La tragedia de la etnia (y especialmente de los niños) wayuu en la Guajira

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La tragedia de la etnia (y especialmente de los niños) wayuu en la Guajira

Message : # 6596Message Darloup »

Ni un niño muerto más.

Este año van 26 menores de la etnia wayuu fallecidos por desnutrición en La Guajira. La cifra es una preocupante señal que mueve a reflexionar sobre la efectividad de las acciones emprendidas para intervenir el problema.

Ni un solo niño debería morir por hambre, ni en Colombia ni en ninguna parte del mundo. Por eso, cada nuevo caso que se registra en La Guajira es igual de alarmante, y vuelve a representar un llamado a la actuación de las autoridades responsables de prevenir este tipo de situaciones, tanto en el plano local como nacional.

Con el de esta semana ya son 23 los niños de la etnia wayuu que han fallecido este año por desnutrición en el departamento. Las cifras son importantes en este caso porque refrendan que es un problema reiterativo, sistemático, que hasta ahora no ha dado señales de que haya existido una intervención eficiente y seria para solucionarlo. La discusión de si son 300 o 5.000 los menores que han muerto por esta causa en los últimos años pierde sentido al constatarse, periódicamente, que las deficiencias en seguridad alimentaria no han dejado de cobrar víctimas. Sea cual sea el número preciso, lo más grave de todo es que sigue creciendo.

Cabe, sin duda, el tomar en cuenta en la evaluación de los esfuerzos gubernamentales la existencia de unas particularidades culturales que puedan estar operando como obstáculos, o agravantes del problema. Cabe revisar, también, hasta qué punto el no saber interpretar estas particularidades ha incidido en que las iniciativas y planes que se han puesto en marcha no hayan tenido mayor éxito.

Hay evidencias de que el trato que históricamente le ha dado el Estado a los indígenas, no solo al pueblo wayuu, ha sido desde una postura distante y marcada por negligencias, cuando no ha sido abandono total. Solo así se explica que durante años cientos de wayuu tuvieran que llevar en sus cédulas nombres ofensivos y ridículos que les impusieron funcionarios de la Registraduría. La demora en empezar a corregir esta infamia puede leerse como una preocupante señal. Porque si bien la restitución de los nombres es un paso en la dirección correcta para reivindicar el respeto por los wayuu, es apenas el comienzo de un desagravio que debe extenderse a muchas otras áreas, y centrar como prioridad el erradicar la desnutrición.

La reflexión también debe ahondar, sin embargo, sobre cómo el manejo administrativo de los últimos años pudo haber potenciado el impacto de este drama humanitario.

Recientemente cuatro personas fueron capturadas por un presunto desfalco de $2.000 millones al programa de atención a la primera infancia en La Guajira. Otras 11 fueron detenidas por una posible estratagema política con los recursos para combatir la mortalidad infantil.

Lo cierto es que son muchos los motivos para la ola de indignación ciudadana que despertó el último caso, porque son muchos los motivos para que ningún niño vuelva a morir por hambre en La Guajira. La gente de este departamento merece un mejor porvenir, y un acompañamiento más efectivo.

Por más que sus problemas amenacen con volverse una noticia repetitiva, no hay que acostumbrarse a ellos, ni cesar en la protesta y el reclamo de un mejor uso de recursos.

Ya es hora de que la indignación se traduzca en acciones concretas. La primera responsabilidad es del Gobierno y los dirigentes políticos que asumirán ahora las riendas del departamento, pero también se espera la solidaridad de los sectores productivos y la sociedad civil. Es imperativo aclarar y definir mejor lo que se está haciendo para evitar que más niños mueran de hambre en La Guajira, uno de los departamentos que, con sus recursos naturales, más ha aportado a ese buen momento económico que durante tanto tiempo ha sido motivo de orgullo internacional para los representantes del gobierno central.

Fuente: http://www.elheraldo.co/editorial/ni-un ... mas-231996
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La miseria en la que viven los niños wayuu que mueren de hambre

Message : # 6602Message Darloup »

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Jhoander Uriana, la más reciente víctima, fue sepultado en Taloulumana.


Por Sandra Guerrero Barriga

En Katalamana y Taloulumana, Alta Guajira no hay agua, ni un puesto médico cercano. Se palpa el abandono del Estado.

Evelina Epieyú Pushaina no levanta la cabeza desde que su hija de quince meses de nacida murió por desnutrición crónica, agravada por un cuadro diarréico agudo.

Allí en la ranchería Kalatamana, zona rural del municipio de Manaure, se vive en la pobreza, sin agua potable, sin saneamiento básico, en medio del abandono del Estado.

“Después de que murió la niña trajeron agua en carrotanques y unos señores de Bogotá, que llegaron aquí, nos dijeron que iban a traer comida”, dice la madre en medio del dolor que siente porque “es que nadie quiere ver morir a un hijo”.

La muerte de su hija Deyanira ocurrió el mismo día en que se presentó la de otra menor, en la ranchería Kachuana de esa población guajira, denuncia Javier Rojas, representante legal de la Asociación de Autoridades Tradicionales Indígenas Wayuu Shipia Wayuu, quien ha solicitado medidas cautelares ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos con el fin de “exigir el derecho al acceso al agua para los indígenas wayuu”. Lea además: “Gastan $100.000 millones para niños, pero siguen muriendo de hambre”.

Denuncias y amenazas

Rojas dice que por desnutrición crónica no solo han muerto estos tres niños, sino “muchos más”.

“Es por la falta de agua y de alimentos, y porque no toman las medidas cautelares. El Bienestar quiere silenciar a esas familias regalándoles mercados”, afirma el líder indígena, quien se encuentra fuera de La Guajira por las amenazas que ha recibido, debido a las continuas denuncias que ha formulado por estos casos.

La situación de la familia de Deyanira es crítica porque la plata no alcanza para criar a sus hijos, de entre los 2 y 6 años. Además, Evelina Epieyú está en su quinto mes de embarazo.

Cuenta que su esposo, Reynaldo Ángel González, se gana la vida en una charca de sal. “Hay días que no consigue ni para comer. Los niños muchas veces toman chicha de maíz todo el día”, cuenta apesadumbrada.

Población en riesgo

De los 26 menores que han muerto este año, 14 casos han sido por desnutrición, dice el secretario de Salud de La Guajira, Gonzalo Araújo. Dirigentes locales afirman que es necesario adoptar “medidas urgentes” teniendo en cuenta que de los 957.797 habitantes que tiene este departamento, 346.980 son menores de 14 años.

La microfocalización que realiza el Bienestar Familiar, cuyo resultado final se entregará en diciembre, reveló que en 694 rancherías de Uribia, Manaure y Maicao habitan 84.000 personas, de los cuales el 3,2% son niños de entre 0 y 5 años, que padecen desnutrición aguda, es decir tres veces por encima del promedio nacional.

Esa misma evaluación arrojó que el 75% de los niños presenta retraso y riesgo de talla baja, con relación a la edad, y que el 65% de los menores de dos años no ha recibido otros alimentos distintos al de la leche materna.

Otro factor preocupante es que el 24.7% de las mujeres gestantes presenta bajo peso, y el 50% tiene problemas de desnutrición.

Crisis humanitaria

En la ranchería donde vivía Deyanira, ubicada a una media hora en vehículo desde el casco urbano de Manaure y a dos horas y media de Riohacha, deben caminar 20 minutos para buscar agua al pozo más cercano o hay que comprarla a 500 pesos la pimpina, como ocurre más al norte.

La Defensoría del Pueblo en su informe “Crisis humanitaria de La Guajira” dio a conocer que a finales de 2014 en Uribia, Maicao, Manaure y La Jagua del Pilar, donde se ha registrado un alto porcentaje de muertes por desnutrición, tenían los índices más altos de Necesidades Básicas Insatisfechas.

Las poblaciones de Uribia y Manaure manejaron indicadores de hacinamiento y falta de vivienda por encima del 50%.

Opinión de médicos

Uno de los pediatras que más conoce esta crisis en La Guajira, Abudi Dasuki, estima que en Maicao dos de cada diez niños que atiende tienen algún grado de desnutrición. Dice que en esta emergencia confluyen la corrupción administrativa, la falta de acceso de la población indígena a los sistemas de salud, la escasez de agua, la falta de manejo del niño desnutrido e, incluso, la irresponsabilidad de los padres. “Una vez me sorprendí porque mientras atendía a un niño desnutrido, la mamá respondió una llamada con un celular de alta gama. En otras, el padre está borracho esperando afuera.

El cirujano Víctor Frías afirma que desde 1991, cuando se registró una epidemia de cólera en La Guajira, empezó a evidenciarse el grave problema de desnutrición en los niños.

El caso de Jhoander

El pasado 30 de diciembre, una semana después de la muerte de Deyanira, en la comunidad de Taloulumana, en la zona de Bahía Honda de la Alta Guajira, murió Jhoander Uriana, de nueve años, quien además de desnutrición tenía parálisis cerebral.

Según el líder Rojas, el menor había sido atendido en Uribia, pero fue dado de alta a pesar de que las autoridades de salud se comprometieron a brindarle toda la atención.

En Taloulumana, Alta Guajira, el panorama para Jhonander era muy similar al de la pequeña Deyanira: vivía en la más absoluta pobreza y con las mismas necesidades de agua, alcantarillado, la ausencia de un centro de salud cercano y la falta de apoyo para sobrevivir con un cultivo para el autoconsumo.

La familia vive en una casa de bahareque con piso de tierra, rodeado de terreno desértico y de los seis chivos que cría su mamá Lilia Uriana para poder subsistir con la única hija de 11 años que ahora le sobrevive.

El secretario de Salud, Gonzalo Araújo, afirmó que Jhonander sufría de parálisis espástica, lo cual no le permitía ingerir alimentos sólidos y eso le provocaba infecciones respiratorias.

La directora nacional del Frente Parlamentario Contra el Hambre, la senadora Sofía Gaviria, responsabilizó al ICBF de este nuevo caso: “Es totalmente intolerable que este niño haya muerto después de que, desde hace meses, estábamos advirtiendo la gravedad de su situación y de que el instituto se había comprometido a prestarle la atención debida”, aseguró.

Muchos recursos, pocos resultados

En La Guajira, pese a que la Gobernación, el Bienestar Familiar, el Departamento para la Prosperidad Social y las agencias de cooperación internacional, entre otras entidades, invierten anualmente $100 mil millones en programas alimentarios, los índices de desnutrición infantil no disminuyen. La administración anterior destinó $102 mil millones en el programa Guajira sin Hambre, a lo que se suman los $32 mil millones para resguardos indígenas con los mismos objetivos. En Manaure destinaron$13 mil millones en asistencia médica integral y recuperación nutricional para 2.000 familias, por $8 mil millones; otro es la recuperación nutricional a menores de 5 años con desnutrición, así como mujeres lactantes que cuesta $978 millones. Otro es el fortalecimiento económico de las comunidades a través de estrategias de seguridad alimentaria y nutricional, por $4.213 millones.

Respetar a los wayuu

Para la Defensoría del Pueblo la ineficacia del Estado en esta crisis obedece, en gran medida, al escaso conocimiento de la realidad en las comunidades indígenas. “En particular el Gobierno, tanto nacional como departamental, rara vez ha valorado el enfoque diferencial bajo el que debe abordarse la asistencia al pueblo wayuu”, asegura.

El pediatra Spencer Rivadeneira, quien ha atendido a numerosos niños con desnutrición en el Hospital Nuestra Señora de los Remedios, hace énfasis en que “es necesario dar un giro” en lo que tiene que ver con el enfoque diferencial. “Cuando un wayuu llega a la consulta no lo entendemos, no conocemos sus costumbres, no manejamos su lenguaje y eso hay que cambiarlo”, opina.

Considera que es necesario establecer una relación más efectiva entre médicos y pacientes porque los especialistas no hablan wayuunaiki. “Por eso los wayuu muchas veces no quieren ir a los hospitales”, enfatiza.

En los pasillos de los centros asistenciales la opinión de médicos y enfermeras es que el problema del hambre también está relacionado con las costumbres indígenas. “Muchas veces son los mismos wayuu los que dejan morir a sus niños porque no aceptan la atención en los hospitales y porque en las rancherías quien come primero es el hombre y después los niños”, explica una nutricionista a la que le ha tocado visitar las zonas afectadas.

El antropólogo Weildler Guerra Curvelo explica que para los wayuu “la intervención del cuerpo es algo más delicado porque los indígenas lo valoran de una manera distinta a los arijunas (no wayuu)”, indica.

Algo que ratifica el médico Luis Carlos Gutiérrez, de la Clínica Wayuu de Maicao, quien afirma que “el wayuu es temeroso, no se deja tocar el cuerpo y si la persona que los atiende no habla el wayuunaiki no pueden explicarle bien la patología, por eso es que aquí ellos se sienten en confianza”.

Atención demorada

Evelina cuenta que su hija “nació bien de salud” y que “comía todo” lo que le cocinaba. Sin embargo, en agosto comenzó a enfermarse, le dio diarrea y bajó de peso.

