Los cinco grandes hechos de 2016

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Los cinco grandes hechos de 2016

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Juan Manuel Santos y Rodrigo Londoño, ‘Timochenko’, firman el acuerdo de paz en el Teatro Colón de Bogotá, el pasado 24 de noviembre.


Por Óscar Montes

El año que acaba se destacó por ser el de la firma de la paz; sin embargo otros hechos, como la muerte de Fidel Castro y la victoria de Trump en EEUU, dejaron su huella.

El año que termina fue el de la paz del gobierno de Juan Manuel Santos con las Farc. Ese hecho histórico significó para Santos la obtención del Premio Nobel, y para el país, la terminación de cinco décadas de confrontación armada entre ese grupo guerrillero y el Estado colombiano.

El 2016 fue el año del fin del conflicto con las Farc –que no es poco– pero ello tampoco significa la terminación de la guerra en Colombia, entre otras cosas porque el ELN sigue alzado en armas y las bandas criminales (bacrim) actúan en casi todos los departamentos, sostenidas por el narcotráfico y la minería ilegal, entre otras actividades criminales.

Resulta curioso que mientras el mundo reconoce los “esfuerzos” de Santos por alcanzar la paz con las Farc y lo llena de homenajes y condecoraciones, en Colombia su figura como mandatario muestra los peores índices de popularidad en la historia reciente del país, con un desprestigio superior al de Ernesto Samper, quien debió soportar el escándalo del proceso 8.000, desatado por el ingreso de millones de dólares a su campaña presidencial en 1994, provenientes del cartel de Cali.

La desaprobación del Nobel de Paz al presidente de los colombianos es mucho mayor –inclusive– a la de Andrés Pastrana en plena negociación con las Farc en el Caguán.

El desprestigio de Santos y de las Farc –sin duda– atentaron contra el éxito del Plebiscito de la Paz, consulta popular que serviría para refrendar el Acuerdo Final de La Habana. A la postre el ‘Sí’ oficialista fue derrotado por el ‘No’ de la oposición, lo que significó el mayor revés político de los diálogos del Gobierno con las Farc. El inesperado rechazo popular del Acuerdo Final obligó al Gobierno a valerse del Congreso para obtener por la vía de la maquinaria gubernamental lo que la mayoría de los votantes negó en las urnas.

Los fallos de la Corte Constitucional y del Consejo de Estado sirvieron para blindar, tanto la exequibilidad del Plebiscito y los mecanismos para el trámite de las leyes que se deriven de los acuerdos, como para pretender deslegitimar el triunfo del ‘No’, con el argumento de haber sido obtenido mediante la manipulación de los votantes, utilizando mensajes falaces.

En materia de paz con las Farc, el 2017 será el de la implementación de los acuerdos de La Habana, tarea que no será nada fácil, puesto que se trata de un año preelectoral, donde las distintas fuerzas políticas buscarán –cada una desde distintas orillas– sacarle provecho a los acuerdos entre el Gobierno y el grupo guerrillero.

En realidad, la Presidencia de la República de 2018 empezará a definirse este año que comienza en unas pocas horas. Es decir, la suerte de los acuerdos de La Habana dependerá del triunfo o la derrota de los amigos y contradictores de la negociación de Santos con las Farc.

Y ello significa que las Farc –ya no como grupo guerrillero, sino como movimiento político– tendrán un papel protagónico en la escogencia del nuevo Presidente de Colombia, como ocurrió en tiempos de Belisario Betancur, Virgilio Barco, Ernesto Samper, Andrés Pastrana y Álvaro Uribe Vélez.

El otro hecho del año que termina que tendrá consecuencias en 2017 es la Reforma Tributaria, cuyos efectos serán no solo económicos, sino –sobre todo– políticos, pues es evidente que alguien tendrá que pagar las consecuencias de haber aprobado el incremento del IVA del 16 al 19 por ciento, lo que se traducirá en el alza desmedida de los precios de buena parte de los productos de la canasta familiar, lo que producirá una severa contracción de la demanda. El mazazo de la Reforma a la clase media y a los asalariados del país tendrá consecuencias electorales en 2018.

