Carteristas en Carnaval
Règles du forum
Soyez courtois ! / Recuerde ser cortés
Vous pouvez poster vos messages en espagnol / Puede publicar sus mensajes en español
Soyez courtois ! / Recuerde ser cortés
Vous pouvez poster vos messages en espagnol / Puede publicar sus mensajes en español
- Darloup
- Administrateur/Administrador
-
Grand Maitre Gourou/Gran Maestro Gurú
- Messages : 7100
- Inscription : 20 sept. 2008, 01:39
- Prénom : Henry
- Sexe : Masculin
- Emplacement : Barranquilla (Colombie)
- Contact :
Carteristas en Carnaval
Por Nicolás Renowitzky Renowitzky
Resultan repudiables los desmanes generados por cientos de intolerantes, algunos borrachos, otros drogados y muchos que en su sano juicio solo buscaban la oportunidad para hurtar pertenencias a quienes salían del espectáculo de la Lectura de Bando, los cuales dejaron como saldo trágico la muerte de una persona. Y es entendible que por tales hechos la ciudadanía le exija a su Policía implementar una estrategia que impida que estos se repitan durante otros eventos del Carnaval en el estadio Romelio Martínez o en cualquier otro sitio de la ciudad.
Pero en esta quiero referirme a otra desagradabilísima situación que se repite cada vez que se presenta algún espectáculo público o pago en ese mismo estadio, sin que la Policía haga el más mínimo intento por impedirlo. O por lo menos, es lo que parece. Se trata del más descarado y masivo raponeo que los carteristas imponen a los asistentes mientras estos hacen las interminables colas para entrar al Romelio. Estoy hablando de cientos de robos menores durante ese lapso, en que hábiles rateros hacen su agosto de la manera más descarada, hurtando bolsos, billeteras, celulares, boletas, prendas y todo lo que estos individuos puedan, perjudicando y amargándoles la noche a cientos de asistentes, sin que exista el menor chance de que un policía pille a uno solo de estos, ni atienda queja alguna, ya que estos agentes aparentemente solo están encargados de requisar al público que en medio de los empujones originados por los rateros para distraer y lograr su cometido, procuran permanecer en la dichosa fila.
Situación esta solo comparable con la que uno aprecia cuando una bandada de gaviotas se manda en picada sobre un cardumen en los alrededores de la ‘Bocana’ entrando a Cartagena. Para ellos – me refiero a los rateros – es también un verdadero festín.
He vivido en carne propia esta situación un par de veces los dos últimos años. También varios de los amigos que integran nuestro grupo. El año pasado nos hurtaron pertenencias a cuatro de doce personas. ¡Un promedio del 33%! Esa sola noche los rateros debieron haber afectado a cientos de asistentes, y resultaba innegable la sensación de impotencia, así como la inoperancia de la fuerza pública.
En esa oportunidad, al finalizar el espectáculo, cuando salimos por la puerta de la carrera 44, nos topamos también – como nos ha sucedido desde hace unos cinco años – con un ambiente hostil y cargado de amenaza, que generaba en el grupo una sensación de temor, que nos obligó a correr para salir lo más rápidamente de ese peligroso sector. Después supimos sobre la gresca que allí se generó. Pero seguimos asistiendo. Somos barranquilleros y esperamos el carnaval para gozarlo. No es justo que también para sufrirlo.
Este año esperamos la visita de varios canadienses con quienes asistiremos desde la Guacherna hasta el entierro de Joselito el martes en la calle 84, pero no podemos negar nuestro temor de que en la cola para entrar a la Coronación nos apliquen la más inmisericorde ‘raqueteada’ sin que ningún policía se percate porque estarán súper ocupados requisando los bolsos y las mochilas a los asistentes.
Particularmente, nunca he entendido por qué la Policía no impide que personas que no van a ingresar al estadio para estos espectáculos se acerquen a quienes sí tienen boletas y están haciendo la correspondiente fila. ¡Parecería la vaina más fácil del mundo! Pero lo cierto es que para que se arme el ‘merequetengue’ necesario para el raponeo, se requieren muchas personas apretujando, empujando, halando y cada ratero tiene su cuadrilla conformada por dos o tres compinches, que son los encargados de generar el necesario desorden.