“La llevamos al hospital (Armando Pabón de Manaure) y como no tenía registro, no la atendieron. El médico dijo que se registrara primero”, explica una de sus hermanas, quien servía como intérprete.

Después de que hicieron el registro la incluyeron en un programa de nutrición del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF. “Aquí traían leche y galletas, pero eso le cayó mal a la niña”, cuenta la tía de la menor.

Hace dos semanas regresaron al hospital con Deyanira porque no mejoraba y, lo es que es peor, la pequeña tenía diarrea, por lo que fue trasladada a Maicao, donde los médicos no pudieron hacer nada para salvarla.

Corrupción y capturas

A comienzos de noviembre la Fiscalía General descubrió un desfalco en el ICBF de La Guajira por $2.217 millones por lo que capturó a cuatro personas a las que les dictaron medida de aseguramiento con detención carcelaria. Según el ente acusador, el desfalco se llevó a cabo en el programa de atención de la primera infancia. La Fiscalía también capturó a 11 personas en el municipio de Albania por irregularidades en convenios del Hospital San Rafael, por valor de $18.600 millones. Estos recursos estaban destinados a reducir la mortalidad infantil. La directora nacional del ICBF, Cristina Plazas, asegura que ha colaborado con las autoridades para evitar que se sigan robando los dineros destinados a los niños y hace poco anunció que puso nuevas denuncias por estos hechos.

Fuente: http://www.elheraldo.co/la-guajira/la-m ... bre-232194
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La crisis de salud en La Guajira, donde los niños mueren de hambre

Message : # 6618Message Darloup »

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Desde que empezó el paro el 28 de noviembre los trabajadores del Hospital de Riohacha permanecen a la entrada.


Por Sandra Guerrero Barriga

Tras el cierre de varios servicios en el hospital de Maicao y la protesta de empleados en el de Riohacha, el sector vive su peor momento en este departamento.

La salud de La Guajira atraviesa la peor de sus crisis de los últimos años con el cierre parcial del hospital San José de Maicao desde el pasado 28 de noviembre y el paro de médicos y empleados del hospital Nuestra Señora de los Remedios de Riohacha, que ya cumple 13 días.

En Maicao el hijo de Mirley Morón Olivero sufrió convulsiones, pero no pudo llevarlo a ese centro hospitalario porque casi todos sus servicios están cerrados. “Me tocó ir a la clínica de Asocabildos donde, afortunadamente, me atendieron bien. Me queda más lejos y por eso se perdió tiempo para que lo viera un médico, pero me lo atendieron”, cuenta la madre.

Después lo llevó a la consulta externa del hospital de Maicao, que sí está abierto aunque no sucede lo mismo con la urgencia, pese a que este es un servicio vital.

En los pasillos vacíos Katerine Ospino considera que “es una lástima que no se pueda contar con esta urgencia, ya que es bastante necesaria en este municipio”. Ella llegó a un averiguar por un procedimiento que le van deben hacer. “Hasta el momento me han atendido bien”, admite.

Muy cerca de allí, la barranquillera Claudia Soto quien habitualmente visita Riohacha y Maicao, considera que es “inadmisible” el cierre de dos de los hospitales más importantes en una región en donde este año 27 niños wayuu han muerto de hambre.

“Ojalá solucionen cuanto antes la crisis porque los que más se afectan son esos niños”, asegura.

Tanto Mirley como Katerine reconocen que esta situación se agrava por el cierre de la frontera con Venezuela por lo que no pueden ir con facilidad a buscar atención médica en Maracaibo. También hay problemas con el abastecimiento de agua, que aunque ha mejorado el líquido aún lo reparten en carrotanques y, además, como es época decembrina se incrementan los accidentes y las acciones delictivas.

SIN CONDICIONES

El gerente del hospital San José, Orlando Ruiz, tomó la decisión de cerrar de manera temporal algunos de los más esenciales servicios, como ginecoobstetricia, cirugía, hospitalización de adultos y pediátrica e incluso la urgencia.

Lo hizo a través de la Resolución 0667 en la que se informa que solo quedaron abiertos los servicios de ambulancia, odontología, medicina general, programas de promoción y prevención, laboratorio clínico e imágenes diagnósticas.

El director administrativo y financiero, Alberto Barros Pérez, explica que la decisión se tomó porque “hay dificultades” y no se cumplen las condiciones técnico científicas para brindar una atención adecuada a los pacientes.

“No podemos ser irresponsables en este sentido, ya que no tenemos médicos generales ni especialistas, quienes renunciaron por la falta de pago de sus salarios”, señala.

No hay condiciones

En la Resolución se explica que la institución no cumple a cabalidad con las condiciones del recurso humano requeridas en un servicio de salud, lo que condiciona directamente la calidad de la prestación de los servicios generando un riesgo posible en cada uno de estos.

Aleyda Muegues, representante del Sindicato de Trabajadores de la Salud en Maicao, asegura que a los empleados de planta les adeudan unos 13 meses, en promedio, y a algunos hasta 15 meses; a los especialistas y médicos generales les deben de 18 a 23 meses y no sabemos quién va a responder a las familias que quedan afectadas.

La nómina de la institución tiene un costo aproximado de $1.139 millones, con los cuales les pagan a 131 empleados administrativos y 329 asistenciales. Son 80 de planta y 376 contratados. Los especialistas se pronunciaron a través de un comunicado y dijeron que “no somos responsables de la situación financiera del hospital” , aseguran, al recordar que renunciaron de sus cargos por los salarios que les adeudan.

“Lo que pasa es que las deudas sobrepasaron todos los límites, esas pueden ser las causas”, consideran los concejales y el comité pro salvación.

Recientemente los concejales enviaron una comunicación al presidente Juan Manuel Santos y al ministro de Salud, Alejandro Gaviria, para que intervengan y se pueda buscar una solución a la problemática de la institución.

Aseguran que "la situación de la entidad de salud es consecuencia de decisiones erróneas en planeación, en contratación, falta de gestión, lo que ha derivado en un déficit fiscal que a la postre ha terminado en cierre".

Agregan que las consecuencias sociales de esta decisión violan el derecho fundamental de la salud y por ende la vida, ya que sin la atención oportuna y eficiente de la salud se pueden perder vidas humanas.

Los miembros del Comité Pro salvación del Hospital San José del que hacen parte representantes de los empleados del hospital, la sociedad civil y las agremiaciones de Maicao, afirman que la culpa es de la contratación “perversa” con las EPS, las malas decisiones administrativas tomadas durante los años 2009 y 2010, la falta de planeación al momento del traslado de la sede del hospital antiguo en agosto del año 2009, lo que conllevó a perdidas y traumatismos a la institución, la falta de gestión y compromiso del Gobierno Departamental, la ausencia de voluntad política de quienes han tenido en sus manos la autoridad y la competencia en la toma de decisiones (Gobernador y Secretario de Salud Departamental), la falta de aprobación del documento de Red Pública de servicios de salud del Departamento, el déficit Fiscal que asciende a la suma de $42 mil millones y los embargos que actualmente cursan en procesos ejecutivos y la indefensión jurídica de la entidad ante el favorecimiento de los acreedores en cualquier tipo de negociación.

Las ESP les adeudan al hospital alrededor de 20 mil millones de pesos, pero 17 mil millones de pesos no son financiables, producto de los costos de las demandas.

Para Aleyda Muegues desde hace año y medio llamarón la atención de la Gobernación, del Ministerio y la Superintendencia de Salud, pero “no han podido enfrentar la situación de manera eficiente”.

Para hablar del tema se han realizado varias reuniones, cabildos y encuentros, pero además se conformó el comité técnico pro Salvación del Hospital San José, el cual solicitó que realicen las gestiones financieras pertinentes, tomen las decisiones jurídicas necesarias y efectúen los cambios administrativos de fondo, que permitan restituir los derechos violados a la planta de personal, proveedores, la comunidad en general y a todos los actores y perjudicados con esta crisis.

En la puerta de la urgencia unos 50 empleados del hospital Nuestra Señora de los Remedios de Riohacha llevan a cabo una protesta hace 13 días: les adeudan los salarios correspondiente a seis meses de este año, a algunos les deben tres meses de 2011 y a otros tres de 2012.

Así lo explica el pediatra Spencer Rivadeneira, quien dijo que, aunque hasta el momento no han obstaculizado la atención en el centro asistencial, se mantendrán firmes hasta que les cancelen sus sueldos.

La gerente Flor García Peñaranda asegura que las EPS les deben alrededor de 30 mil millones de pesos.

Fuente: http://www.elheraldo.co/region/la-crisi ... bre-233461
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ICBF saca a 40 operadores de alimentos en La Guajira

Message : # 6623Message Darloup »

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Niños transportan agua en una ranchería wayuu, en la región de la Alta Guajira.


Por Sandra Guerrero Barriga

Cristina Plazas, directora de Bienestar Familiar, anunció cambios en Riohacha.

“El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF, no es el único responsable de evitar las muertes por desnutrición en La Guajira, por lo que los demás actores deben trabajar también para lograr este objetivo”, aseguró la directora de esa institución, Cristina Plazas.

La funcionaria estuvo reunida con los coordinadores de los centros zonales y un grupo de pediatras, con el fin de articular de mejor manera el trabajo en este sentido con el sector salud. Este año han muerto 26 niños, oficialmente, por desnutrición.

“Hago una exigencia a las EPS y a los hospitales, porque la desnutrición es una enfermedad y un niño que entre a un centro de salud debe ser atendido de manera integral, incluyendo la parte nutricional”, aseguró Plazas.

Hizo un llamado también a las entidades locales, departamentales, nacionales, a las autoridades indígenas, a las organizaciones de la sociedad civil y a los padres para que trabajen juntos con el fin de evitar que los niños de La Guajira sigan en riesgo de morir por desnutrición.

“Nosotros solos, aisladamente, no podemos llevar a cabo esta labor, por eso necesitamos que esta sea de manera conjunta y con un mismo objetivo”, insistió.

Sacan 40 operadores. Durante su visita a La Guajira la directora del ICBF Cristina Plazas, aseguró que 40 de los 78 operadores que estaban trabajando este año en este departamento no volverán a ser contratados por las irregularidades que se encontraron durante las investigaciones que se llevan a cabo conjuntamente con la Fiscalía.

“Encontramos anomalías como niños fantasmas, tamizajes de meses posteriores a la visita ya hechos y alimentación que no seguía los lineamentos establecidos y por eso no trabajarán más con nosotros”, aseguró.

Dijo que los nuevos operadores están siendo escogidos y comenzarán a trabajar a partir de la primera semana de enero. “Estos deberán cumplir con todos los estándares de calidad y, además, con el enfoque diferencial para las comunidades indígenas en esta región”, explicó.

Plazas afirmó, igualmente, que han denunciado la mala prestación del servicio por parte de las EPS ante la Superintendencia de Salud y ante la Fiscalía. “Hay varios capturados por estos hechos y seguiremos en la lucha frontal contra la corrupción”, indicó.

Además, el ICBF adelantará una campaña en contra del trabajo infantil en las rancherías wayuu, donde muchos niños tienen que pastorear y llevar agua desde lugares lejanos.

“Iniciaremos un proceso de restablecimiento de derechos si comprobamos que estos menores no están asistiendo al colegio o a ninguno de nuestros programas”, aseveró Cristina Plazas.

Fuente: http://www.elheraldo.co/region/desnutri ... cbf-233657
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CIDH concede medidas cautelares a favor de las comunidades wayuu

Message : # 6632Message Darloup »

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La Comisión pidió al Estado que tome medidas para preservar la vida e integridad de niños y jóvenes de este pueblo indígena asentado en La Guajira.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) otorgó medidas cautelares a favor de los niños, niñas y adolescentes de las comunidades de Uribia, Manaure, Riohacha y Maicao del pueblo wayuu, en La Guajira, frente a temas que los aquejan como la desnutrición infantil, la falta de agua y el acceso a un buen servicio de salud.

Por ello, la Comisión solicitó al Estado colombiano que adopte las medidas necesarias para preservar la vida e integridad personal de los menores wayuu de dichas poblaciones y socialice las medidas que se adoptarán con los beneficiarios y sus representantes.

Sobre el primer punto, la CIDH recomendó seguir tres puntos principales, dada la situación de emergencia:

1. Asegurar la disponibilidad, accesibilidad y calidad de los servicios de salud en las comunidades de Uribia, Manaure, Riohacha y Maicao, con un enfoque integral y culturalmente adecuado, con el fin de atender la desnutrición infantil y enfermedades prevenibles o evitables.

2. Tomar medidas inmediatas para que las comunidades beneficiarias puedan tener, a la brevedad posible, acceso al agua potable y salubre, de manera sostenible y suficiente para la subsistencia de los menores.

3. Tomar medidas inmediatas para que niños, niñas y adolescentes puedan tener alimentos en calidad y cantidad suficientes para satisfacer las necesidades alimentarias con pertinencia cultural, así como de establecer los mecanismos idóneos para la identificación de casos de desnutrición para una intervención inmediata.


