Auxilio, al rescate de las tortugas

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Auxilio, al rescate de las tortugas

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La reciente liberación de las tortugas fue presenciadas por más de treinta extranjeros, la mayoría de ellos europeos.


Por Sandra Guerrero Barriga

La historia del nombre de este joven wayuu es tan fantástica como la de esta especie que está en vía de extinción.

Auxilio, auxilio, auxilio! fue el grito angustioso que se escuchó hace 31 años en una ranchería de Bahía Hondita, en la Alta Guajira.

Era una mujer que estaba a punto de parir y aunque las casas se encuentran dispersas, una de la otra, el grito logró reunir a un buen número de vecinos, quienes se quedaron a la expectativa del sexo que tendría el bebé.

“Es varón”, gritó el padre de la criatura, a los que estaban esperando. En cuestión de tres minutos y por unanimidad fue escogido el nombre. “Tiene que llamarse Auxilio, porque eso era lo que gritaba la mamá cuando tenía los dolores”, argumentaron los presentes.

Hoy, ese niño es un hombre y su nombre completo es Auxilio Carlos Mata Pushaina, quien relata jocosamente la forma como sus padres decidieron llamarlo.

La suya es una historia tan interesante como la leyenda de las tortugas que le ha tocado rescatar en cumplimiento de su deber como monitor y voluntario en un programa cuyo objetivo es evitar que estos animales se extingan.

Esta iniciativa es de la comunidad, las autoridades tradicionales, Corpoguajira, Conservación Internacional, Guardacostas de la Armada Nacional y Cerrejón unidos trabajan por la conservación de esta y otras especies.

Con este propósito se firmó el acuerdo voluntario entre las partes para continuar las prácticas sostenibles que buscan fortalecer el programa y mejorar la calidad de vida en las comunidades indígenas wayuu de esta zona de La Guajira.

"Queremos continuar esta alianza para concientizar sobre la importancia de proteger y convivir con la fauna que se encuentra en el entorno", expresó Gabriel Bustos, gerente de Gestión Ambiental de la empresa carbonífera.

Ese mismo día también se liberaron 128 tortugas que nacieron en cautiverio de los huevos salvados por ese grupo de monitores, del que hace parte Auxilio Carlos.

Son 40 integrantes y su labor consiste en patrullar la playa en turnos de cuatro horas desde las ocho de la noche hasta las cuatro de la mañana.

“Caminamos por la orilla y si encontramos algún nido lo protegemos, los medimos y tomamos todos los datos para entregárselos al coordinador”, explica el joven, quien también es pescador. Por este trabajo reciben lo equivalente a un salario mínimo legal.

Agrega que la comunidad hizo un pacto de no comer, ni cazar y mucho menos matar las tortugas. “Comemos pescado, langosta o chivo, pero ya no dañamos a las tortugas”, manifestó.

A cambio de esto, las organizaciones involucradas les ayudan con obras para la comunidad, materiales para pesca y para tejer.

La leyenda wayuu. Según los wayuu las tortugas nacieron cuando hace mucho tiempo una niña iba en su canoa junto a sus padres y jugaba con unas totumas, una de las cuales se cayó. La pequeña intentó agarrarla y terminó hundida en el mar, donde se convirtió en tortuga.

Por ello es que para los indígenas wayuu este animal es un símbolo de fecundidad y hermosura, asegura el antropólogo Weilder Guerra Curvelo.

Él explica que por eso el animal tiene el vientre plano como una jovencita, cuyos senos aún no se han desarrollado y lo que se le ve en el cuello son las decoraciones que tenía la totuma que se le cayó a la pequeña.

Para los wayuu es un símbolo de riqueza y para los guajiros alijunas es uno de los platos más apetecidos de la región, el cual generalmente se come después de una parranda o una fiesta.

Dice Guerra Curvelo que los wayuu no la pescan para comérsela, a menos que quede enredada en las redes y se muera, pero sí para venderla. Primero, por el factor cultural, ya que constituye una actividad ancestral y en segundo lugar por la problemática socioeconómica de estas comunidades.

La lucha para evitar su extinción continúa. La comercialización de la tortuga es una actividad ilegal en La Guajira y en muchas partes del mundo, precisamente porque está en peligro de extinción, lo que constituye un gran impacto al ecosistema marino, según Corpoguajira.

El organismo ambiental informa que gracias a las numerosas campañas se ha disminuido la captura de esta especie, sobre todo en la Alta Guajira, un lugar reconocido como sitio de anidamiento de tortugas marinas, las cuales enfrentan una grave amenaza por su caza y la comercialización.

El año pasado se incautaron 490 ejemplares de varias especies, entre ellas aves, felinos, pequeños mamíferos, primates, reptiles y tortugas; adicionalmente productos como huevos, pieles, patas, cabezas y caparazones de tortugas. Al año se pueden estar capturando alrededor de 700 unidades.
También hay un proceso de reconversión laboral de los captores, intermediarios, comerciantes y dueños de restaurantes que hacen parte de toda la cadena de tráfico ilegal de la tortuga marina en La Guajira, como estrategia para la preservación de la especie.

En La Guajira, se pueden encontrar cuatro de las siete especies de tortugas marinas que podemos encontrar en Colombia, Verde (Chelonya midas), Gogo (Carettacaretta), Tortuga Carey (Eretmochelysimbricata) y Tortuga Canal (Dermochelyscoreacea), especies en peligro de extinción según la Uicn Cites y la resolución 383 de febrero 23 de 2010 del Ministerio de Ambiente Vivienda y Desarrollo Territorial, por la cual se declaran las especies silvestres que se encuentran amenazadas en el territorio nacional.

La tortuga afortunada

El año pasado se conoció el caso de ‘Yomira’, una tortuga que fue salvada por Graciela Cotes Arpushana, una mujer wayuu que pagó voluntariamente $138.000 para evitar su sacrificio. Esto fue en la comunidad Popoya, municipio de Manaure, donde Graciela tiene su empresa de turismo. Un día cualquiera se ofreció a acompañar a varios miembros de la comunidad, quienes iban a recoger una tortuga. “Me pareció terrible lo que iban a hacer con el pobre animal, al que matarían para luego vender su carne”, manifestó. De inmediato les ofreció todo lo que tenía en su mochila para que le entregaran la tortuga, la cual dejó en libertad, con la asistencia de Corpoguajira, entidad que le hizo un homenaje en la ceremonia de celebración de sus 30 años de existencia. Ella le puso ‘Yomira’ en honor a una sobrina que quiere mucho y está muy feliz de haberla devuelto al mar.

Fuente: http://www.elheraldo.co/la-guajira/auxi ... gas-144788
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