Todo delante de los ojos de decenas de policías a los que nadie les cree que sean tan mamertos como para no saber lo que está sucediendo frente a sus narices. Eso es lo primero que deben controlar desde el próximo evento de coronación de nuestra Reina del Carnaval. Amanecerá y veremos.
Fuente: http://www.elheraldo.co/opinion/columni ... aval-55126
Resultan repudiables los desmanes generados por cientos de intolerantes, algunos borrachos, otros drogados y muchos que en su sano juicio solo buscaban la oportunidad para hurtar pertenencias a quienes salían del espectáculo de la Lectura de Bando, los cuales dejaron como saldo trágico la muerte de una persona. Y es entendible que por tales hechos la ciudadanía le exija a su Policía implementar una estrategia que impida que estos se repitan durante otros eventos del Carnaval en el estadio Romelio Martínez o en cualquier otro sitio de la ciudad.
Pero en esta quiero referirme a otra desagradabilísima situación que se repite cada vez que se presenta algún espectáculo público o pago en ese mismo estadio, sin que la Policía haga el más mínimo intento por impedirlo. O por lo menos, es lo que parece. Se trata del más descarado y masivo raponeo que los carteristas imponen a los asistentes mientras estos hacen las interminables colas para entrar al Romelio. Estoy hablando de cientos de robos menores durante ese lapso, en que hábiles rateros hacen su agosto de la manera más descarada, hurtando bolsos, billeteras, celulares, boletas, prendas y todo lo que estos individuos puedan, perjudicando y amargándoles la noche a cientos de asistentes, sin que exista el menor chance de que un policía pille a uno solo de estos, ni atienda queja alguna, ya que estos agentes aparentemente solo están encargados de requisar al público que en medio de los empujones originados por los rateros para distraer y lograr su cometido, procuran permanecer en la dichosa fila.
Situación esta solo comparable con la que uno aprecia cuando una bandada de gaviotas se manda en picada sobre un cardumen en los alrededores de la ‘Bocana’ entrando a Cartagena. Para ellos – me refiero a los rateros – es también un verdadero festín.
He vivido en carne propia esta situación un par de veces los dos últimos años. También varios de los amigos que integran nuestro grupo. El año pasado nos hurtaron pertenencias a cuatro de doce personas. ¡Un promedio del 33%! Esa sola noche los rateros debieron haber afectado a cientos de asistentes, y resultaba innegable la sensación de impotencia, así como la inoperancia de la fuerza pública.
En esa oportunidad, al finalizar el espectáculo, cuando salimos por la puerta de la carrera 44, nos topamos también – como nos ha sucedido desde hace unos cinco años – con un ambiente hostil y cargado de amenaza, que generaba en el grupo una sensación de temor, que nos obligó a correr para salir lo más rápidamente de ese peligroso sector. Después supimos sobre la gresca que allí se generó. Pero seguimos asistiendo. Somos barranquilleros y esperamos el carnaval para gozarlo. No es justo que también para sufrirlo.
Este año esperamos la visita de varios canadienses con quienes asistiremos desde la Guacherna hasta el entierro de Joselito el martes en la calle 84, pero no podemos negar nuestro temor de que en la cola para entrar a la Coronación nos apliquen la más inmisericorde ‘raqueteada’ sin que ningún policía se percate porque estarán súper ocupados requisando los bolsos y las mochilas a los asistentes.
Particularmente, nunca he entendido por qué la Policía no impide que personas que no van a ingresar al estadio para estos espectáculos se acerquen a quienes sí tienen boletas y están haciendo la correspondiente fila. ¡Parecería la vaina más fácil del mundo! Pero lo cierto es que para que se arme el ‘merequetengue’ necesario para el raponeo, se requieren muchas personas apretujando, empujando, halando y cada ratero tiene su cuadrilla conformada por dos o tres compinches, que son los encargados de generar el necesario desorden.
Todo delante de los ojos de decenas de policías a los que nadie les cree que sean tan mamertos como para no saber lo que está sucediendo frente a sus narices. Eso es lo primero que deben controlar desde el próximo evento de coronación de nuestra Reina del Carnaval. Amanecerá y veremos.
Fuente: http://www.elheraldo.co/opinion/columni ... aval-55126
¡El riesgo es que te quieras quedar! ¡Lo sé, porque me quedé!
Le risque est d'y vouloir rester ! Je le sais, parce que j'y suis resté !
Le risque est d'y vouloir rester ! Je le sais, parce que j'y suis resté !