Acorde a la resolución, el Gobierno Nacional tiene un plazo de 15 días para informar sobre la adopción de las medidas cautelares requeridas y actualizar dicha información en forma periódica, a partir de la fecha de emisión de la resolución.

Finalmente, precisó que “el otorgamiento de la medida cautelar y su adopción por el Estado no constituirán prejuzgamiento sobre violación alguna a los derechos protegidos en la Convención Americana sobre Derechos Humanos u otros instrumentos aplicables”.

Fuente: http://www.elheraldo.co/la-guajira/cidh ... yuu-234143
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SOS por la Guajira

Message : # 6652Message Darloup »

Por Amylhar D. Acoata M.

En lo que va corrido de este mes La Guajira ha recibido dos noticias que la trascienden, una buena y otra mala, muy mala. La primera de ellas, la declaratoria por parte de la Unesco del Vallenato, que es su música vernácula, como Patrimonio inmaterial de la humanidad, como una “acción para preservarlo para siempre” y la otra, infausta, el pronunciamiento de la Corte CIDH decretando unas medidas cautelares, mediante Resolución 60 del 11 de los corrientes mes y año, tendientes a “preservar la vida y la integridad” de niños y adolescentes en los municipios de Riohacha, Uribia, Manaure y Maicao, amenazados por el flagelo del hambre y la desnutrición. Se entiende su decisión, en la medida que la CIDH tiene por finalidad salvaguardar los derechos esenciales de la persona humana y en la medida que Colombia es signataria de la Convención Americana de Derechos Humanos, la misma tiene carácter vinculante y por ello mismo de obligatorio cumplimiento.

En efecto, en respuesta a la demanda interpuesta ante la CIDH por parte de Javier Rojas, representante de la Asociación de autoridades indígenas wayuu y la abogada Carolina Sáchica, la misma aduce como sustentación de dichas medidas que “tras analizar los alegatos de hecho y de derecho, la Comisión considera que la información, en principio, demuestra que los miembros de estas comunidades se encuentran en una situación de gravedad y urgencia, puesto que sus vidas e integridad personal se encontrarían amenazadas” y pone en “riesgo de salud por desnutrición y por la falta de agua” a la población infantil en la región.

En un estudio realizado por Karina Acosta Ordóñez para el Banco de la República se pudo establecer que La guajira en la región Caribe y el Vaupés tienen alrededor de una tercera parte de niños en edad escolar que sufren de desnutrición. Pero, además, se pudo verificar que cuando se excluye a la población indígena “los niveles de desnutrición se reducen en algo más del 50%”, lo cual pone de manifiesto que es este el segmento poblacional más afectado por esta lacra social.

Valga decir que son múltiples las circunstancias que han llevado a tan lamentable situación, destacándose entre ellas el abandono secular por parte del Estado, que sólo recientemente, sobre todo durante la administración Santos, se ha apercibido de ella y ha venido tomando medidas que, aunque bien intencionadas, resultan insuficientes para encarar esta tragedia humanitaria dada su magnitud. Se requiere, para dar cumplimiento a las medidas cautelares dispuestas por la CIDH, que el Gobierno tome medidas de mayor contundencia, redoble los esfuerzos y, sobre todo, que sean sostenibles en el tiempo. Es bien sabido que son muchas las entidades y organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, así como agencias de cooperación, tanto nacional como extranjeras, que han acudido en su ayuda ante el llamado clamoroso de la comunidad wayuu, pero las mismas actúan sin orden ni concierto, cada quien por su lado.

Creo que ha llegado la hora de acometer una estrategia envolvente, integradora de esfuerzos, incluyente de las comunidades y de focalización de la intervención por parte del Estado en sus distintos niveles a través de un Plan de choque, que bien lo puede delinear e instrumentar el Gobierno Nacional a través de una Directiva presidencial que expida el presidente Santos. Además, se debe implementar en los municipios aludidos el nuevo Modelo de atención en salud establecido por el Gobierno Nacional aplicable a zonas aisladas y dispersas, como estos y dar curso al Documento CONPES para la erradicación de la pobreza en La Guajira, el cual después de haber sido concertado se quedó en el borrador y hoy más que nunca resulta pertinente.

Fuente: http://www.elheraldo.co/columnas-de-opi ... ira-235678
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Hay 8.560 niños indígenas en riesgo de desnutrición

Message : # 6686Message Darloup »

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Tres niños indígenas wayuu caminan hacia su ranchería tras ser evaluados por el programa Tepichikana de la Gobernación de La Guajira.


Por Sandra Guerrero Barriga

Por primera vez desde la crisis humanitaria de 2014 en La Guajira, un programa gubernamental llega a las rancherías más alejadas, donde habitan unas 11.694 familias en precarias condiciones.

Cleider Ipuana es el niño más risueño del Centro de Recuperación Nutricional Tepichikana de Riohacha en el que son atendidos los casos más severos de desnutrición infantil wayuu.

El pediatra Luis Fernando Buendía explica que por lo general un menor en este estado permanece triste y cabizbajo, pero este no es el caso de Cleider, quien no deja de moverse en su silla y de abrir los ojos cuando los médicos le hablan a su mamá Guillermina Ipuana.

Explica el especialista que a sus seis años este paciente debería tener un peso de 19 kilos y una estatura de 112 centímetros y no los 12 kilos y 90 centímetros que registra en su historia clínica.

“Tiene alma de líder, de triunfador”, asegura una de las encargadas del lugar, al que llegó en el marco del programa de alimentación y nutrición de la Gobernación de La Guajira realizado en el 2015 con una inversión de $11.373,513,988. Mapa de la desnutrición infantil wayuu:

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Cleider y su hermana Milany, de 18 meses, fueron rescatados por uno de los 22 grupos de trabajo del programa Tepichikana que durante seis meses visitó 11.694 viviendas de las rancherías indígenas más alejadas de La Guajira (ver infografía) para evaluar las condiciones de las comunidades wayuu de la zona rural de Riohacha, Dibulla, Uribia, Maicao, Manaure, Barrancas y San Juan del Cesar. Es la primera vez que se logra estructurar un mapa poblacional de esta zona del país.

Los hermanos Ipuana, que viven en la comunidad Macudsichon en Uribia, son dos de los 64 niños con problemas de desnutrición que lograron ser trasladados hasta Riohacha en donde se recuperan bajo vigilancia de un equipo interdisciplinario a cargo del Bienestar Familiar.

Guillermina contó a los médicos que los enfermos pasan mucho trabajo porque no tienen un puesto de salud cercano. Tampoco una escuela para llevar a sus hijos o una tienda para comprar alimentos básicos. La situación de abandono estatal es de tal extremo que ninguna EPS los había visitado ni mucho menos los políticos de turno en campaña para conquistar votos.

Lo que encontraron

El mapa de hambre de los niños wayuu permitió no solo detectar el estado actual de la población más vulnerable sino que servirá de guía para proyectos dirigidos a disminuir los índices de desnutrición.

Yaneris Cotes, directora del programa Tepichikana sostuvo que además de la evaluación el objetivo era brindarles la asistencia estatal que hasta ahora no habían recibido.

En los 15.891 puntos poblados georeferenciados detectaron 24 madres gestantes con bajo peso y 26 sin control prenatal. De los 8.560 niños en riesgo de desnutrición, 561 fueron remitidos a hospitales o clínicas con los que se firmó convenio para su recuperación. También fueron halladas 1.997 personas sin identificación y 4.480 sin ninguna vinculación en salud.

En esta búsqueda activa hubo casos en los que por desconocimiento, los adultos wayuu no permitían que los niños fueran atendidos.

Al equipo de profesionales los acompañaron indígenas wayuu y wiwas que trabajaron en el caso de la Sierra Nevada de Santa Marta en San Juan y Dibulla.

El exgobernador de La Guajira José María Ballesteros, aseguró que al diseñar el proyecto se quiso que no solo entregaran paquetes alimentarios a las familias evaluadas, sino de trazar algo más ambicioso con resultados tangibles y cuantificables que pudieran ser usados en el futuro.

En total distribuyeron 30.220 paquetes alimentarios con enfoque diferencial, que contenían arroz, maíz, lenteja, frijol, harina de maíz, panela, leche en polvo, sardinas, atún, aceite, sal, pastas y azúcar morena.

El exmandatario asegura que aún falta mucho por hacer para acabar con el problema, algo que ratifica la actual gobernadora Oneida Pinto, según la cual su prioridad será atacar este grave problema que dejó 32 niños muertos el año pasado y 4.700 en los últimos ocho años, según el líder wayuu Javier Rojas quien pidió medidas cautelares a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que las otorgó para la protección del pueblo wayuu.

El médico Luis Fernando Buendía asegura que para superar la desnutrición se debe establecer un plan multidisciplinario, intersectorial que abarque la atención clínica de calidad, la prevención y el diagnóstico oportuno, la atención de la desnutrición en las fases agudas y crónicas, pero especialmente la seguridad alimentaria de las familias, que en su opinión no es un problema del sector salud, sino de gobierno

Causas

En el diseño del proyecto Tepichikana reveló múltiples de ahí la urgencia de diseñar una atención integral.

La alta dispersión poblacional, la escasez de producción u oferta de alimentos, los hábitos alimenticios inadecuados, los altos niveles de pobreza extrema, la baja presencia institucional del sistema de salud, la dificultad de atención y bajas coberturas sociales, el deterioro de la economía familiar, la baja lactancia materna y la desnutrición en las embarazadas, son algunas de las causas de la problemática.

La directora de este Yaneris Cotes asegura que, aunque se culminó con el contrato, en el sistema de salud quedaron vinculados los miembros de estas familias. Al Bienestar Familiar se envió el listado de los niños que no recibían ninguna atención. Los hospitales y Secretarías de Salud quedaron con el compromiso de hacer seguimiento a los casos más graves de desnutrición.

Mientras se sigue debatiendo sobre el tema y se esperan las primeras decisiones del actual gobierno, Cleider, su hermanita y su mamá, se desesperan por volver a la ranchería, al lado de sus otros cinco hermanos. Pero solo lo harán cuando la recuperación de los dos niños se haya completado. Quizás en uno o dos meses, explican en el centro.

Guilermina dice que aprendió mucho en el centro, que ya sabe cómo alimentar a sus hijos y que también sabrá qué hacer cuando enfermen. Su testimonio parece ser un mensaje esperanzador para los niños guajiros en riesgo.

Fuente: http://www.elheraldo.co/la-guajira/hay- ... ion-237758
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Santos ordena al Ejército llevar agua y mercados a los wayuu

Message : # 6835Message Darloup »

Por Sandra Guerrero y Augustín Iguarán

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Funcionarios del Bienestar Familiar y de la Defensoría del Pueblo visitaron cada una de las casas de las familias wayuu en la ranchería Cangrejito.


El presidente anuncia que irá este viernes a La Guajira para verificar cumplimiento de la ayuda. Padres de bebé en estado de desnutrición se fugaron con ella del hospital.

El presidente Juan Manuel Santos ordenó al personal de la Fuerza Pública que se desplace hasta La Guajira para repartir 30.000 litros de agua y 5.000 mercados con bienestarina, en compañía del ICBF y de la Unidad de Gestión del Riesgo en las rancherías de ese departamento.

Así lo anunció al inaugurar cuatro pozos de agua potable en Santa Marta, en donde también confirmó que este viernes irá a Riohacha a supervisar el cumplimiento de esta orden.

“He dado hoy la orden a nuestras Fuerzas Armadas, en especial a la Armada Nacional, para que se vaya a La Guajira, y comience a repartir en las rancherías, que vayan hasta las rancherías y repartan 30.000 litros de agua y 5.000 mercados con bienestarina, en compañía del ICBF y de la Unidad de Gestión del Riesgo”, señaló.

“Vamos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que ni un niño más –¡ni uno!–, vaya a morir por desnutrición”, advirtió.

El Presidente lamentó el deceso de los niños wayuu al afirmar que : “Eso es una vergüenza para todo el país, una vergüenza para todos nosotros”.

Se fugaron con la bebé

Los familiares de la niña de 15 días de nacida que ayer había sido llevada al Hospital de Riohacha por la directora del Bienestar, Cristina Plazas, se fugaron con la menor antes de que recibiera el tratamiento para su recuperación.

El pediatra Spencer Rivadeneira, quien acompañó el operativo en la comunidad de Cangrejito, cerca de Riohacha, aseguró que la niña con desnutrición aguda tiene además ictericia (piel amarillenta) y los valores de la bilirrubina indican que debe ser sometida a fototerapia.

Relató que los familiares se habían negado varias veces a que la bebé fuera trasladada, a pesar que necesitaba tratamiento médico.

La madre tiene 21 años y tiene otros cuatro hijos con algún grado de desnutrición crónica, es decir un déficit de la talla.

