Las nuevas narrativas

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Darloup
 
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Las nuevas narrativas

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Por Alonso Sánchez Baute

Por qué es tan difícil imaginar un país distinto? O mejor, ¿por qué nos cuesta tanto acariciar finalmente lo que siempre soñamos? La terminación del conflicto con las Farc está ligado a lo que somos, tanto en lo personal como en lo colectivo. ¿Qué tanto nos identificamos como nación? ¿Qué nos une y qué no? Lo cierto es que somos diferencia y, por tanto, es absolutamente imposible vivir sin conflictos. La imperfección y la codicia bombardean continuamente el existir imposibilitando la paz. Por doloroso que suene, es necesario que así suceda. Por fortuna, la democracia es el trámite de la diferencia. El ejemplo más claro y contundente es Sudáfrica, un país que fue capaz de imaginar un futuro distinto al que padeció durante siglos. ¿Qué hizo posible que una nación tan dividida pusiera fin a su pasado de violencia?

Luego del apartheid, los sudafricanos recuperaron imaginarios y convirtieron en referente la idea “Yo soy porque tú eres”, una narrativa absolutamente fundamental que se convirtió en el eje que permitió reimaginarse las relaciones sociales y llevó a la idea de que Sudáfrica podía convertirse en una nación arcoíris, esto es, una nación construida a partir de las diferencias. La diversidad es hoy su gran fortaleza y es parte esencial de la identidad nacional. Aquí en cambio lo diverso (ideológica, religiosa, racial o sexualmente) se agrupa entre sí para atacar en masa y nos matamos entre unos y otros en lugar de colaborarnos para salir juntos adelante. Nos cuesta demasiado reconocer al que tenemos al lado. Colombia es un archipiélago de miles de islas donde habitan mundos paralelos, cada pueblo con su propia historia, identidad y narrativa. La guerra, que para muchos fue algo que se libró en el monte, terminó afectándonos en la propia casa, haciéndonos más desconfiados, más severos y más infinitamente frágiles. Esta semana estuve en un evento organizado por la Oficina del Alto Comisionado para la Paz llamado “Un, dos, tres... ¡Contemos una nueva historia!”, al que asistieron líderes sociales de los 32 departamentos del país que buscan construir las nuevas narrativas del conflicto en tiempos de paz. Oí historias terribles sobre hornos crematorios, violaciones (en ambos sexos), decapitaciones. Y ahí estaban ellos, más de cien personas que representan a otras miles que creen (están convencidas) que el país puede tener un futuro más allá del discurso del odio, la mezquindad y la exclusión con que buscan engañarnos los poderosos para ser ellos los únicos que ostenten lo que es de todo el resto. ¿Por qué el país urbano se niega a conocer el horror y la tragedia que se vivió en el campo y la manera como toda esta gente le hizo frente con una impresionante capacidad de resiliencia? ¿Por qué tanto afán por aferrarnos a lo que hay que dejar atrás si queremos avanzar como nación? ¿Por qué nos negamos una nueva oportunidad sobre la tierra como las estirpes condenadas a mil años de soledad?

Fuente: https://www.elheraldo.co/columnas-de-op ... vas-387673
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