega Colombia al fin del conflicto

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Panorámica de Cartagena donde será la firma del Acuerdo de Paz.


Por Nilson Romo Mendoza y Carlos Cantillo

Más y mejor cobertura en salud y educación, reducción de la pobreza e informalidad, así como mayor inversión en el campo, entre los retos.

Colombia llega a la firma del Acuerdo de Paz con las Farc con una economía pujante que, aunque podría crecer este año 2,5%, está sumergida en un mar de retos económicos y sociales que podrían dificultar el sueño de “una paz estable y duradera”.

Después de un conflicto de 61 años, los ojos de 48,8 millones personas, es decir, tres veces más que en 1955, (11.946.000), están puestos en el futuro que promete el acuerdo de La Habana y qué medidas tomará el Gobierno para superar los retos que tiene por delante.

Temas como la cobertura en salud, educación y algunos servicios públicos, así como reducir el déficit fiscal y garantizar los recursos para el posconflicto, son algunas de las tareas pendientes del Estado. A esto se suma una profunda desigualdad, inequidad y concentración de las tierras en el campo, en donde el Estado no siempre garantiza la atención y tecnificación.

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El campo

El Censo Nacional Agropecuario evidenció la brecha entre el desarrollo de la ciudad y el campo. Allí se identificaron 2,4 millones de unidades de producción agrícola, de las cuales 976.000 no tienen actividad.

Esto supone el reto de asignar y aprovechar el suelo para generar empleo y reducir la condición de pobreza en la que estaban 9,8 millones de colombianos (20,2%), según cifras del Dane a marzo.

A su vez, el índice de pobreza multifuncional, que mide las condiciones de educación infantil, juvenil, laboral, sanitaria, habitacional y acceso a servicios públicos, subraya que en el campo es de 44,7% y en las zonas urbanas es 21%.

El exministro de Hacienda, Rudolf Hommes, analizó que una de las primeras decisiones a corto plazo es disminuir el desarrollo de la agricultura comercial en la alta llanura y sembrar para producir buena parte de los alimentos que importamos.

“Producir una buena cantidad de nuestros alimentos reduciría el déficit de la balanza comercial en casi 2 puntos del PIB. Debemos concebir empresas comunitarias que puedan competir con las privadas en esa región del país y en otras en donde opera la agricultura comercial”, explicó a EL HERALDO.

La tecnificación también tiene que apuntar a que el campo supere el problema de accesos a información y proveeduría de insumos. “Si no hay desarrollo tecnológico en el campo habrá gente con tierras pero pobres”, dijo Ricardo Jaramillo, gerente de Agrofuturo.

Educación

Aunque la cobertura en educación es alta, según el Ministerio de Educación (educación prescolar, básica y media del 97,52%), “el gran reto aún es aumentar la calidad”, admitió Julián Palacios, asesor de la Cartera.

Para ello, el Gobierno plantea que en el posconflicto haya una educación para mejores oportunidades. La meta es que tres de cada cuatro colombianos entre 17 y 21 años se estén matriculados en educación superior en 2025.

“Con la paz no solamente va a florecer el turismo sino la inversión. Hace falta darle un gran empujón a la educación para hacerla universalmente accesible y aumentar su calidad hasta ponerla a la par con el resto del mundo”, señaló Hommes.

En este escenario también redunda el campo, a donde debe llegar la academia. “En el posconflicto hay una necesidad imperiosa de fortalecer procesos educativos formales en el sector rural, flexibilizar los currículos, hacerlos pertinentes con las nuevas poblaciones que se incorporan o regresaran a sus tierras”, subrayó Ciro Parra, decano de la Facultad de Educación de la Universidad de la Sábana.

Fernando Segundo Iriarte, doctor en Educación de la Universidad del Norte, también destaca que “la preparación para el posconflicto es un problema de calidad de la formación para la convivencia, la tolerancia y el respeto por las diferencias que serán lo único que garantice la construcción participativa de la paz que tanto anhela el país”.

Servicios públicos

La cobertura de los servicios públicos en Colombia es buena para las áreas urbanas, según la Gran encuesta integrada de hogares (Geih)-Dane, pero en las zonas rurales está la gran deficiencia.

En acueducto, la infraestructura llega a 97,3% en territorio urbano, mientras que en el rural es 74,2%. El balance general es 92,01%. Para alcantarillado las cifras no son muy alejadas: en territorio urbano es de 91,8% y del rural es un 72,7%, para un total de 87,4%.