El líder de esta comunidad Wilman Iguarán, asegura que el padre de esos cinco niños, siente temor porque cree que se los van a quitar o se van a morir en el hospital. “Él ha escuchado que los niños se mueren, además llegan muchas personas con uniformes y hasta la policía, entonces le da miedo, pero hablaremos con él para decirle que esto es por el bien de sus hijos”, manifestó.

Tanto el médico, como la directora del ICBF lamentaron anoche el hecho. Anunciaron que seguirán en su correría por las rancherías para verificar el estado nutricional de los niños wayuu.

En Cangrejito detectaron muchos niños bajos de peso y estatura y con señales de desnutrición crónica pero sin complicaciones, explicó el pediatra Spencer Rivadeneira.

Una niña muerta

En el hospital Nuestra Señora de los Remedios permanece Olga Arias, líder de la comunidad Perratpa, ubicada en el kilómetro 30 en la vía a Maicao, quien asegura que el domingo sepultaron a una niña de dos años que tenía muy bajo peso.

“La primita de la niña la trajimos al hospital porque también estaba en la misma situación y el pediatra dijo que a pesar que tiene un año y dos meses, tiene el peso de un niño de siete meses”, indicó.

Fuente: http://www.elheraldo.co/la-guajira/sant ... yuu-243951
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“Mi compromiso es con La Guajira”: Santos

Message : # 6843Message Darloup »

Por Sandra Guerrero Barriga

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Santos y el ministro de Vivienda, Luis Henao, entregan un pozo en La Guajira.


El presidente aseguró que seguirá ayudando al departamento porque reconoce que “ha sufrido mucho”. Entregó un pozo en Uribia.

En La Guajira el presidente de la República Juan Manuel Santos entregó una solución integral de agua y productividad en la comunidad Kasisca de Manaure y un pozo en el corregimiento de Porshina en el municipio de Uribia en el marco de la Alianza por el Agua y la Vida en este departamento.

Hacia las once de la mañana el mandatario nacional llegó a la institución educativa Ishashimana, donde saludó a los estudiantes curso por curso y les entregó regalos junto a la primera dama Clemencia de Santos.

Posteriormente y a través de las trochas la caravana presidencial, en la que iban ministros y funcionarios, llegó hasta la comunidad de Kasisca, donde hizo entrega del proyecto que permite acceso al agua potable, alimentos y a la formación de hábitos y estilos de vida saludable.

Santos dijo que "hemos venido a hacerle seguimiento al compromiso que hemos adquirido en La Guajira, es un compromiso que lleva cinco años y medio y aquí vemos los resultados".

En esta comunidad se instaló un pozo de 140 metros de profundidad que tiene sistema fotovoltaico para suministrar energía a través de bombas, pero además tiene un beneficio adicional, ya que se instalarán puntos de energía para beneficiar a los moradores de la zona, según explicó Tatyana Orozco la directora de Prosperidad Social, quien estuvo al lado del presidente.

Para la seguridad alimentaria, el proyecto cuenta con aprisco y una hectárea de riego para la producción de alimentos, en la que participan 90 familias con las cuales se está trabajando en especies como maíz, frijol, ahuyama, patilla, melón, yuca, y establecimiento de germinadores de hortalizas.

"Los chivos de aquí ya se están vendiendo en los mercados en las grandes ciudades, en los grandes restaurantes y se están comenzando a exportar, que aumentan los ingresos de las comunidades en forma muy importante y las vuelve totalmente autosuficientes", aseguró el mandatario.

En total son 87 de estas unidades productivas en La Guajira y en el acto se firmó un convenio entre Prosperidad Social y la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo para la construcción de 12 màs en las que se invertirán $9.000 millones más.

De estos, Prosperidad Social llevó a cabo la construcción 17 pozos de agua - 11 para el municipio de Manaure y 6 para el municipio de Uribia -que benefician a unos 9 mil wayuu. La inversión de estas obras asciende a $9.900 millones.

"Yo había prometido 100 y me quedan dos años y medio de gobierno, o sea que seguiremos construyendo este tipo de esquemas a lo largo y ancho de La Guajira, como nos lo han solicitado", dijo Santos.

Kasir Epieyú, la autoridad tradicional de esta comunidad agradeció muy emocionado al presidente Santos, por la obra que se llevó a cabo y con la cual le ha cambiado la vida a sus habitantes, pero dijo que "otras zonas de La Guajira también necesitan ayuda, así que esperamos que haga lo mismo que aquí, porque están sufriendo mucho".

Al hacer una ronda con los ministros asistentes, de Defensa, Vivienda, Defensa y Salud, Santos reconoció que La Guajira está sufriendo mucho más que otras regiones del país, con el fenómeno del niño y por lo tanto dijo que aquí se requería mas agua en otras partes.

"Aquí estamos haciendo presencia y seguiremos haciendo presencia. Las Fuerzas Militares, las Fuerzas Armadas, la Policía, están trayendo, como les ordené a principios de esta semana 50 mil litros de agua y 15 mil mercados, que vamos a repartir por todas las rancherías", manifestó en su discurso.

El presidente también hizo entrega de kits alimentarios, frazadas, hamacas y regalos para los niños de la comunidad indígena wayuu.

Le dijo al alcalde de Manaure Aldemar Ibarra, que el próximo mes entrará en operación una planta desalinizadora que producirá 200 mi litros de agua potable al día, con lo que se buscará darle solución a esta necesidad en este municipio.

Al finalizar su intervención, dijo que no hay un gobierno en la historia que haya invertido tanto en La Guajira y que esté tan comprometido con este departamento.

Finalmente invitó a todos a darse un abrazo porque según dijo "unos estudios de una universidad, de un país que queda al otro lado del mundo, dice que abrazarse es muy saludable, que uno se desintoxica, que se desestresa, que duerme mejor y que va cambiando los odios por el perdón, por la reconciliación".

En Uribia entregó un pozo para beneficiar a 14.400 wayuu

El presidente de la República Juan Manuel Santos finalizó su visita a La Guajira, en el municipio de Uribia, donde entregó un pozo que beneficiará a 14.400 indígenas en esta zona de la Alta Guajira.

Según explicó, este pozo además cuenta con un sistema innovador de tipo híbrido que usa sistemas de energía solar y eólica.

"Esta obra se suma a los otros diez puntos de abastecimiento que están en marcha en La Guajira y en los cuales estamos trabajando con la Organización no gubernamental Oxfam para una inversión total de 1.307 millones de pesos", explicó el ministro de Vivienda Luis Felipe Henao Cardona.

Agregó que las soluciones de agua en la Alta Guajira favorecen a 51.360 habitantes que representan 6.420 familias con el preciado líquido.

Santos por su parte dijo que "acabamos de abrir el agua que es vital para cualquier persona, cualquier comunidad, pero también con un compromiso de continuar ayudando en todas esas inmensas necesidades que tiene el pueblo wayuu, que tiene esta comunidad, que tiene La Guajira".

Anunció que hoy sábado llega una embarcación de la Armada Nacional con 50 mil litros de agua y 15 mil mercados,y que "nuestras Fuerzas Armadas van a repartirlos por toda la comunidad wayuu, en carrotanques, en los vehículos de la Armada, del Ejército, de la Policía".

Agradeció a la organización Oxfam nos según èl, los ha venido ayudando con una inversión de mil millones de pesos para cerca de mil 500 familias.

"Nosotros estamos haciendo algo similar, hemos suscrito un convenio con ellos para hacer lo mismo y beneficiar por lo menos 900 familias y otros 5.500 caseríos cercanos", explicó.

En la institución educativa hay deserción escolar por falta de transporte

En el colegio Ishashimana, donde Santos comenzó su visita, la coordinadora Rita Uriana afirmó que muchos niños dejan de asistir al colegio por la falta de transporte y la alimentación escolar.

Dijo que antes había unos 1.587 niños que asistían y ahora hay 1.370, debido a que no han tenido apoyo de las secretarías de Educación, municipal o departamental.

"Solo tenemos tres o cuatro vehículos para todos los niños y ellos viven a 8, 9 y hasta 12 kilómetros, por lo que no es fàcil el traslado hacia la institución", explicó.

Fuente: http://www.elheraldo.co/la-guajira/mi-c ... tos-244528
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Mueren otros tres niños wayuu por desnutrición

Message : # 6850Message Darloup »

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Dos mujeres de una ranchería buscan agua y alimentos, en medio de la sequía.


Indígena de dos años y otra de 18 meses fallecieron ayer en Manaure, y una más en la noche del lunes en una clínica de Barranquilla. INS reportó hasta el 13 de febrero 19 niños muertos por esta causa en el año, cifra a la que se le le suman los 3 últimos.

En menos de 24 horas hubo tres muertes de menores wayuu por desnutrición, una en Barranquilla y dos en La Guajira. Estos casos se suman a los 19 fallecimientos de niños por esta causa que ya había reportado el Instituto Nacional de Salud en su último boletín epidemiológico.

Después de dos meses de estar internada en la Clínica de la Costa de Barranquilla, Diana Epinayú, de etnia wayuu, falleció la noche del pasado lunes por un paro cardiorrespiratorio, provocado por una infección severa y desnutrición crónica. Así lo informó Jorge Piedrahita Olier, coordinador de la UCI neonatal pediátrica.

La niña procedente de la ranchería Atachonka, en zona rural de Manaure, ingresó a la clínica el cinco de enero en delicado estado de salud, pesaba 5 kilos y tenía 18 meses de edad. Estuvo con respiración mecánica y pese a los esfuerzos médicos por aumentar su peso, no resistió. Este es el cuarto niño wayuu muerto por desnutrición en centros asistenciales de Barranquilla este año.

Dos casos más

Yiseth Epieyú López, una niña wayuu con síndrome de Down, murió ayer por desnutrición, además presentaba fiebre constante y laceraciones en la piel. Según informaron sus familiares, fue llevada al hospital Rafael Pabón, de Manaure, el domingo 21 de febrero, pero los médicos le dieron salida alegando que su estado no representaba riesgo para su vida.

Luz Marina López Pushaina, madre de la menor de un año y tres meses de nacida, afirmó que el ICBF los visitó el 5 de enero pero solo les dieron un paquete de galletas y una caja de leche, situación que se repitió al día siguiente.

Asimismo, la mujer relató a médicos del hospital que los visitaron en la ranchería Urrachipá de la comunidad Maracari, donde viven, que antes de fallecer la niña comenzó a tener problemas respiratorios y en la madrugada se puso morada, pero no la llevaron al hospital porque era muy tarde.

La menor estaba afiliada a la EPS Comfaguajira, era atendida en el IPS Anauta y estaba en uno de los programas de recuperación nutricional del ICBF.

Por otra parte, el secretario de Salud de Manaure, Yelkin Velásquez Mercado, reportó la muerte en La Guajira de otra niña que sufría desnutrición severa. Darnelis Epieyú Uriana, de dos años y 11 meses de nacida, fue remitida el viernes en la noche a la Clínica Maicao por una sepsis y lesiones en la piel.

Su EPS, Anas Wayuu, solo hizo el traslado a las nueve de la noche, aunque se le había informado desde las dos de la tarde, indicó Velásquez. La niña, que vivía con su familia en la ranchería Alapalen, es la tercera víctima de este flagelo que se registra en menos de 24 horas.

Desnutrición en cifras

En lo que va corrido del año han muerto diez niños wayuu por desnutrición, cuatro de estos en clínicas de Barranquilla, hacia donde habían sido trasladados. El año pasado las muertes llegaron a 37 y en el 2014 a 48 menores muertos por esta causa. La Guajira es el departamento donde hay más casos de este tipo. Así lo informaron las autoridades departamentales.

Por su parte, el último boletín epidemiológico del Instituto Nacional de Salud notificó 19 muertes en menores de cinco años por diferentes patologías, que registran desnutrición como uno de los diagnósticos; estos casos se registran como casos probables de muertes por y asociadas a desnutrición y se encuentran en análisis para definir la causa de muerte.

De ese total el 73,7 % de los casos se registraron en menores de un año, y el 52,6 % pertenecían a la población indígena. Hasta la semana epidemiológica 6 de 2016 (del 7 al 13 de febrero), el departamento del Magdalena lideraba la lista con 5 casos.

En los menores de un año, la mediana de peso al nacer fue de 2,607 gramos y talla de 47 cm, con una mediana de peso al momento de la muerte de 4 kg y talla de 57 cm; en el grupo de edad de uno a cuatro años la mediana al momento de la muerte de peso fue de 6,6 kg y de talla de 74 cm. El 94,7% de las madres de estos niños registran bajo o ningún nivel educativo y pertenecen al estrato socioeconómico uno.

El reporte aclara que semanalmente el número de casos registrados se revisa debido a la notificación tardía del evento, a ajustes y a depuración por calidad del dato.

Hay 66 niños en riesgo

Sobre Concordia, Magdalena, se vuelcan todas las miradas del gobierno departamental, instituciones de salud y otras entidades del orden social. El deceso por presunta desnutrición de un bebé de tres meses y la atención por causas parecidas de otros en el hospital local, enciende las alertas. La enfermera jefe del hospital, Reina Lozano, comentó que en las últimas horas han arribado niños con problemas de desnutrición que fueron trasladados al hospital Santander Herrera, de Pivijay.