En materia internacional el año que termina cerró con dos hechos políticos que tendrán incidencia en el año que comienza: la muerte de Fidel Castro y el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos. Castro marcó un hito en la historia mundial al encabezar el triunfo de la Revolución cubana, que terminó influyendo en la creación, consolidación y –¡oh paradoja!– desaparición de grupos guerrilleros en Colombia.

Castro fue fundamental para la guerra en Colombia, pero también para la paz con las Farc y seguramente con el ELN. La historia, en cuya absolución confió, terminará pasándole la cuenta de cobro de haber derrocado a un dictador para terminar convertido él en uno de ellos. Trump –por su parte– derrotó al Establishment estadounidense y llegó a la Casa Blanca con el discurso más radical y populista de cualquier candidato en los últimos años.

Es posible que a estas alturas del triunfo, alguno de sus asesores le haya dicho a Trump la importancia de Colombia para la paz de la región, aunque es bastante probable que su discurso se mantenga en la misma línea de lucha frontal contra todo aquello que se pueda relacionar con organizaciones narcotraficantes o grupos terroristas. Y para el ala más radical de los republicanos –que le prende velas a Trump, todos los días– las Farc siguen siendo una organización narcotraficante y terroristas hasta que no demuestren lo contrario.

El país ocupó un deshonroso lugar en la lista de los más corruptos de América Latina, donde la corrupción es pan de cada día. Los recursos públicos de la salud y la educación –que deben ser sagrados– fueron saqueados por organizaciones criminales con la anuencia de políticos y funcionarios públicos. El reto para 2017 es que los organismos de control, así como la Fiscalía General, pisen el acelerador a fondo y muestren resultados contundentes en este frente, pues se calcula que la corrupción le cuesta al país 4 puntos del Producto Interno Bruto (PIB), unos 20 billones de pesos.

Las noticias positivas corrieron –como la mayoría de las veces– por cuenta de los deportistas, quienes obtuvieron medallas de oro, plata y bronce en los Juegos Olímpicos de Londres, así como el triunfo de Nairo Quintana en la vuelta a España.

En el plano local y departamental, tanto el alcalde de Barranquilla, Alejandro Char, como el gobernador del Atlántico, Eduardo Verano de la Rosa, ocupan los primeros lugares dentro del escalafón de los mejores del país. Otros alcaldes y gobernadores de la Región Caribe, como el de Montería, Marcos Daniel Pineda, y el de Bolívar, Dumek Turbay, también figuran en los primeros lugares de las encuestas. ¿Cuáles fueron los grandes hechos de 2016?

El año en que acabó la guerra con las Farc

La paz con las Farc pasó por cuatro estaciones: la negociación en La Habana, la firma del Acuerdo Final en Cartagena y luego en el Teatro Colón de Bogotá, el Plebiscito y el Nobel de Paz a Santos. La primera culminó después de cinco años de discutir y aprobar una agenda común que les permitió al Gobierno y a las Farc encontrar puntos afines en asuntos como reforma agraria, lucha contra el narcotráfico, elegibilidad de los jefes guerrilleros, aplicación de un modelo de justicia transicional y desmovilización y reincorporación a la vida civil y fin del conflicto, entre otros. Después de que el Acuerdo Final con las Farc se firmara en Cartagena con el derroche y la pompa de las grandes celebraciones, la derrota del ‘Sí’ obligó a que se re-firmara en el Teatro Colón de Bogotá, luego de que tanto el Gobierno como las Farc “ajustaran” el texto con las observaciones que hicieron los voceros del ‘No’. A la postre estos últimos de declararon inconformes con el texto final y denunciaron la manipulación del Gobierno. Y por último, la fresa del pastel corrió por cuenta del Nobel de Paz a Santos, quien recibió a título personal el reconocimiento a su “esfuerzo” por lograr la paz de Colombia. Y aunque el trecho recorrido es grande, no hay dudas de que la paz aún sigue siendo una tarea pendiente, incluso con las propias Farc, pues ahora la pregunta que surge es: ¿Qué pasará con los frentes disidentes de ese grupo guerrillero?

