Mujeres en saldo rojo
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Mujeres en saldo rojo
Por Catalina Ruiz Navarro
Ser mujer, en Colombia, es carísimo. Las colombianas pagamos un impuesto exclusivo para todas las mujeres con útero y en edad reproductiva, un impuesto a la menstruación, que asciende a los 320.000 millones al año. Ahora, la nueva reforma tributaria pretende subir el IVA de las toallas higiénicas y tampones al 19%, tres puntos más por encima de lo que ya pagamos. Van a subir un impuesto que, en primer lugar, no debería existir.
Es muy distinto que le suban los impuestos a artículos de lujo, o prescindibles, o para desincentivar el consumo de artículos que sean nocivos para la salud como el licor, los cigarrillos o las bebidas azucaradas. Pero los tampones y las toallas higiénicas son artículos de consumo de primera necesidad para las colombianas en edad reproductiva. Claro, existen otras opciones más eficientes, baratas y ecológicas como la copa menstrual, pero estas son poco conocidas y aún difíciles de conseguir en el país. Como si tener la regla no fuera ya suficientemente engorroso, ahora nos va a salir mucho más caro, y no parece que esos tributos se vayan a usar, de manera prioritaria, para algo que nos beneficie a las mujeres.
Según un estudio del Departamento de Asuntos del Consumidor de Nueva York, los juguetes para niñas son 7% más costosos, la ropa infantil femenina es 4% más cara, mientras que la de adultas lo es en 8%; los productos de cuidado personal tienen precios 13% mayores y los del cuidado de la salud cuestan 8% más. Estas cifran aplican a casi todos los países del mundo.
A esto sumémosle que las mujeres ganamos entre un 20% y 40% menos que los hombres. O que las exigencias la sociedad impone sobre nuestra apariencia nos llevan a gastar grandísimas cantidades extra en maquillaje, peluquería, ropa, sin siquiera entrar a monetizar el tiempo que esto implica. Digamos que una mujer promedio se demora, a diario en arreglarse, 30 minutos más que un hombre. Esto son 182 horas, 7.6 días más que un hombre promedio. Ellos, mientras tanto, descansan, ven televisión y hasta duermen. Además de tener menos tiempo libre, que nos paguen menos, y que nos cobren más impuestos, las mujeres hacemos una doble jornada en trabajos domésticos y de cuidado, que no solo no son remunerados, ni siquiera son reconocidos como trabajo. Según datos de la primera Encuesta Nacional de Uso del Tiempo, las mujeres dedican aproximadamente 8 horas diarias al cuidado doméstico mientras los hombres, algunos, apenas dedican 3.
Las mujeres de Colombia estamos cansadas, y pobres. Y va uno a ver y sí. No conozco a la primera mujer colombiana que duerma lo suficiente. Las cifras de pobreza en el país también indican que la pobreza es cosa femenina. ¿Cómo podemos las mujeres ser ciudadanas plenas cuando no tenemos ni plata ni tiempo? La reforma tributaria no puede afectar selectivamente la capacidad de las mujeres para ejercer su ciudadanía. Por eso pedimos una #MenstruaciónLibreDeImpuestos.
Fuente: http://www.elheraldo.co/columnas-de-opi ... ojo-309991
Ser mujer, en Colombia, es carísimo. Las colombianas pagamos un impuesto exclusivo para todas las mujeres con útero y en edad reproductiva, un impuesto a la menstruación, que asciende a los 320.000 millones al año. Ahora, la nueva reforma tributaria pretende subir el IVA de las toallas higiénicas y tampones al 19%, tres puntos más por encima de lo que ya pagamos. Van a subir un impuesto que, en primer lugar, no debería existir.
Es muy distinto que le suban los impuestos a artículos de lujo, o prescindibles, o para desincentivar el consumo de artículos que sean nocivos para la salud como el licor, los cigarrillos o las bebidas azucaradas. Pero los tampones y las toallas higiénicas son artículos de consumo de primera necesidad para las colombianas en edad reproductiva. Claro, existen otras opciones más eficientes, baratas y ecológicas como la copa menstrual, pero estas son poco conocidas y aún difíciles de conseguir en el país. Como si tener la regla no fuera ya suficientemente engorroso, ahora nos va a salir mucho más caro, y no parece que esos tributos se vayan a usar, de manera prioritaria, para algo que nos beneficie a las mujeres.
Según un estudio del Departamento de Asuntos del Consumidor de Nueva York, los juguetes para niñas son 7% más costosos, la ropa infantil femenina es 4% más cara, mientras que la de adultas lo es en 8%; los productos de cuidado personal tienen precios 13% mayores y los del cuidado de la salud cuestan 8% más. Estas cifran aplican a casi todos los países del mundo.
A esto sumémosle que las mujeres ganamos entre un 20% y 40% menos que los hombres. O que las exigencias la sociedad impone sobre nuestra apariencia nos llevan a gastar grandísimas cantidades extra en maquillaje, peluquería, ropa, sin siquiera entrar a monetizar el tiempo que esto implica. Digamos que una mujer promedio se demora, a diario en arreglarse, 30 minutos más que un hombre. Esto son 182 horas, 7.6 días más que un hombre promedio. Ellos, mientras tanto, descansan, ven televisión y hasta duermen. Además de tener menos tiempo libre, que nos paguen menos, y que nos cobren más impuestos, las mujeres hacemos una doble jornada en trabajos domésticos y de cuidado, que no solo no son remunerados, ni siquiera son reconocidos como trabajo. Según datos de la primera Encuesta Nacional de Uso del Tiempo, las mujeres dedican aproximadamente 8 horas diarias al cuidado doméstico mientras los hombres, algunos, apenas dedican 3.
Las mujeres de Colombia estamos cansadas, y pobres. Y va uno a ver y sí. No conozco a la primera mujer colombiana que duerma lo suficiente. Las cifras de pobreza en el país también indican que la pobreza es cosa femenina. ¿Cómo podemos las mujeres ser ciudadanas plenas cuando no tenemos ni plata ni tiempo? La reforma tributaria no puede afectar selectivamente la capacidad de las mujeres para ejercer su ciudadanía. Por eso pedimos una #MenstruaciónLibreDeImpuestos.
Fuente: http://www.elheraldo.co/columnas-de-opi ... ojo-309991
¡El riesgo es que te quieras quedar! ¡Lo sé, porque me quedé!
Le risque est d'y vouloir rester ! Je le sais, parce que j'y suis resté !
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