Una comisión gubernamental que se desplazó al municipio trabaja en la caracterización e identificación de niños con bajo peso y con enfermedades de diferentes índoles, en el centro asistencial del pueblo siguen llegando madres en busca de ayuda.

Fuente: http://www.elheraldo.co/la-guajira/muer ... ion-245053
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¿Drama sin fin?

Message : # 6852Message Darloup »

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El hambre sigue cobrando vidas en La Guajira, pese a las medidas adoptadas. Las denuncias de corrupción en los recursos para la niñez, cada vez más sólidas, deberían conducir a acciones más efectivas para intervenir la situación.

Una sociedad puede darse por derrotada en la medida en que se habitúa a la inequidad. Por eso, no hay que permitir que la muerte de niños wayuu por desnutrición se convierta, por efecto de su impune repetición, en otro acontecimiento más del paisaje informativo cotidiano.

Es inaceptable que la gravedad del drama humanitario de La Guajira termine pasando desapercibida, casi ocultada, por cuenta de la dinámica de una actualidad noticiosa sobrecargada de situaciones escandalosas. Más allá de otros temas que por supuesto también ocupan a la opinión pública, no hay que olvidar esa gran herida que sigue abierta en el fondo de Colombia, derramando tragedia cada cierto tiempo. Niños siguen muriendo de hambre, tres de ellos en menos de 24 horas, tal como había sucedido a finales de 2015. La cifra ya asciende a 22 fallecimientos por esta causa en lo que va del año en todo el país, según el reporte del Instituto Nacional de Salud. Pero el total en los últimos años en la región excede los 300, según los cálculos más optimistas.

Cabría preguntarse, ¿qué hace falta para que la sociedad en su conjunto se movilice para buscar una intervención más efectiva de esta situación, y que se replantee el manejo que se le ha dado?

No se pueden desconocer las acciones que ha emprendido el Gobierno Nacional, en particular en las últimas semanas. Llegó un buque cargado de ayudas, se han abierto pozos; el presidente Santos se movilizó a La Guajira, y desde allá está despachando la directora del Bienestar Familiar. En conjunto con las autoridades locales, ha realizado recorridos en las rancherías en la búsqueda de más niños en riesgo.

No obstante, ha sido conveniente que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos –CIDH– haya decidido mantener las medidas cautelares por las cuales ordenó priorizar la atención a los menores de edad wayuu en Uribia, Manaure, Riohacha y Maicao, puesto que cada muerte es una nueva evidencia de que la situación no se ha solucionado.

El hecho de que un problema se repita, y su ocurrencia se sostenga en el tiempo, no significa que habrá que cesar en los esfuerzos por resolverlo. Al contrario, no hay que dejar de insistir en la tarea de extirpar los males que se arraigan en nuestra Región, por más resistentes y recurrentes que estos se muestren tras décadas de anquilosamiento.

Más allá de las medidas de atención urgente, que son sin duda importantes, hace falta revisar qué sucede en el fondo. Tanto el ICBF como el Ministerio de Educación han denunciado mafias y falta de transparencia en la ejecución local de los planes que han adoptado para proteger la niñez y salvaguardar la alimentación escolar.

Ya hay varios funcionarios presos, y a nadie le cuadran las cifras a la hora de contrastar todo el dinero que el departamento ha recibido por regalías e inversiones con la crisis que aqueja a su población. Varias voces se han alzado a señalar a la corrupción como determinadora de las muertes de los niños wayuu.

Urge diseccionar con rigor qué pasa, entonces, para identificar responsabilidades con mayor precisión y tomar las medidas específicas y tajantes que hagan falta.

El drama de los guajiros pone a prueba la tenacidad de un Estado que busca consolidar su vocación de modernidad. Porque, en el fondo, es el drama de todos los colombianos.

Fuente: http://www.elheraldo.co/editorial/drama-sin-fin-245333
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Cinco causas de la crisis humanitaria en La Guajira

Message : # 6859Message Darloup »

Por Sandra Guerrero Barriga

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Este pozo artesanal de la ranchería Pesuapá sirve para calmar la sed en medio de la crisis humanitaria.


El abandono estatal, la corrupción, la sequía, el cierre de la frontera y la población dispersa han agravado la situación.

Después de decenas de debates, informes, mesas de trabajo y reuniones sobre la crisis humanitaria en La Guajira, que en lo corrido del año suma otros 11 niños muertos por desnutrición –en 2015 murieron 37 y 48 en 2014– hay dos conclusiones centrales.

Primero, que este es un problema originado por múltiples causas que unidas han llevado a esta región a vivir su época más difícil y, segundo, que la solución debe ser estructural, de fondo y permanente en el tiempo.

A pesar de que se conoce plenamente cómo debe abordarse la crisis, esta ha aumentado desde que EL HERALDO en marzo del 2014 dio a conocer una histórica tutela interpuesta por César Arismendy Morales, entonces director del departamento administrativo de Planeación de La Guajira y secretario técnico del Consejo de Política Social, contra el Estado colombiano para exigirle la protección de los derechos de los niños y niñas guajiras, especialmente de las etnias wayuu, wiwa, kogui, arhuaco y kankuamo.

En el proceso impetrado ante el T ribunal Contencioso Administrativo de La Guajira, el funcionario aseguró que entre 2008 y 2013 murieron oficialmente 2.969 menores de cinco años, de los cuales 278 sufrían desnutrición y el resto, 2.691, otras patologías asociadas a la falta de una buena alimentación.

“Nosotros los wayuu no estamos dejando morir a nuestros hijos, como han querido dar a entender, el problema es que no tenemos fuentes de empleo, hemos estado abandonados por el Estado y además sufrimos una grave sequía”, dice la gobernadora Oneida Pinto.

A pesar de los esfuerzos del Gobierno Nacional frente a la crisis, contra la que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos dictó medidas cautelares para proteger a la población vulnerable -la reacción de las administraciones departamental y municipales ha sido cuestiona por ser casi que inexistente- hay cinco grandes causas vigentes:

Sequía extrema que lleva tres años

La gobernadora Oneida Pinto señala que en la Alta Guajira hay 3.122 jagüeyes totalmente secos debido a que hace tres años no llueve en esa zona, lo cual ha impedido que la población dispersa wayuu tenga acceso al agua. El Departamento ha sido declarado en “calamidad pública” y de acuerdo con la información del Ideam solo lloverá después de junio.

Al respecto, el Programa Mundial de Alimentos ha manifestado que “la disminución de lluvias en los últimos años (en La Guajira) ha tenido graves efectos en los niveles de seguridad alimentaria y en la salud de la población”. Y ha señalado que “el desabastecimiento de agua y alimentos ha afectado a más de 63.000 personas, la mayoría de ellas concentradas en los municipios de Riohacha, Uribia y Manaure”.

Paralelo a esa afectación natural, la organización ambientalista Censat Agua Viva denuncia en un informe que las multinacionales carboneras han acaparado y controlado el agua, lo cual ha agravado la escasez. “Aquí también es importante desmitificar el discurso creado para legitimar la sed de La Guajira como producto de un fenómeno de escasez que se quiere presentar como natural, cuando el surgimiento de esta condición es el resultado del despojo de las fuentes y su utilización en actividades contrarias a las necesidades de la vida humana, animal y vegetal”, indica la organización.

Como ejemplo señala que Cerrejón usa 17 millones de litros de agua cada día y explica que estos son extraídos del río Ranchería para regar las vías por las que transitan las volquetas, a fin de aplacar el polvo que levantan. Mientras esto sucede, el consumo promedio diario de una persona en la Alta Guajira, según datos del PNUD, es de 0,7 litros de agua no tratada.

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Las familias wayuu en su mayoría viven en la miseria.


El abandono del Estado

En un informe sobre la crisis humanitaria, la Defensoría del Pueblo reconoce que “La Guajira ha sido objeto de un constante e histórico abandono por parte del Estado y de los organismos de control, incluida la misma Defensoría”.

Dice que, a través de la historia, esta región se ha acostumbrado a la desidia y al abandono, hasta el punto de que las cifras ya no asombran, ni alarman a la comunidad.

El antropólogo wayuu Weildler Guerra Curvelo asegura que en la crisis “hay una gran responsabilidad nacional” y considera que con una “voluntad decidida” se podría erradicar el problema, porque el país “sí tiene los recursos para invertir”.

Así opina también el líder wayuu Javier Rojas Uriana, uno de los peticionarios de las medidas cautelares que otorgó la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Rojas afirma que el Estado ha sido “responsable” de las muertes de los niños. “Están acabando con nuestra comunidad y necesitamos que haga más presencia en el territorio indígena”. Otra líder wayuu asegura que en la Alta Guajira hay comunidades donde solo conocen el nombre del presidente Gustavo Rojas Pinilla, quien gobernó del 13 de junio de 1953 al 10 de mayo de 1957. “Es decir, no han visto acciones de los presidentes que han pasado hasta la fecha, ya que solo tienen conocimiento de los molinos y jagüeyes que se hicieron en el gobierno de Rojas”, añade.

Sin embargo, hace menos de dos semanas, el presidente Juan Manuel Santos aseguró, en una nueva visita, que ningún gobierno había invertido tanto en La Guajira como el suyo. Aunque le reconocen sus acciones, muchos piensan que hay “muchísimo más para hacer” para que el Departamento se recupere.

La creciente corrupción

Un común denominador que ha surgido es que la muerte de los niños wayuu es atribuida a la corrupción administrativa. Desde 1995 hasta 2015 La Guajira recibió por regalías del carbón y el petróleo 4,8 billones de pesos, pero hoy la Gobernación prepara una petición para entrar a la Ley 550 o de quiebra porque las deudas que encontró suman cerca de $360 mil millones y no puede atenderlas con el presupuesto de $400 mil millones para la vigencia de 2016.

¿Qué se hicieron todos esos billones recibidos?, es la pregunta que aflora en medio de la creciente crisis humanitaria. Al respecto, el procurador general de la Nación, Alejandro Ordóñez, en una de sus visitas recientes, sostuvo que “el verdadero problema de La Guajira no es la sequía: es la corrupción, porque se robaron las regalías y no hicieron las obras que se necesitaban para afrontar los episodios de la naturaleza”.

Hace poco, el médico Spencer Rivadeneira aseguró que la sociedad es culpable de lo que sucede porque “aquí todo mundo sabe dónde es que venden las cajitas de leche del ICBF y no denuncian”. Manifestó que la politiquería debe salir de esta institución para que pueda funcionar como debe ser.

La misma directora nacional del Bienestar Familiar, Cristina Plazas, se ha referido a la corrupción interna, ha hablado de “mafias” e incluso ha presentado denuncias ante la Fiscalía que dejan varias capturados por graves irregularidades en el suministro de alimentos de niños, pese a contratos que suman cerca de $140.000 millones. El obispo de Riohacha, monseñor Héctor Salah Zuleta, aseguró a EL HERALDO que la corrupción “es la principal calamidad del Departamento, ya que han usado para su propio beneficio los recursos que debieron emplear en la solución de tanto problema que tiene esta región”.

La corrupción se da en todos los niveles, incluso al interior de las mismas comunidades wayuu. Un informe de la Contraloría General de la República, en el que evaluaron la vigencia de 2012 cuando se manejaron $57.621 millones, manifiesta que se vulneraron los derechos de participación de miembros de las comunidades, beneficiando a pequeños grupos, lo que conllevó a la mala inversión y desviación de recursos.

Planeación Departamental también encontró que hubo dificultad para llevar control y evaluar los proyectos porque son ejecutados, en su mayoría, sin especificaciones técnicas, no se fijan objetivos ni se sabe cual es la población beneficiaria. Es decir, no se formulan los proyectos de manera que puedan ser medidos en sus metas y en la calidad de sus productos de bienes o servicios.

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La frontera con Venezuela fue cerrada desde septiembre de 2015.


Cierre de la frontera con Venezuela

La Gran Nación Wayuu está conformada por unos 600 mil indígenas de Colombia y Venezuela. Para ellos no hay fronteras, por lo que el cierre ordenado por el Gobierno venezolano desde septiembre del 2015 los ha afectado porque muchas comunidades no tienen alimentos que antes conseguían en el vecino país.

Zoe María Curvelo, del clan Ipuana de Puerto Estrella, dice que antes se alimentaban con productos venezolanos y de Panamá, Aruba, Bonaire y Curazao que entraban a través de Puerto López, Puerto Estrella y Bahía Portete, tres puertos que fueron cerrados para evitar el contrabando y por la presencia de grupos al margen de la ley.

En un informe, la Defensoría del Pueblo indica que La Guajira de los wayuu en esa época no se alimentó de productos colombianos: la canasta básica familiar estaba conformada por quesos holandeses, leches norteamericanas, aceites y arroz venezolanos. "Este contrabando se acabó con la apertura económica de los años 90", asegura.

