Lo mejor de diciembre

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Darloup
 
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Lo mejor de diciembre

Message : # 8563Message Darloup »

Por Manuel Moreno Slagter

En este mes los buenos propósitos abundan. Desde todos los flancos posibles nos llegan mensajes que invitan a la solidaridad, al perdón, a la misericordia, a la compasión y a un sinfín de nobles intenciones, apoyadas en la tradición cristiana, que dan sentido a la época de Navidad en buena parte del hemisferio occidental. Aunque creo que muchas personas no celebran con verdadera relevancia el aniversario del nacimiento de Jesús de Nazaret, dada la trivialización que los años han impuesto sobre este hecho tan definitivo, hay una sensación general de reencuentro y unión, fundamentalmente centrada en la familia y amigos más estimados que despierta una suerte de euforia generalizada. Como le escuché hace poco a una persona muy cercana, diciembre saca lo mejor de nosotros.

Todo eso es por supuesto positivo y no dudo que suceda con mucha frecuencia en los círculos íntimos de cada quien. Sin embargo, una revisión a lo que hacemos en nuestra cotidianidad, inclusive en este festivo periodo, no parece ser coherente con lo que profesamos de labios para afuera. En las calles el mensaje navideño no encuentra mayor réplica.

Hace un par de días en una transitada avenida de nuestra ciudad, un conductor de un bus decorado en concordancia con esta temporada decidió detener su vehículo para pedirle un tinto a un vendedor ambulante. Poco le importó la fila de carros que generó, la incomodidad y el peligro que impuso a los conductores que tenían que esquivarlo. El tipo además respondía con insultos ante los, también ofensivos, reclamos. Minutos después pude ver a un sujeto conducir un pequeño tramo en contravía, su carro ataviado con cuernos de reno y nariz de payaso, quizá pensó que tales accesorios le daban licencia para el disparate; en la calzada contraria un taxi paquidérmico buscaba pasajeros.

Creo que, por entenderlas menores, hemos aceptado ese tipo de agresiones como parte de nuestro paisaje natural. Quizá es por eso que no nos damos cuenta del daño que nos hacen y de cuánto nos alteran la vida. Esto me parece desconcertante, porque en realidad resulta muy fácil adoptar comportamientos más consecuentes con el respeto y la convivencia tranquila. No me refiero a los agravios más oprobiosos, asesinatos y robos, en esos también somos grandes campeones y tienen causas mucho más complejas que no se van a solventar con la mera voluntad, me refiero a algo más sencillo.

Siempre he valorado la importancia de los pequeños detalles. Ceder el paso, abrir la puerta, dar prioridad a los mayores, bajar la voz o el volumen, no fastidiar, pensar en los demás. No comprendo por qué ese principio tan elemental nos elude tanto, siempre, sea cual sea el mes o la ocasión. Si nos reunimos a conmemorar su natalicio de formas tan extravagantes, deberíamos ser capaces de imitar a quien hace dos mil años nos pidió precisamente lo que más nos falta: consideración.

Fuente: https://www.elheraldo.co/columnas-de-op ... bre-438776
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