En cuanto al gas natural, el Ministerio de Vivienda señaló que la cobertura a nivel nacional es 83%, mientras que en energía eléctrica es 97%, según el Ministerio de Minas y Energía.

Germán Arce, jefe de la cartera, argumenta que en 1995 existía un 77% de cobertura y en los últimos cinco años aumentaron el número de familias beneficiadas a 11,6 millones. Pese a eso, Arce admite las dificultades en zonas rurales, el Vichada, Putumayo, Vaupés, Guaviare, La Guajira y Chocó.

“Estas han sido zonas impactadas directamente por el conflicto armado, por lo que tienen una probabilidad alta de ser priorizados. Muchas familias que viven en los lugares más alejados y donde no hemos podido llegar por culpa de la guerra, tendrán energía eléctrica y gas por primera vez”, prometió.

La cobertura también compromete que el servicio de energía tendrá que alcanzar la normalización, especialmente en la Región Caribe, que tiene 33 municipios con proyectos Prone y Faer a cargo de Electricaribe por $66.252 millones.

Trabajo

El índice de desempleo, según el Dane, llegó al 9,2% en julio pasado, mientras que la tasa de ocupación actual es del 57,3%.

Pese a que el Gobierno ha destacado la reducción en el desempleo a un dígito en los últimos años, la tasa de informalidad es de 48,8% (porcentaje de las 23 ciudades más importantes y sus áreas metropolitanas), lo que supone un reto en materia formalización, reducción del llamado “rebusque”.

En las ciudades del Caribe, que mensualmente destacan como las de menor desempleo, esta problemática es más pronunciada porque también tienen las tasas más altas de informalidad. Y el problema se repite en el campo.

Clara López, ministra de Trabajo, afirmó que están diseñando una reforma que permita desarrollar actividades formales en la zona rural y de formación para el trabajo.

Uno de los temas que más inquieta en el posconflicto, la inclusión al mercado laboral versus la disposición de las empresas en contratar a desmovilizados, López asegura que “las personas que se reincorporan al sistema social, económico y político del país van a tener los mismos derechos”. “En la primera etapa de posconflicto tenemos planeado trabajos temporales en la zona rural, en construcción de acueductos, vías, todo esto en dar una respuesta rápida”.

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Salud

Con más de 47 millones de colombianos afiliados a las EPS, todavía hay unos 1,8 millones por fuera del sistema que, en su mayoría, son de las zonas rurales. Además de cubrir esa población, otro desafío del sistema en un posconflicto es que la relación de pagos por los servicios entre aseguradores (EPS) y prestadores (clínicas, hospitales públicos, privados, centros de salud) se estabilice para garantía financiera de las entidades.

Deuda Externa

La sostenibilidad de los gastos de Colombia se torna preocupante, pese a los esfuerzo que ha hecho el Gobierno por reducir su deuda externa. El BanRepública informó que a abril, el saldo de la deuda externa era de US$114.699 millones, 7,2% más que en el mismo mes de 2015.

Las calificadoras de riesgo ya han manifestado sus inquietudes frente al endeudamiento, al señalar que es particularmente alto si se compara con el de naciones que tienen el mismo perfil de crédito.

Para cubrir esta deuda, así como la ausencia de ingresos que ha causado la caída del precio internacional del petróleo, el país tendrá que buscar nuevas fuentes de recaudo. A eso se suman los recursos que se deberán gestionar para pagar el posconflicto.

La situación es inquietante, pues la caída de los ingresos que generaba el petróleo se fueron al suelo, mientras que la utilidad neta de Ecopetrol, petrolera de mayoría estatal, disminuyó un 47,8% en el segundo trimestre 2016, frente al mismo periodo del año 2015.

Esto ha llevado a plantear una nueva economía, como la define el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, que esté basada en la diversificación. Otros críticos señalan que la próxima reforma tributaria estructural, en la que se aumentarían IVA e impuestos a la clase media, apunta a que con las metas en materia fiscal a mediano plazo atraer más inversión.

“Es cierto que la economía del país ha crecido, pero no en el orden correcto. Se está importando más de lo que se está exportando”, analizó Joseph Daccarett, economista y empresario, quien agrega que si el país reduce su deuda, podría destinar esos recursos a inversiones sociales. Esa y otras propuestas están sobre el tintero en el preámbulo de la firma del Acuerdo de paz con las Farc, un paso esperado por colombianos, tanto por las oportunidades que traerá como por los retos que enfrentará el país.

Fuente: http://www.elheraldo.co/economia/radiog ... cto-287440
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