Weildler Guerra manifiesta que Venezuela era el destino habitual de parte de la producción artesanal, agrícola y pecuaria wayuu. "Numerosos trabajadores indígenas del lado colombiano laboraban en granjas y haciendas venezolanas. Pero la devaluación del bolívar recortó estos ingresos y la situación actual de la economía de ese país ha llevado al retorno de trabajadores wayuu y sus familias al lado colombiano", explica.

Subraya que el desabastecimiento en Venezuela redujo drásticamente el flujo de víveres hacia La Guajira, lo que hizo evidente la dependencia de nuestro país que, con la frontera cerrada, no ha asumido el papel de abastecedor de alimentos a La Guajira, lo cual ha sido "factor determinante" en la crisis que se está viviendo.

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Por la geografía del departamento, los wayuu deben caminar largos tramos.


Población dispersa y aspecto cultural

El departamento de La Guajira tiene, según el Dane, aproximadamente 902 mil habitantes, de los cuales 162.362 están en Uribia. En ese Municipio se encuentra la mayor cantidad de wayuu, pero de manera dispersa en 22 mil puntos poblados, dice la gobernadora Oneida Pinto.

En Manaure son 7.900 los puntos poblados, en Maicao 5.900 y en Riohacha 4.900 agrega.

Esta situación, destaca la mandataria, es una “gran dificultad” para llegar a cada una de las rancherías y poder ayudar a la población en crisis.

Por ejemplo, argumenta, el municipio de Uribia mide 7.900 kilómetros cuadrados, igual que el departamento de Caldas y dos veces el Atlántico.

La Defensoría del Pueblo asegura que además no hay una caracterización real de la población wayuu por lo que el “subregistro en desnutrición es alarmante”.

Adicional a esto, los líderes indígenas se quejan de que ninguno de los programas que se diseñan aplica el enfoque diferencial con su etnia, por lo que siempre hay dificultades a la hora de trasladar a los menores a los centros asistenciales para que reciban la atención que necesita.

La Asociación de IPS Indígenas de La Guajira sostiene que la construcción del nuevo modelo de salud que anunció el Ministerio de Salud para esta zona del país debe dar una participación activa a los médicos tradicionales, trabajar desde el contexto del espíritu y mente wayuu y con los sabedores de la tradición medicinal ancestral.

Además se debe contratar con personal bilingüe y tener en cuenta a las autoridades tradicionales de cada comunidad.

La realidad política, administrativa, social y económica de la península indica que lo que viven sus comunidades más vulnerable no tendrá solución si no se ponen en marcha planes de inversión permanentes y vigilados. De lo contrario los niños seguirán muriendo.

Fuente: http://www.elheraldo.co/la-guajira/cinc ... ira-245843
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Mueren dos niñas más por desnutrición en La Guajira

Message : # 6901Message Darloup »

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Por José Luis de la Hoz

En la familia Eíayú Arpushana, han muerto tres de cinco hijos por causas asociadas a desnutrición. En la comunidad Jepein, una niña de 11 meses falleció sin recibir atención especializada porque los padres no tuvieron como trasladarla.

Dos menores perdieron la vida entre viernes y sábado en el departamento de La Guajira, por causas asociadas a la desnutrición y a la falta de agua en los municipios de Maicao y Manaure.

El primer caso ocurrió el pasado viernes en la comunidad Limunashi, jurisdicción de Manaure, frente al corregimiento Aremashain, en donde la familia Epiayú Arpushana vio morir a la tercera de los cinco hijos en los últimos meses. Inicialmente falleció hace ya un tiempo, una niña de nueve meses de nacida, siete meses después falleció un niño de un año y el viernes una niña de tres años de edad.

Alberto Epieyú, padre de la menor, indicó que hace tiempos la niña había dejado de comer, en noviembre la trajeron a Riohacha, pero en la EPS no le solucionaron nada y ante la situación crítica que viven, sin agua ni alimentos, la niña desmejoró rápidamente y el viernes se produjo el fatal desenlace.

Aura Epieyú, quien es líder de la comunidad, atribuyó la situación a la “falta de agua, a la ausencia total del Estado y a las largas distancias que deben recorrer para conseguir ayudas, lo que no les permite a madres de varios hijos cumplir con su papel”.

Otro caso en Maicao

El sábado en horas de la noche, en la comunidad Jepein, en la vía que de Cuatro Vías conduce a Uribia, en jurisdicción de Maicao, falleció una niña de solo 11 meses de nacida, la cual no fue trasladada a centro asistencia alguno y murió en la ranchería de la familia, ubicada cerca de Orrokot.

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De acuerdo a los líderes que conocieron del caso, la menor tenía varios días sin probar alimentos, por lo que su deterioro fue rápido, ya que la mamá al parecer no contaba con recursos ni maneras para trasladarse con su hija a la ciudad para buscar atención médica especializada.

Fuente: http://www.elheraldo.co/la-guajira/muer ... ira-249901
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Muere niño wayuu en Barranquilla: 17 en el año

Message : # 6902Message Darloup »

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Parte exterior de la Clínica Reina Catalina, donde falleció el niño wayuu.


Por William CXano Moreno & Sandra Guerrero

Cinco han fallecido en centros médicos de la capital del Atlántico • ICBF revisa casos en La Guajira.

La mirada de Andreína Velásquez Epiayú estaba fija, hacia el frente, donde no había más que carros pasando. Eran las 10:30 de la mañana. Ella, vestida con una manta wayuu de color blanco, estaba recostada en una pared de la parte externa de la Clínica Reina Catalina, en el norte de Barranquilla. Su hijo de dos años, Pedro Sereno, había muerto unas seis horas antes.

Andreína y su pequeño habían llegado a este centro asistencial hace casi un mes, procedentes de Maicao, en La Guajira. Ambos vivían en un asentamiento wayuu llamado Ranchería Caliente, cerca de Uribia. Pero la muerte de Pedro no es la única contabilizada este año, es el caso número 17 hasta este lunes. De ellos, cinco han pasado sus últimos días en centros asistenciales de la capital del Atlántico, luchando contra cuadros de desnutrición que desencadenan otras complicaciones de salud, y que terminan por arrebatarles la vida.

Es poco lo que tiene por decir Velásquez, quien se encuentra en estado de embarazo. En un español mezclado con wayuunaiki, su lengua natal, dice que necesita ayuda para trasladar el cuerpo de su hijo hasta su tierra, para luego darle sepultura, según sus costumbres.

Jairo Quiroz, jefe médico de la Clínica Reina Catalina, informó que el menor de edad fue internado el 24 de febrero, con ocho kilos de peso corporal, producto de la desnutrición. “Entró con una dificultad respiratoria. Una hipotensión (presión arterial baja) severa, secundaría a la sepsis que tenía por la neumonía”, detalló.

En La Guajira

El director regional del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Edwin López, aseguró que irá personalmente a dos comunidades donde se reportaron en las últimas horas la muerte de dos niñas wayuu al parecer por desnutrición.

El funcionario afirmó que es necesario constatar la información, sobre todo en la comunidad de Limunashi, jurisdicción de Manaure, donde la familia Epieyú Arpushana ha perdido tres de sus hijos, supuestamente por la crisis humanitaria en La Guajira. Según Alberto Epieyú, padre de estos menores de edad, hace unos meses falleció una niña que tenía nueve meses, luego murió uno de un año y el viernes pasado indicó que se murió la hija de tres años de edad.

El otro caso se registró el sábado pasado en horas de la noche, en la comunidad Jepein, en la vía que de Cuatro Vías conduce a Uribia, jurisdicción de Maicao. Allí falleció una niña de 11 meses de nacida, la cual no fue llevada a ningún centro asistencial y murió en la ranchería de la familia, ubicada cerca de Orroko.

El año pasado los menores wayuu muertos fueron 37.

Fuente: http://www.elheraldo.co/judicial/muere- ... ano-250123
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La niñez que muere de hambre

Message : # 6903Message Darloup »

Otro menor wayuu ha muerto por desnutrición, en una clínica de Barranquilla. Más allá de los anuncios de los funcionarios del alto Gobierno que visitan La Guajira y las brigadas alimentarias, se requieren soluciones de fondo.
En las afueras de la clínica Reina Catalina, en el norte de Barranquilla, se puede ver durante las noches a mujeres indígenas sentadas en muros o andenes. En la mayoría de los casos no tienen dónde dormir. Se trata de indígenas wayuu cuyos hijos se encuentran internados en ese centro asistencial por cuadros severos de desnutrición. La imagen se ha repetido en los últimos meses, mientras el número de menores fallecidos por esta causa va en aumento.

Ayer murió un niño de dos años que desde finales de febrero se encontraba hospitalizado por desnutrición. El pasado domingo fallecieron dos niñas provenientes de corregimientos de Manaure y Maicao, que habían sido trasladadas a la capital del Atlántico. Con estas pérdidas ya son 17 los menores que han muerto en 2016 por causas asociadas a la desnutrición: 12 en La Guajira y cinco en Barranquilla.

Pese a las brigadas alimentarias que con tinte asistencialista han llegado hasta la Alta Guajira, tanto de autoridades como de empresas privadas, las muertes de niños siguen ocurriendo. No bastó llamar ‘emergencia sanitaria’ a la hambruna que sufren las comunidades indígenas de la península. Tampoco fue suficiente la exposición mediática del problema. La situación rebasa las buenas intenciones y hasta ahora nada parece haber llegado hasta la raíz del problema.

Aquí convergen varios aspectos. La corrupción de la clase política es un escollo que, hasta ahora, parece insalvable. Regalías que se esfuman, funcionarios que son investigados por malos procedimientos administrativos y poca o nula gestión para resolver el problema de manera definitiva son los tres principales factores que agravan la situación.

No parece posible que el departamento de La Guajira pueda resolver de manera autónoma un problema enquistado en el mismo funcionamiento de sus esferas gubernamentales, y que, además, pisa las fronteras de lo cultural y lo étnico. Incluso todavía se espera que desde el Gobierno nacional surja un plan estructural –que no de choque– con la pretensión de trascender las administraciones, y que ataque el problema desde todos los puntos críticos.

Las noticias de los niños wayuu que mueren tanto en clínicas de Barranquilla como en las mismas rancherías de la Alta Guajira son, aunque suene a lugar común, una vergüenza para una nación que le apuesta a alcanzar niveles aceptables de desarrollo y bienestar. Obstáculos aparentemente banales como no tener funcionarios del sector de la salud que hablen las lenguas indígenas para atender las emergencias ni siquiera se habían resuelto hasta hace algunas semanas.

Los wayuu, alejados por el desierto de las ‘bondades’ de la vida urbanizada, también están lejos de la mira de quienes tienen la obligación de propender por el acceso a las oportunidades y la defensa de los derechos de aquellos que nada poseen.

La Guajira continúa, pues, a la espera de no seguir copando los titulares de prensa por los niños que mueren de hambre.

Fuente: http://www.elheraldo.co/editorial/la-ni ... bre-250150
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El descontrol en los millonarios recursos girados para los wayuu

Message : # 6910Message Darloup »

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En la comunidad de Meshuamana, cerca a Riohacha, como en las restantes wayuu, la pobreza es total.


Por Sandra Guerrero Barriga

Mientras los niños mueren de hambre y no hay agua potable, recursos girados para resguardos indígenas no reflejan beneficio Anomalías en el manejo del presupuesto.

Las 40 familias de la comunidad wayuu de Meshuamana, ubicada en el kilómetro 18 en la vía Riohacha - Valledupar, esperan hace tres años la construcción de un pozo, luego de que les dijeran que en el territorio había agua a 120 metros de profundidad.

Desde ese entonces han tenido que ser creativos para buscar el agua que necesitan en sus labores diarias. “La cogemos de un pozo viejo que está casi seco y si no sale nada tenemos que ir como a una hora de aquí a traer algo de agua”, asegura Eduar Zambrano, representante de la comunidad.

Su denuncia no perturba a Rumira Uriana, una joven wayuu que teje una mochila cerca al fogón que aún no han encendido a pesar de que es mediodía. No tienen nada para cocinar y esperan que algún familiar lleve algo para comer. El desayuno fue solo bollo de harina pan, que les llegó de la alimentación escolar.

En Meshuamana la profesora María Epiayú también cuenta que hay deserción escolar: de 36 niños apenas 15 llegan a estudiar, aunque muy desmotivados. “Aquí no tenemos escuela. Solo hay una enramada donde se les dan las clases a los estudiantes, que no tienen útiles ni sillas”, lamenta.

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Entierro en Orroko, Maicao, de un menor de edad que murió por desnutrición.


La ranchería hace parte del resguardo de la Alta y Media Guajira, uno de los 26 que en este Departamento recibieron el año pasado $37.709 millones y que en 2016 les girarán, hasta noviembre, $37.103 millones a través del Sistema General de Participaciones, SGP, de acuerdo con Planeación Nacional.

Los millonarios recursos son administrados por el Municipio donde quede el resguardo y si este se encuentra en jurisdicción de varios municipalidades los dineros serán girados a cada uno de ellos de acuerdo con la población indígena en el respectivo territorio.

