¡No llore, sea macho!

[Darloup]

Por Luz María P. de Palis

Los absurdos actos de violencia intrafamiliar y el maltrato físico a la mujer son producto de una sociedad machista en la que al hombre se le enseña desde pequeño que llorar y expresar los sentimientos es exclusivo para las mujeres, porque de lo contrario pierde su hombría.

Ese niño y ese hombre tienen sentimientos y emociones que necesitan validar, aceptar y expresar, además, como todo ser humano, está dotado de glándulas lagrimales. Por lo tanto decirle a un niño ¡sea macho, no llore! es ir en contra de la misma naturaleza, es incapacitarlo y mutilarlo sentimentalmente. Prohibirle a un hombre que llore es inhabilitarlo para expresar sentimientos como la ternura y compasión. Por esa misma causa son fríos y distantes en sus relaciones con su esposa y sus hijos.

El dolor, la frustración, la alegría se expresa con lágrimas que los hombres deben aguantarse como machos para mostrar su valentía.

El alto índice de mujeres violadas, maltratadas y asesinadas es producto de trastornos mentales que proceden de la incapacidad del hombre de procesar emociones como la ira, miedo, frustración, tristeza, además del mal ejemplo de padres agresores, todo esto los hace explotar descontroladamente en actos violentos como los ocurridos recientemente.

Macho no es el rudo, insensible, capaz de mostrar la hipertrofia de sus músculos e incapaz de comprender el dolor. El mundo necesita hombres protectores, que sepan expresar sus sentimientos nobles para acabar con tanta violencia.

Ser hombre es aprender del mismo Dios, que en la humanidad de Jesús lloró ante la destrucción de Jerusalén, lloró por la muerte de su amigo Lázaro y lloró en el Getsemaní ante el miedo a la cruz.

Fuente: http://www.elheraldo.co/opinion/columni ... acho-71871