Pros y contras de la devaluación del peso

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Darloup
 
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Pros y contras de la devaluación del peso

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En las últimas semanas la cotización del dólar ha superado los $3.000.


Por Alianza El Heraldo con Uninorte. Instituto de Estudios del Caribe.

El precio del dólar se ha convertido en la noticia económica más relevante del año en el país. Expertos de Uninorte analizan seis de los sectores de la economía que más impacta la divisa.

En los últimos 12 meses, la depreciación de la tasa de cambio del peso frente al dólar rondó el 62%. Este comportamiento ha significado el movimiento económico más relevante del año y ha puesto a sufrir a varios sectores económicos que adquieren insumos en el exterior para elaborar sus bienes, lo cual eleva el costo de producción y, por ende, el precio al consumidor final.

Sin embargo, no todos los sectores se han visto perjudicados. Muchos, como el turismo y la agricultura, pueden sacar provecho de la revaluación del dólar. ¿Cuáles son los pros y contras de la devaluación? Economistas expertos del IEEC de Uninorte realizaron un análisis prospectivo y evaluaron las políticas alternativas para contrarrestar o aprovechar la coyuntura del dólar. Se analizaron seis principales dimensiones económicas incididas: agro, turismo, construcción, inflación, comercio exterior, competitividad y deuda externa.

Lo positivo

Turismo, el ganador

El turismo apunta a ser uno de los ganadores de la coyuntura. Un dólar devaluado posibilita que los bienes y servicios colombianos sean menos costosos en relación con los del resto del mundo, lo que determina un mayor flujo turístico hacia el país y crearía mejoras en materia de generación de empleo, dado que este sector es intensivo en mano de obra.

Pese a esto, William Baca, economista y profesor de Uninorte, aclara que esto será positivo siempre que no se dé una desaceleración de la economía global. “Si se da un descenso en el ingreso global, la esperanza de mayor demanda por turismo nacional se esfumará. Incluso, sin importar que los precios del turismo se fijen principalmente en dólares”, comenta Baca.

Ante esto, considera que se debe retomar el rol de hacer crecer el mercado interno, tanto para el turismo y sectores de servicios, así como al ritmo simultáneo de la ejecución de una política industrial que ayude a derrumbar las rigidices de oferta con las que cuenta Colombia.

Industria: competir a nivel mundial

Competitividad internacional abarca el comercio exterior de Colombia con el mundo, transacciones que se hacen primariamente en la moneda estadounidense.

De acuerdo con José Polo, profesor del IEEC de Uninorte y experto en temas de innovación, hay que mirar las dos caras de la moneda. Para los exportadores el aspecto positivo es la mayor recepción de pesos por las ventas de sus productos en el exterior, que les ayuda a generar un colchón de seguridad para cuando el precio del dólar se estabilice.“Pero Colombia no exporta grandes cantidades. Las exportaciones, sacando hidrocarburos, son casi marginales”, aclara Polo.

Para los importadores, por su parte, hay una merma de productividad por el incremento de los costos de los insumos. Sin embargo, según Polo, este es el aspecto clave en competitividad para el mercado interno, ya que la reducción de las importaciones posibilita a los productos con insumos internos ampliar su mercado.

Polo opina que la devaluación abre la oportunidad para la recomposición de la industrialización y la generación de políticas que fortalezcan el actual tejido industrial del país, más allá de carbón y petróleo.

Lo intermedio

Agricultura: saber aprovechar la coyuntura

De acuerdo con José Luis Ramos, docente del IEEC, los efectos sobre los bienes agrícolas básicamente tienen dos vías. Por un lado, se encarecen las importaciones de insumos, fertilizantes y de las maquinarias agrícolas. Esto genera, una sustitución de las importaciones de productos agrícolas de EEUU por producción local o importaciones de otros países, como Brasil o Argentina los cuales venden en moneda propia.

Por otra parte, la devaluación también abarata las exportaciones nacionales, lo que representa una oportunidad para los productores locales de bienes agrícolas.

Sin embargo, Ramos considera que este último aspecto positivo es una situación desaprovechada por Colombia y es el punto de partida para generar políticas que puedan dar lugar a un aprovechamiento de la oportunidad.

“Al no tener una oferta amplia de bienes agroindustriales con alto valor agregado, cuyos insumos provengan del sector agrícola nacional, Colombia no captura nuevos nichos de mercados”, explica Ramos

Comercio Exterior

El profesor Camilo Almanza señala que esta depreciación en teoría debería traducirse en un aumento de las exportaciones y en una reducción de las importaciones; es decir, mejorar la balanza comercial.