La explicación la hace el director de Planeación Departamental, Mauricio Ramírez, quien agrega que los recursos deberán manejarse en cuentas separadas a las propias de las entidades territoriales y para su ejecución deberá celebrarse un contrato entre el Municipio y las autoridades del resguardo, antes del 31 de diciembre de cada año, en el que se determinará el uso que le darán al dinero.

DINERO MALGASTADO. Estos recursos son de libre destinación para la financiación de proyectos de inversión debidamente formulados e incluidos en los planes de vida o de acuerdo con los usos y costumbres de los pueblos indígenas, en este caso de los wayuu.

Pese a la existencia de eso dineros, la Asociación de Autoridades Tradicionales Indígenas Wayuu Shipia Wayuu, cuyo representante es Javier Rojas Uriana, uno de los peticionarios de las medidas cautelares que otorgó a los indígenas guajiros la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por la crisis humanitaria que viven ante la falta de alimentos y agua potable, manifiesta en una tutela interpuesta contra las alcaldías de Manaure y Uribia, la Gobernación de la Guajira, el Ministerio de Vivienda y el Departamento Nacional de Planeación que los recursos “han sido gastados en proyectos que no han generado ningún beneficio a las comunidades indígenas”.

Ante la justicia colombiana, Rojas destacó que el 12 de marzo de 2013 la Asociación solicitó a la administración municipal de Manaure copia de los proyectos a los que les asignaron los recursos destinados a los resguardos indígenas, son el objetivo es establecer cómo la comunidad, reunida en asamblea, aprobó, mediante proyectos debidamente formulados y sustentados, contratos de obra por unos $14.000 millones.

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Un indígena saca agua del viejo pozo de Meshuamana que está casi seco.


CONTRATOS SIN RESULTADOS. “Aunque el Municipio entregó copia de unos contratos, no señaló cuáles son los proyectos que supuestamente las autoridades tradicionales ancestrales decidieron priorizar en una asamblea adelantada el 2 de junio de 2012”, asegura.

Y agrega que especialmente entregaron los contratos 099 y 100. El primero por $7.146 millones, cuyo objeto era el “mejoramiento de las viviendas en los resguardos de Manaure”; el segundo fue por $ 5.716 millones para el “mejoramiento de la capacidad productiva para incidir positivamente en la seguridad alimentaria”.

De acuerdo con el líder wayuu, los “resultados de estos contratos son desconocidos” por las comunidades agremiadas en la Asociación, que agrupa a 400 autoridades ancestrales, a pesar de que, supuestamente, eran los beneficiarios.

Rojas reafirma que las rancherías sufren mucho por la falta de agua potable, lo que ha provocado la grave crisis que se evidencia en la muerte de 17 niños por desnutrición en el

presente año y 37 en 2015, sin tener en cuenta el subregistro de muertes que muchas veces ocurren en las mismas comunidades sin que sean reportadas. Insistió en que en los últimos 8 años cerca de 4.000 niños wayuu han muerto por desnutrición o enfermedades asociadas a esta.

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Aquí funciona la escuela de Meshuamana. De 36 niños apenas 15 llegan a estudiar.


IRREGULARIDADES. Los recursos del SGP también deben destinarse a satisfacer otras necesidades como vivienda; educación preescolar, básica primaria y media; salud y desarrollo agropecuario de la población indígena.

Para sustentar la tutela Javier Rojas presentó la auditoría de la Contraloría General de la República (CGR) 2008-2011 y en un informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. La primera institución confirmó en su informe que los recursos destinados directamente a la población indígena, por medio de la asignación especial, “no han producido los resultados esperados” y sostuvo que la política pública diseñada para la población indígena “no ha sido eficaz a la hora de proteger y garantizar los derechos”.

Además, concluyó que las instituciones responsables de la promoción y protección de los derechos de los indígenas “no han tomado medidas eficaces” y que los procesos de participación y toma de decisiones al interior de las comunidades wayuu “no siempre consultan a la mayoría de la población ni se orientan hacia el interés general”, por lo que las condiciones materiales de vida de la mayoría de esta población “no han mostrado un mejoramiento significativo”.

La calificación que la CGR le dio a los mecanismos de control fue “deficiente” para el caso de Manaure e “ineficiente” para Uribia.

Adicionalmente, la Contraloría señaló que en el tiempo evaluado en este último Municipio encontraron modificaciones de rubros iniciales, los cuales “no fueron legalizados a través de las modificaciones al contrato de administración y plan de inversión suscrito inicialmente”. También indica que se evidenciaron “debilidades” en la planeación, seguimiento y ejecución ya que no dieron cumplimiento a diferentes normas legales.

HAY AMENAZAS CIERTAS. Asimismo, el Departamento Nacional de Planeación, en el Informe de monitoreo a los recursos del SGP de propósito General y Asignaciones Especiales (SGPPRI), estableció que La Guajira es uno de los departamentos con menor promedio de ejecución: apenas un 48%.

La Secretaría de Planeación del Departamento de La Guajira también encontró varias inconsistencias en el manejo de los recursos del SGPPRI en Manaure, como por ejemplo ausencia de ejecución de dichos dineros para las vigencias 2008, 2009, 2010 y 2011, y la celebración del contrato de administración de los recursos de una manera global “sin presupuesto de inversión, sin proyectos”. A las autoridades indígenas les solicitaban con posterioridad hacer llegar sus proyectos.

En una decisión final sobre la tutela, la Corte Constitucional expresó que aunque no se establece una vulneración material de los derechos constitucionales porque se evidencia la celebración de las asambleas con las autoridades tradicionales y la suscripción de los contratos de administración y ejecución de, al menos, parte de los recursos, los informes de los órganos de control develan la presencia de varias irregularidades e inconsistencias continúas y permanentes que “amenazan de manera cierta e inminente el goce efectivo de los derechos”.

Por este motivo tuteló los derechos fundamentales a la autonomía indígena, participación, autodeterminación y diversidad étnica y cultural de las comunidades pertenecientes la Asociación de Autoridades Tradicionales Indígenas Wayuu Shipia Wayuu y estableció diferentes órdenes con el objetivo de eliminar la amenaza que se ha evidenciado.

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La Cancillería ha ofrecido a los wayuu que cumplirá las medidas de la CIDH, pero hay incredulidad.


SIN CONTROL. En torno a lo que sucede, Ramírez dice que hay problemas porque “los recursos vienen para el resguardo y se acuerdan con las comunidades censadas por el Dane, pero la mayoría no han sido censadas”.

Explica que Planeación departamental hace seguimiento a los recursos y los reporta al DNP, pero muchos Municipios no envían la información y solo les queda hacer la notifica porque no existe un marco legal para hacer algo más. “No tenemos competencia para controlar, solo para brindar asistencia técnica. Ni siquiera podemos asistir a los procesos de concertación de los recursos, porque vulneraríamos su autonomía, por lo que solo vamos si somos invitados”, enfatiza.

En conclusión, mientras esta falta de control persista en el manejo de los millonarios recursos enviados para los resguardos wayuu, las comunidades seguirán sin agua potable y sin proyectos productos que generen alimentos. En otras palabras: estarán, día a día, acechadas por la muerte.

Fuente: http://www.elheraldo.co/la-guajira/el-d ... yuu-250788
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Tres niños wayuu murieron en Manaure el fin de semana

Message : # 6914Message Darloup »

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Por Sandra Guerrero Barriga

La opinión pública de La Guajira amaneció ayer consternada por la muerte de otros tres niños wayuu por causas relacionadas con desnutrición.

El reporte del líder wayuu Javier Rojas Uriana, peticionario de las medidas cautelares a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, revela que el deceso se produjo entre domingo y lunes.

Uno de los menores fue identificado como Darwin Rafael Pushaina de seis meses de edad, hijo de Rebeca Pushaina Epieyú y quien vivía en la comunidad Ecchamana de Manaure, que está a unos 500 metros del casco urbano de este municipio ubicado del norte del departamento.

Las otras dos víctimas

Según Rojas el niño fue atendido en el hospital, pero a pesar de la atención que le brindaron los médicos, falleció en su ranchería después de haber sido dado de alta.

Otro de los menores muertos fue identificado como Carlos Arturo Epieyú de 16 meses de nacido, quien vivía con su madre Deisi Epieyú Pushaina en la comunidad Walitshitao de la misma población. También murió Johanna Andrea Pushaina, quien tenía 5 meses de edad y quien era de la comunidad indígena Couchotcat.

Según el líder hay otros dos menores que también murieron por esta razón durante la noche del domingo, aunque se espera la confirmación por parte de las autoridades.

21 fallecidos este año

Con la muerte de estos menores se llega a la cifra de 21 niños que han fallecido este año por esta causa, según reporte de líderes y centros asistenciales de salud.

El secretario de Salud departamental, Stevenson Marulanda, afirmó que la situación es preocupante y que estas muertes “hacen parte del subregistro de niños que fallecen en el desierto guajiro”.

Dijo que están a la espera de la notificación oficial por parte de las autoridades de salud de Manaure para determinar cuál fue la causa específica de los fallecimientos.

Hizo un llamado a los líderes para que informen oportunamente la ubicación de estos niños que están en riesgo, porque “con la colaboración de ellos podemos salvar muchas vidas”.

Mientras tanto, el director del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar Eduin López Fuentes, que apenas se enteró de estas muertes comisionó a un equipo de funcionarios para que se desplazaran a la zonal en Manaure para que indagara sobre estos casos.

“Estamos ya en las comunidades para establecer si los niños estaban siendo atendidos por el Instituto y la situación en que estaban estos menores”, afirmó.

Los otros casos

Hace ocho días también murieron dos niñas por causas asociadas a la desnutrición y a la falta de agua en los municipios de Maicao y Manaure.

Una se registró en la comunidad Limunashi, jurisdicción de Manaure, frente al corregimiento Aremashain, en donde la familia Epiayú Arpushana vio morir a la tercera de los cinco hijos en los últimos meses.

Inicialmente falleció una niña de nueve meses de nacida, siete meses después falleció un niño de un año y el viernes una niña de tres años de edad.

Otra de las muertes se produjo en la comunidad Jepein, en la vía que de Cuatro Vías conduce a Uribia, en jurisdicción de Maicao, donde falleció una niña de solo 11 meses de nacida, la cual no fue trasladada a centro asistencial alguno y murió en la ranchería de la familia.

El 23 de marzo el ICBF de La Guajira informó de la muerte de otro niño que además tenía una discapacidad severa, el 26 se reportó la muerte de una niña de dos años en la ranchería Potrerito en la vía entre Riohacha y Maicao, mientras que en la clínica Reina Catalina de Barranquilla falleció Pedro Sereno de dos años, también por desnutrición.

En esa ciudad el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar regional Atlántico afirmó que en Barranquilla todavía se encuentran hospitalizados, en diferentes clínicas tres menores de edad de la etnia wayuu por causas asociadas a la desnutrición.

Fuente: http://m.elheraldo.co/la-guajira/conste ... ion-251035
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4 wayuu han muerto buscando agua en pozos, denuncian líderes

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Benjamín Machado y Victoria González, voceros de la Alta Guajira, junto a otras cuatro líderes. Hay preocupación por la muerte de indígenas en pozos artesanales.


Por Sandra Guerrero Barriga

Líderes reportan que dos hombres fallecieron asfixiados y los otros dos, sepultados por alud mientras hacían mantenimiento • No han reportado casos: alcalde (e) de Uribia.

Líderes wayuu de la Alta Guajira denunciaron a la prensa que cuatro personas han muerto en los últimos cuatro meses mientras buscaban agua en pozos artesanales debido a la intensa sequía que los agobia.

Benjamín Machado, líder de la zona, reportó que toda esta otra tragedia que vive los miembros de su etnia se debe al mismo desespero de los indígenas de no tener agua.

Los cuatro casos. Machado reportó que en noviembre y diciembre fallecieron dos personas que hacían mantenimiento a un pozo artesanal. Fueron sepultados por un alud de tierra que les cayó al ceder el terreno.

El caso más reciente ocurrió el 15 de febrero en la comunidad de Kamajule cuando dos miembros de una misma familia murieron sofocadas dentro de un pozo de 10 metros de profundidad. Respondían a los nombres deo Misael González Ipuana y Arturo Montiel Uliana, quienes fueron sepultados de manera inmediata, como es indica la costumbre wayuu.

Varios días después de estos hechos, la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo y Desastres envió diez carrotanques con agua, pero que desde entonces no han vuelto a recibir más ayuda.

Asegura que en la comunidad de Tawaira, entre la Serranía de la Makuira y la llanura Jarara, a cinco horas de la cabecera municipal de Uribia, no tienen ayuda de ninguna clase, ni agua, ni alimentos y el centro de atención más cercano es el hospital de Nazareth, a dos horas de camino.

