Golondrinas y educación

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Golondrinas y educación

Message : # 5188Message Darloup »

Esta semana, mientras el Gobierno premia en acto solemne a los mejores estudiantes del país, el informe Pisa revelaba que Colombia ocupa una de las últimas cinco posiciones del mundo en conocimientos en Lectura, Matemáticas y Ciencias.

Ha producido sinsabor en la opinión pública nacional el deshonroso lugar obtenido por estudiantes colombianos en el informe Pisa, que mide a nivel mundial los conocimientos de los escolares de 15 años en Lectura, Matemáticas y Ciencia.

En comparación con la última medición internacional de estudiantes de 2009, Colombia desmejoró su posición al pasar del puesto 57 al 62.

Según el informe 2012, divulgado esta semana por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), a nivel latinoamericano solo a Perú le fue peor, al quedar en la última posición. La evaluación se realizó a 510.000 escolares de 65 países (que representan a más del 80 por ciento de la población escolar mundial) y se viene aplicando cada tres años desde 2000 a través de cuestionarios en los que los estudiantes están obligados a resolver problemas y demostrar si son capaces de extrapolar sus conocimientos a situaciones de la vida diaria.

Lo paradójico es que mientras, por un lado, el Ministerio de Educación premia a los mejores estudiantes de diversas instituciones educativas del país por sus resultados en las pruebas Saber, los colombianos simultáneamente reciben la noticia negativa de que la educación nacional está ubicada en una posición internacional de retaguardia.

Así, mientras organizamos solemnes (y merecidos, sin duda) actos en homenaje a nuestros alumnos más destacados, en materia de educación salimos muy mal librados en el plano internacional. Y no es que los niños y jóvenes estudiantes no tengan sobrados méritos para alcanzar logros. Un ejemplo lo acaba de dar el colegio distrital Instituto Alexander Von Humboldt, cuyos alumnos arrasaron a nivel nacional con las primeras 21 posiciones de las pruebas Saber. Es más, uno de ellos fue el mejor bachiller del país en 2013. Como si fuera poco, dos estudiantes de la institución educativa barranquillera estuvieron en los primeros lugares del concurso Supérate, del Ministerio de Educación, en Matemáticas y Ciencias, precisamente en las áreas en que peor salió el país, según la lista Pisa.

A esos alumnos, innegablemente, hay que felicitarlos y reconocer que parte del éxito se debe al esfuerzo del cuerpo de profesores, su rector y la estrategia educativa implementada. Pero, lamentablemente, “una golondrina no hace el verano”.

La realidad indica que la inmensa mayoría de los colegios públicos y privados del país no tienen el mismo nivel que la institución laureada.

Los preocupantes resultados obtenidos en el informe internacional Pisa llevan a la conclusión de que lo que está fracasando es el sistema educativo. No son las partes sino el engranaje del sistema que lleva a que las diferentes instituciones educativas se desarrollen en forma dispareja: unos pocos excelentemente fortalecidos y la gran mayoría con serias debilidades en lo que se refiere al rendimiento académico, la motivación y disciplina de los alumnos, el compromiso pedagógico de los docentes, las regulares o precarias condiciones de la infraestructura física y tecnológica y el cumplimiento unificado de los contenidos curriculares impartidos.

Los resultados Pisa deben servir para asumir estrategias más efectivas a la hora de incrementar la calidad de la educación. Porque está bien celebrar lo bueno que sucede dentro. Pero aún mejor establecer el reto de avanzar hacia un modelo de educación en realidad superior. Que la palabra no sea un eufemismo, sino una realidad.

Fuente: http://www.elheraldo.co/editorial/golon ... ion-134803
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Cobertura y calidad

Message : # 5192Message Darloup »

Por Thierry Ways

Tanta gente aterrada con los resultados de las pruebas Pisa, que miden el nivel educativo de los países y en las que Colombia retrocede 10 puestos y queda de 62 entre 65 naciones: debe ser porque no han tenido que lidiar directamente con la calidad de la educación, y en particular de la pública, en este país.

Aunque no se trata de una de las entidades que evaluaron las pruebas, el siguiente ejemplo hace parte del mismo problema. En la empresa en la que trabajo, de unos 13 aprendices del Sena que habían cursado el programa de Tecnólogo en Contabilidad y Finanzas, apenas uno logró pasar una prueba admisión en las que se pedían cosas tan fundamentales a su formación como clasificar cuentas contables como “debe” o “haber”. (Como no se ha podido cumplir con la cuota de aprendices, ya que pocos tienen las competencias elementales para los cargos a los que aspiran, y como contratarlos es un requisito para las empresas, ahora el Sena amenaza con multar a la compañía con 15 millones de pesos. Con razón tantos empresarios prefieren pagarle al Sena el costo de la cuota de los aprendices, así no los empleen… pero ese es tema para otro día.)

En la educación, como también en la salud y en otras áreas, un tema recurrente en los últimos años en Colombia ha sido un aumento notorio en la cobertura de los servicios prestados por el Estado, pero acompañado de un igualmente notorio desplome en su calidad. Eso ha permitido a los gobernantes decir frases como “Hemos alcanzado un 90% de cubrimiento en…”, o “El 95% de población hoy tiene acceso a…”: frases que suenan bien, pero que esconden que lo que se ha ganado en alcance se ha perdido en efectividad. Por eso hoy tenemos escolaridad para todos, pero con los resultados que están a la vista. (Del lado privado también pasa: por eso ha decaído tanto el valor de un diploma universitario, pues casi cualquiera que tenga los recursos encuentra alguna universidad dispuesta a graduarlo sin demasiadas exigencias académicas.) Por lo mismo, en parte, está en crisis la salud.

El desempleo, también, ha bajado, lo que indica que hay más gente con trabajo, ¿pero trabajo de qué calidad? Y hasta en algo tan vital como la alimentación, el principal problema alimenticio de los estratos más pobres hoy no es la falta de comida, sino las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y el cáncer provocados por exceso de calorías vacías. Todos confirman el refrán popular de que abarcar mucho es apretar poco.

La eficacia de las políticas públicas debería medirse como se mide el área de un rectángulo: como el producto de la multiplicación de sus dos lados, que son cobertura y calidad.

Mucho de lo segundo y poco de lo primero, y terminamos con políticas elitistas y excluyentes, como los beneficios fiscales que entrega el gobierno a ciertos sectores pero que pagamos todos. Sin embargo, mucho de lo primero y poco de lo segundo es peor: es un despilfarro de los recursos públicos, produce insatisfacción y desconfianza hacia el Estado, y, para colmo, termina por debilitar la democracia. Pues mucha cobertura y poca calidad es la herramienta favorita del populista, que primero promete mucho para ganar votos y prestigio, y luego engaña al pueblo con la limosna de un servicio pésimamente prestado.

Fuente: http://www.elheraldo.co/columnas-de-opi ... dad-135044
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