Pese a esto, el efecto positivo depende de la sensibilidad de la demanda interna por bienes extranjeros (importaciones), y de la demanda externa por bienes nacionales (exportaciones), así que no hay garantía del beneficio comercial de Colombia. “A corto plazo la demanda de exportaciones tiende a ser poco sensible a las variaciones de los precios”, explica Almanza.

Según cifras del Dane, mientras las exportaciones cayeron un 18% el primer trimestre de este año, con respecto al primer trimestre de 2014, las importaciones solo disminuyeron un 9%, lo cual se tradujo en un incremento del déficit comercial del 27%. Sin embargo, a largo plazo se observará un efecto positivo en la balanza comercial.

Construcción, efecto ambiguo

El sector de construcción ha sido uno de los principales jalonadores del crecimiento en 2014. Creció más de 10%, y se espera que continúe esta trayectoria en 2015. Para analizar la incidencia del dólar, entonces, debe dividirse en tres subsectores: el sector construcción propiamente dicho, el sector de construcción de obras civiles, y el sector de intermediación inmobiliaria.

Para Néstor Garza, profesor del IEEC, el efecto sobre el sector de intermediación inmobiliaria es desacelerante porque cambia el uso de recursos al interior del país, moviéndolos del sector no-transable hacia el sector transable de la economía.

“El efecto fundamental es sobre la capacidad local de compra y su efecto sobre la renta del suelo, que es el precio básico que determina los demás precios inmobiliarios”, aclara.

Por otra parte, sobre el sector de obras civiles, el déficit fiscal ocasionado por el aumento en el valor del servicio de la deuda puede detener proyectos de construcción de infraestructura de los cuales depende el sector.

Finalmente, sobre la actividad de la construcción como tal, el efecto es un poco más ambiguo, porque si bien la disminución en la capacidad de compra local podría desacelerarlo, el abaratamiento de la moneda hace que la propiedad local sea repentinamente más barata en términos internacionales, intensificando el flujo internacional de recursos hacia el sector.

Lo negativo

Inflación, lo que más preocupa

La inflación es, sin duda, el aspecto que más preocupa al ciudadano común con respecto a la devaluación del peso, sobre todo la incidencia que puede tener sobre el encarecimiento de los bienes básicos.

El aumento en la tasa de cambio incrementa el precio de los bienes de consumo de los hogares, así como las materias primas que emplean algunas empresas en su proceso productivo, lo que las obliga, en muchos casos, a trasladar ese aumento de precio al consumidor final.

Para Jorge Quintero, docente de Economía de Uninorte, hasta ahora los efectos de la devaluación sobre la inflación han sido leves, debido, en gran parte, a que el Banco de la República ha controlado de manera eficaz la inflación en la última década y, por lo tanto, ha logrado mantener ancladas las expectativas del público.

“Si la coyuntura internacional (precios del petróleo, economía china) mejora y la tasa de cambio se estabiliza, la economía colombiana podrá salir bien librada de las actuales dificultades. Pero si la tasa de cambio sigue aumentando, el Banco de la República seguramente tendrá que intervenir en el mercado de divisas”, aclara Quintero.

Deuda Externa, pilotear la turbulencia con cuidado

Colombia, como país en vía de desarrollo, posee gran parte de su deuda externa valorada en divisas. A mayo de 2015, debía $105.569 millones de dólares (pública y privada). Deuda que se multiplicó a raíz de los recientes cambios de la moneda extranjera.

Según Jairo Parada, profesor del IEEC, la devaluación de más del 50% es uno de los aspectos clave porque dificulta los flujos de pago de las empresas y agudiza el déficit fiscal. Además, la coyuntura no solo afecta en el corto plazo, sino también a futuro.

“A corto plazo, agudiza el déficit fiscal y contrae la inversión privada de importadores y exportadores que usen materias primas y equipos importados. A mediano y largo plazo, en forma lenta, obliga al aparato productivo ha redireccionarse hacia exportaciones, contraer importaciones y favorecer el consumo doméstico, aunque puede impactar los precios internos. En el corto plazo, puede ser muy recesiva”, comenta Parada.

Por lo tanto, Parada propone el mantenimiento del sistema de flotación intervenida para no dejar que la especulación con divisas haga su agosto. Pequeñas compras de dólares por parte del banco central le darían tranquilidad a los mercados, aunque con precaución, pues las reservas colombianas ($46.368 millones de dólares a mayo), podrían esfumarse en una corrida cambiaria.

La inflación en Barranquilla fue del 0,24%, según el Dane

Barranquilla tuvo una inflación en agosto de 0,24%, inferior al promedio del mes en el país que fue 0,48%. En lo que va del año la ciudad acumula una inflación de 4,92%.

Fuente: http://www.elheraldo.co/economia/pros-y ... eso-215754
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