Medidas cautelares

Para Machado, esta tragedia ocurre pese a las medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a favor del pueblo wayuu y de la visita de una comisión de la Cancillería que acudió a la zona a prometer cuatro carrotanques para Nazareth, Puerto Estrella y Tawaira que no han llegado.

“Entiendo que esas medidas son para que nos respeten nuestros derechos, pero eso no lo sentimos”, declaró Victoria González Uriana, otra de las voceras.

El alcalde (e) de Uribia, Sadner Fonseca, aseguró que la administración no tiene el reporte de estas cuatro muertes.

Sobre las promesas para llevar agua a esta zona de la Alta Guajira, explicó que apenas están terminando el proceso de contratación de los carrotanques que suministrarán agua en las comunidades.

“Serán 60 los vehículos que llevarán el líquido a las rancherías por parte de la administración municipal y estarán otros 25 de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo”.

Dijo además que se trasladarán hasta el corregimiento de Tawaira para dialogar con los líderes.

Ante esta situación y por la efectiva comunicación con el Gobierno Central, las autoridades tradicionales de la zona norte de la Alta Guajira han propuesto que sea abierta una oficina en Nazareth donde haya representantes de entidades como la Unidad de Riesgo, Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y de la Gobernación. “Es la una manera de acortar distancias porque se los líderes no pueden trasladarse hasta Uribia y mucho menos a Riohacha”.

Esta denuncia agrava la crisis humanitaria en La Guajira en donde 21 niños han muerto este año por causas relacionadas con la desnutrición, derivada en un alto porcentaje por la falta de agua.

Fuente: http://www.elheraldo.co/la-guajira/4-wa ... res-251602
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El otro drama en La Guajira: Los wayuu que mueren buscando agua

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Por Sandra Guerrero Barriga

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El pozo de siete metros de profundidad en cuyo interior murieron Arturo y Misael Montiel, el 15 de febrero pasado.


Además de los 21 niños que han fallecido por causas relacionadas con la desnutrición, la etnia enfrenta ahora nuevas víctimas: las que por la sequía pierden la vida en los pozos profundos.

La reunión familiar en la comunidad wayuu de Kamajule fue en torno a una motocicleta roja. Junto al vehículo expresaron su dolor por las dos muertes, contaron anécdotas y revelaron las afugias que viven por la falta de agua en la zona.

La moto era de Arturo Montiel Uliana, de 32 años de edad, quien murió en un pozo de siete metros de profundidad cuando quiso salvar a su sobrino Misael Segundo Montiel, de 15.

Los dos habían salido temprano el pasado 15 de febrero a buscar agua, ya que en esta ranchería, ubicada en el corregimiento de Taguaira, en la Alta Guajira, no llueve hace cuatro años.

“Iban en la moto, de ranchería en ranchería, buscando en todos los pozos un poquito de agua, porque no teníamos para cocinar”, cuenta Misael Montiel, padre. El indígena recuerda que el último aguacero fue en septiembre de 2012, por lo que salir a buscar agua es la rutina diaria de los pobladores de esta región. Aquí, la sequía y el cierre de la frontera con Venezuela, con la consecuente restricción en la traída de alimentos, han provocado una crisis humanitaria que no ha podido ser contrarrestada por el Estado colombiano.

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Misael Montiel y Arturo Montiel, fallecidos.


Misael Segundo se metió en el pozo que está a unos 50 metros de su rancho, quizás, dicen sus familiares, porque desde la boca había divisado un poco del vital líquido. “Su tío, seguro al ver que no salía, se metió para sacarlo y también murió”, dice la autoridad tradicional Estílica Morales, abuela del adolescente y madre de Arturo.

MUERTE EN LA PROFUNDIDAD

Los dos fueron encontrados muertos luego de varias horas de búsqueda por las rancherías cercanas; los sacaron y los sepultaron en medio del dolor.

La mujer, de recio carácter, fustiga que estas muertes se hubieran evitado si a Kamajule hubiera llegado “siquiera uno de los carrotanques de los que dice la Alcaldía (de Uribia) que reparten agua”.

Taguaira es el corregimiento más grande de este Municipio y está ubicado en la zona extrema de la Alta Guajira, hasta donde se llega atravesando el desierto y transitando por trochas por las que solamente pasan determinados vehículos y las que modifican, casi a diario, su ruta por los caprichos de la naturaleza.

Esta zona, donde los habitantes ruegan que muy pronto aparezca Juyá (Dios de las lluvias), queda en estos momentos, cuando no ha llovido, a seis o siete horas de camino desde Riohacha; en invierno la travesía para llegar aquí –o para ir a la capital– puede demorarse hasta cuatro y cinco días.

El poblado está entre la Serranía de la Makuira, que es Parque Nacional y una de las pocas elevaciones de esta región desértica, y la llanura Jarara, por lo que el terreno es propicio para la siembra de maíz, frijol y ahuyama, entre otros productos, pero hoy esos cultivos “han desaparecido” por la temporada seca.

“Queremos que nos ayuden, que nos manden agua”, clama la autoridad tradicional. “Que vengan por lo menos, porque nadie ha venido aquí hace mucho tiempo, solo acá han llegado ustedes”, dice Estílica Morales. Explica que después de las muertes mandaron unos carrotanques y no han visto más ayuda.

Los pozos y jagüeyes en los que buscan agua fueron construidos en el gobierno de Gustavo Rojas Pinilla, por lo menos hace 60 años, muchos de los cuales están dañados y secos, aunque hace poco la ONG Oxfam arregló uno en Chiazalud y rehabilitó un microacueducto cercano a Kamajule, pero esto no es suficiente porque las rancherías están dispersas.

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Un grupo de mujeres wayuu llora la muerte de tío y sobrino.


INDIFERENCIA OFICIAL

Arturo Montiel era el esposo de Nelys Ipuana, quien espera su cuarto hijo; Misael era un joven al que describen como inteligente y estudiaba quinto de primaria en el colegio de Taguaira.

Para sus familias, los dos fueron, sobre todo, “víctimas de la indiferencia” de las autoridades locales, regionales y nacionales.

La reunión en la que estaban los wayuu para recordar a sus muertos la llaman “comelona” y comenzó desde temprano con el sacrificio de una de las pocas reses que les quedan. “La vaca alcanza más que un chivo”, explica Ángel Machado, un joven indígena.

Como es tradición, al encuentro llegaron familiares y amigos de las rancherías cercanas. Sentados en la enramada, de palos secos y techo de paja, primero compartieron el dolor por las muertes con los padres de las víctimas y después se comieron un pedazo de carne, sin ningún otro acompañamiento.

“Es que desde que cerraron la frontera podemos ir a Venezuela, pero no nos dejan traer mucho. Apenas dos kilitos de arroz y eso no alcanza para nada”, se queja Estílica Morales. “Sale –dice– más caro comprar colombiano, para lo cual hay que ir a Uribia, que es un viaje también caro”.

ENFERMOS A VENEZUELA

En medio de la vegetación que en estos momentos está casi muerta se pierden las trochas que llevan a Venezuela. A través de ellas les resulta más fácil a los habitantes de Taguaira llevar los enfermos al vecino país.

Vicente Machado, quien vive cercana a Kamajule, lamenta que hasta esta región no llegue nadie del gobierno colombiano: “Por eso vamos a Venezuela a operarnos y a que nos atiendan los médicos, porque allá tenemos familiares y en Riohacha no”.

Desamparados, cuentan que todos tienen carnet de alguna EPS, sin embargo pocas veces han sido atendidos o han recibido alguna visita médica. El hospital de Nazareth, que es un centro de baja complejidad, lo tienen a dos horas de camino, también trochando.

A pesar de la lejanía de Taguaira, los wayuu esperan que recibir pronto la atención del Estado, pues ya conocen que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, aprobó unas medidas cautelares, lo que les da ciertos derechos que “debe respetar” el Gobierno Nacional.

Machado, acostado en su chinchorro, sentencia que las muertes de Arturo y Misael Segundo Montiel fueron producto de la “de-sesperación” por la falta de agua, la misma que en otras zonas de la extensa guajira viven familias enteras por la muerte diaria de sus hijos por desnutrición.

OTROS DOS CASOS

El desespero de los wayuu por buscar agua debido a la sequía dejó otros dos muertos, de acuerdo con los reportes de los líderes de la zona. Estos casos ocurrieron en diciembre, primero que los de Misael y Arturo Montiel. Las víctimas, cuentan los lugareños, estaban haciendo mantenimiento a un pozo artesanal, con el fin de habilitarlo y lograr sacar algo de agua para sus familias. Explican que el terreno cedió y murieron atrapados.

Fuente: http://www.elheraldo.co/la-guajira/el-o ... gua-253700
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Muere por desnutrición sexto niño wayuu en Barranquilla

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Por Alison Guerrero

Diego es el sexto niño que fallece en Barranquilla. En el año se han registrado 14 casos de muerte de menores de 5 años, según el INS.

En la sala de urgencias de la Clínica Reina Catalina estaba María Esther Uriana, madre de Diego Uriana, el niño wayuu que falleció la noche del jueves en Barranquilla, por causa de desnutrición. Su rostro entristecido y su mirada agotada eran el reflejo del dolor que le causaba haber perdido a su hijo de seis años.

Según declaraciones de María, Diego tenía complicaciones de salud desde antes de cumplir los 2 años de edad.

El jefe médico de la Clínica Reina Catalina, Jairo Quiroz, informó que Diego ingresó el pasado 27 de febrero con un diagnóstico de desnutrición, parálisis cerebral infantil y bronconeumonía. “En todo momento estuvo en la Unidad de Cuidados Intensivos, pero en el día de ayer presentó una bradicardia severa que no respondió al tratamiento médico”, dijo Quiroz.

Según el parte médico, el pequeño ingresó con un peso corporal de 8 kilos. Quiroz explicó que el peso indicado de un niño de 6 años es de 16 kilos y añadió que en el mes y medio que estuvo internado “se mantuvo en su peso inicial”.

“Desde que el niño ingresó estuvo entubado, recibiendo tratamiento de antibióticos y soporte nutricional”, comentó Jairo.

Con este caso asciende a seis el número de menores wayuu muertos por desnutrición en Barranquilla. Cuatro de estos casos se registraron en la Clínica Reina Catalina.

Informe INS. Según el informe epidemiológico del Instituto Nacional de Salud (INS), del 27 de marzo al 02 de abril del 2016 se registraron 3 nuevas muertes en niños menores de 5 años que están asociadas a desnutrición.

El informe también revela que en las 13 primeras semanas del año se presentaron 14 casos de muerte por desnutrición en niños wayuu, lo que representa el 25.5% de muertes en esta categoría a nivel nacional. En la lista continúan Magdalena y Meta con 5 casos cada uno (ver infografía).

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Asimismo, se reportaron 4 casos en Tolima, mientras que en Choco, Valle y Vichada se han presentado 3 casos para cada uno. En el Cesar, Guainía, Huila y Santa Marta, se notificaron un total de 8 casos.

En lo que respecta a Barranquilla, solo se ha registrado el caso de un menor, lo que representa el 1.8% a nivel nacional. El mismo porcentaje se determinó en Antioquia, Bogotá, Bolívar, Boyacá, Cundinamarca, Nariño, Norte de Santander, Putumayo y Vaupés.

Estas cifras representan un total de 55 casos de muertes por desnutrición de niños menores de 5 años, desde el 1 de enero hasta el 2 de abril de 2016.

Entretanto, en la Clínica Reina Catalina continúa internado un niño wayuu. El infante con tan solo 25 días de nacido, “tenía bajo peso y el ano imperforado”, según informó el jefe médico de la clínica. Agregó que entre el martes y miércoles de la próxima semana será dado de alta, en vista de que su evolución ha sido positiva.

Quiroz también informó que Diego será velado y sepultado en La Guajira. Añadió que María ha recibido el apoyo de la Personería de Barranquilla, el ICBF y Comparta, para trasladar a el cuerpo del menor hasta su residencia.

Casos anteriores. Seis niños wayuu han fallecido por desnutrición en las clínicas de la ciudad. Los 5 casos anteriores a Uriana, corresponden a 3 niñas y 2 niños.

La primera muerte en Barranquilla fue la de Perla Uriana, una niña que falleció el pasado 30 de enero. La menor había llegado a la Clínica Reina Catalina con apariencia de delgadez extrema y déficit calórico total.

El segundo caso fue el de una infante de un año de nacida, procedente de la comunidad Churritsirra, del corregimiento de Tawaira, jurisdicción de Uribia, la niña murió el 1 de febrero.

Eduardo Epinayú, de 10 años de edad, fue la tercera muerte en la ciudad. Eduardo falleció el 2 de febrero en la Clínica de la Costa. Posteriormente se reportó el caso de una niña wayuu que falleció el 7 de febrero a causa de un paro cardiorrespiratorio en la Clínica Reina Catalina y por último el caso de Pedro Sereno, un niño de 2 años que falleció a finales del mes de marzo, luego de haber ingresado el 24 de febrero con desnutrición y dificultad respiratoria.

Fuente: http://www.elheraldo.co/local/muere-otr ... ion-254963
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