Epistemología

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Darloup
 
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Epistemología

Message : # 7699Message Darloup »

Por Thierry Ways

Le debo al profesor Álvaro Díaz, quien enseñaba Español en el colegio, mi primer encuentro con la palabra ‘epistemología’. Durante un recreo, me soltó de la nada ese extraño vocablo que para esa época tenía más letras que años yo. “Algún día deberías estudiar la epistemología”, fue lo que dijo. Y aunque a esa edad difícilmente podía entender lo que significaba, había nacido una obsesión.

Con el tiempo aprendería que la epistemología estudia las maneras como obtenemos conocimiento. ¿Cómo se sabe que algo es ‘verdad’? El asunto, como se imaginarán, es denso y extenso, pero no le haremos mucho daño si simplificamos un poco.

En filosofía, por ejemplo, se llega a la verdad —la verdad filosófica— por medio de la reflexión y las herramientas de la lógica: la deducción, el silogismo, etc. Pero para la ciencia esos métodos son insuficientes. Es necesario acudir a la experimentación —la evidencia empírica— para apuntalar verdades científicas. Y a la verdad religiosa se llega por caminos completamente distintos: por medio de las revelaciones de los profetas o la interpretación de textos sagrados.

En la vida pública no hay una forma ideal de conocer la ‘verdad’ política de un pueblo y por eso en las sociedades democráticas acudimos al voto. La herramienta no es perfecta. La voz del pueblo no es la voz de Dios. Las democracias son “humanas, demasiado humanas”. Nunca la frase de Nietzsche encajó tan bien, pues una democracia es la expresión de los miedos y las esperanzas, la nobleza y la imperfección, de millones de seres humanos. Pero es la única manera de aproximarse a la verdad colectiva (si tal cosa existe). La alternativa es la aristocracia: que gobierne una pequeña casta de nobles, de ricos, de ilustrados, de ‘gente bien’. De iluminados, en todo caso.

No es que las democracias no se equivoquen. Se equivocan, con frecuencia. Pero pueden corregir el rumbo cuando se han equivocado. En todas las sociedades hay déspotas y demagogos, pero siempre que se respeten las reglas del juego, su poder será limitado.

En cambio, las sociedades regidas por iluminados no hacen correcciones. Los iluminados rara vez retroceden. Le achacarán sus fracasos a fuerzas oscuras dentro de la sociedad o a algún enemigo externo y seguirán avanzando hasta que no haya kerosene para las estufas o no le quepan más ceros a los billetes. A veces ni entonces se detendrán.

En 2016 la democracia fue atacada porque en ciertos casos notables no produjo los resultados que las élites iluminadas hubieran querido. En Colombia ganó el ‘No’, en el Reino Unido, el ‘brexit’ y en Estados Unidos, Trump. Esas críticas olvidan que la única epistemología posible para los pueblos es la del voto. Aún no hemos inventado nada mejor. La virtud de la democracia no es la infalibilidad, sino la moderación. La moderación que impide que un pequeño grupo, por poderoso que sea, pueda imponerle a la sociedad su visión particular del universo. Sí: es desesperante esa manera parsimoniosa de andar por la historia. Pero cualquier otro sistema afecta peligrosamente la capacidad de los pueblos de acceder a la verdad: su verdad. Que es distinta para cada uno y solo la puede encontrar por medio de la democracia frustrante e imperfecta.

Aquí, todavía haciendo la tarea, profe Díaz.

Fuente: http://www.elheraldo.co/columnas-de-opi ... gia-311948
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