La Tributaria, castigo implacable a la clase media

El hecho de que ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, se declare satisfecho con la Reforma Tributaria quiere decir que las cosas para los contribuyentes salieron mal. La satisfacción de Cárdenas contrasta con la amargura de la inmensa mayoría de los colombianos que terminaron pagando los platos rotos del desplome de los precios del petróleo y del hueco negro por donde se fugan miles de millones de pesos por corrupción y evasión. La Tributaria aprobada por un Congreso servil, ‘enmermelado’ y sumiso –con contadas excepciones, como el sector del Polo Democrático que representa el senador Jorge Enrique Robledo, así como del Centro Democrático de Álvaro Uribe– saqueará los bolsillos de los asalariados y de quienes hacen parte de la clase media, quienes deberán pagar el IVA del 19 por ciento. La oposición del Polo y del Centro Democrático, así como algunos voceros gremiales, hizo que la tragedia no fuera mayor. Todos los demás representantes y voceros de los partidos de la Unidad Nacional –con contadas excepciones– aprobaron sin chistar y a pupitrazos la Tributaria. El costo político del entreguismo oficialista muy seguramente lo pagarán en las elecciones de 2018. Amigo lector, haga un ejercicio: averigüe si entre los congresistas que votaron favorablemente la Tributaria se encuentra aquel o aquella por quien usted votó, si hace parte de la lista de quienes lo hicieron, táchelo de una buena vez y no vuelva a votar por él o por ella.

Adiós Fidel, bienvenido Trump

Muerto Fidel Castro, la pregunta que surge es: ¿Qué pasará con el castrismo en Cuba y en América Latina? En Cuba poco y nada, puesto que tan castrista era Fidel, como castrista es Raúl. Y tan castristas son los miles de jóvenes cubanos que no ven la necesidad de cambiar un modelo económico y político que redujo el analfabetismo a cero y llevó a educación y salud gratuita a todos los habitantes de la isla. Pero está visto que ello no es suficiente si se logra violando los Derechos Humanos de los opositores y se coarta la libertad de expresión. El modelo castrista fracasó, pero habrá castrismo en Cuba por mucho tiempo. Punto. No ocurrirá lo mismo con el casticismo por fuera de la isla. Venezuela –país que lo adoptó en tiempos de Hugo Chávez– vive su peor crisis política y económica, después de “haber fracasado con rotundo éxito” tratando de copiar la plana escrita por Fidel Castro. Mientras Fidel se va, llega el republicano Donald Trump a la Casa Blanca y hoy nadie sabe –empezando por el propio Trump– cómo carajos le irá a Estados Unidos en manos de semejante espécimen político. Todos aquellos que no lo tomaron en serio ahora buscan en sus discursos una frase coherente que les permita dormir tranquilos. Y si los propios estadounidenses no saben cómo les irá con Trump, mucho menos nosotros a quien Trump nos “acusa” de ser mexicanos.

Un barril sin fondo llamado corrupción

Primero las cifras: la corrupción le cuesta a Colombia unos 20 billones de pesos y la Reforma Tributaria le significaría ingresos cercanos a los 8 billones. La ecuación es simple: si no hubiera corrupción, no se necesitarían reformas tributarias. O mejor: sin corrupción, nos ahorraríamos más de dos reformas tributarias como la que acaba de aprobar el Congreso. La corrupción es el verdadero cáncer nacional. Un cáncer que lo tratan con Acetaminofen, pues –según especialistas– el 80 por ciento de los casos de corrupción quedan impunes. O algo peor: los corruptos ni siquiera reciben la sanción social, que es lo mínimo que deben recibir.

Colombia, en el pódium olímpico

En Londres 2016, Colombia alcanzó su mejor participación en unos Juegos Olímpicos en toda su historia, con la obtención de ocho medallas: tres de oro, dos de plata y tres de bronce. La ciclista Mariana Pajón, la atleta Catherine Ibargüen y el pesista Óscar Figueroa se colgaron sobre su pecho las medallas de oro y sus nombres quedaron registrados en la historia de los Juegos Olímpicos. En boxeo también tuvimos una actuación destacada, con medallas de plata y bronce, así como en ciclismo. La actuación colombiana en Londres se convirtió en la mejor noticia del país en medio de una serie de hechos luctuosos y trágicos, como la muerte de decenas de niños wayuu en La Guajira.

Fuente: http://www.elheraldo.co/politica/ley-de ... 016-314367
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Le risque est d'y vouloir rester ! Je le sais, parce que j'y suis resté !
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