¿Qué hacer con la violencia intrafamiliar?

[Darloup]

En el presente año han sido diversos los casos de violencia intrafamiliar que sensiblemente han estremecido la comunidad atlanticense debido a la muerte de uno o varios de los integrantes del núcleo familiar -la mayoría de las veces del género femenino- e incluyendo entre sus víctimas a inocentes menores de edad.

Los familiares, vecinos y los organismos que investigan cada uno de esos impactantes hechos de crónica roja que han acaecido a lo largo y ancho de nuestra geografía departamental se devanan los sesos tratando de hallar explicación a las causas que los producen,surgiendo interrogantes como: ¿Qué tormentosa desesperación estaría pasando por la cabeza de alguno de los miembros de esas familias como para tomar tan fatídicas decisiones que lesionan ya sea leve, moderada o mortalmente a uno de sus integrantes? o ¿Cómo puede suceder que tales tragedias sucedan en el seno de unas familias que en algunas ocasiones aparentan a la vista de todos ser estables y felices?

En todo acto de agresión intencional física o psicológica que un miembro de la familia realiza contra otro miembro del núcleo familiar u otras personas que se hallan integrado la unidad doméstica hay una violación de derechos fundamentales como el derecho a la vida, a la integridad física, a no ser sometido a la esclavitud, a la libertad de pensamiento y expresión, al libre desarrollo de la personalidad, a la intimidad personal, etc.

Lo preocupante es que, según el más reciente boletín estadístico del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, en el departamento del Atlántico en los últimos dos años se han ido incrementando los homicidios al interior de las familias, al pasar de 24 casos en el 2011 a 34 en el 2012. El mismo informe registra en nuestro Departamento un número de 767 víctimas menores de edad, entre lesionados y muertos, en el contexto de violencia intrafamiliar, resultando ser los papás y las mamás los más frecuentes agresores con un 63%.

En Colombia, cifras de Profamilia indican que 2 de cada 5 mujeres sufren violencia física de su pareja y el 76% no se atreve a denunciar por miedo, vergüenza o por no creer en la ayuda de la justicia. Por su parte, la Defensoría del Pueblo señaló que el año pasado fueron denunciados 98 casos de maltrato contra la mujer en el Departamento, y, a su vez, las ONG defensoras de los derechos de la mujer en el Atlántico han revelado que de las más de 15 féminas asesinadas en este año, el responsable del 50 %, es la pareja o expareja de la víctima.

Todas estas cifras nos hablan de cómo la violencia y la agresividad social están contagiando de manera significativa los ambientes familiares de nuestro Departamento, siendo sus más frecuentes causales el deterioro de las relaciones conyugales, los celos patológicos, el autoritarismo de uno de sus miembros, el abandono de uno de los cónyuges de los deberes, las frustraciones personales, los problemas económicos, el consumo de licor o drogas o la existencia de trastornos psicológicos en alguno de los miembros del hogar, entre otros.

Es importante trabajar en políticas públicas y programas para el mejoramiento de las relaciones en los núcleos familiares para prevenir la ocurrencia de estos impactantes casos que sacuden la opinión pública; en especial sobre cómo los padres deben ejercer autoridad persuasiva y sin violencia en la relación con sus hijos y su pareja, cómo tener autocontrol emocional y cómo cultivar valores familiares con tal de reducir los índices de violencia doméstica.

En consecuencia es pertinente diseñar un plan de acción más efectivo, realizar nuevas campañas y revisar los procedimientos a la hora de atender casos de violencia intrafamiliar, funciones que les corresponde ejercer a instituciones como la Personería, el ICBF, las Comisarías de Familia y todas las entidades responsables de velar y proteger a la familia con respecto a esta problemática que cada día toma más fuerza en el Departamento y el país, y que requieren inmediata intervención preventiva y correctiva.

Fuente: http://www.elheraldo.co/opinion/editori ... iar-112530