La dosis personal de estupefacientes no existe
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La dosis personal de estupefacientes no existe
Por Álvaro Villanueva, MD
Es un fenómeno social incontrastable que el consumo de marihuana y sustancias estupefacientes genera en la persona problemas de adicción y esclavitud que lo convierten en un enfermo compulsivo merecedor de recibir tratamientos médicos terapéuticos antes que un castigo, pena o reducción a un establecimiento carcelario”, dice la sentencia de la Corte Suprema de Justicia. Y que “llevar consigo” esta dosis de aprovisionamiento de estupefacientes no es penalizable.
Pero será que la Corte no sabe, o no ha tenido en cuenta que, por conocimiento científico, la dosis personal es variable para cada individuo y diferente en su respuesta y en la concentración de la materia prima. Que la adicción deja una huella en la memoria, localizada a nivel de los centros del placer, ubicado en el hipotálamo y la amígdala cerebral, aumentándose cada vez más los requerimientos para su estimulación, lo cual incrementa la probabilidad de efectos secundarios en otras zonas del organismo, produciéndose taquicardias, arritmias y hasta paro cardiorrespiratorio. Según el doctor Jairo Palacios, eminente siquiatra con experiencia en el control de la drogadicción, “solo se salvan los que logran rehabilitarse en su desarrollo sicológico, y logran manejar su comportamiento a través de tratamientos continuados, con el apoyo familiar y social del medio en que se mueven”.
El considerar al fin la drogadicción como un problema de salud pública, teniendo en cuenta que la marihuana y la cocaína se han consolidado como las drogas predilectas de los adictos, desde los 10 a los 24 años, y en universitarios, según recientes encuestas, uno de cada tres ha utilizado drogas, de los cuales uno de cada siete se convierte en drogadicto. La heroína está en alza y los fármacos estimulantes se consiguen fácilmente, utilizándose como si fueran dulces.
El consumo de drogas se ha consolidado y se acepta como un acto social, lo que ha disparado el índice de adictos en el país. Igualmente, la cultura lo ha relacionado a través de libros, telenovelas y otros medios. Unas 200 a 300 mil personas, en necesidad de tratamiento por consumo de sustancias ilegales, frente a la existencia únicamente de solo unos veinte centros de atención, con una capacidad que no supera las 300 personas”, según Augusto Pérez, director del Programa Nuevos Rumbos.
Se debe colocar la drogadicción también como un tema científico, con aumento en la formación académica de especialistas en su manejo, para que los legisladores y el Gobierno en general tomen decisiones más serias en su control, con el apoyo de los especialistas de la salud relacionados.
Su origen y aumento están ligados a una respuesta invertida de valores, en la que el adolescente que no la usa es reprochado y ofendido, donde la sociedad acepta a través de las mismas decisiones políticas, y de beneficio personal, las ventanas siniestras del narcotráfico, lavado de capitales, negocios ilícitos, corrupción, negociaciones en medio de la guerra, las historias de los capos, la publicidad y las grandes fiestas, consideradas, equivocadamente, herramientas útiles para combatir el crecimiento cada vez mayor en donde, como se muestra en recientes encuestas, se destaca Colombia, no solo como país productor sino como consumidor. La lucha es de todos, pensemos, colaboremos y actuemos. Si se reduce el consumo, se reducen las ventas y se disminuye el negocio.
Fuente: http://www.elheraldo.co/opinion/columni ... iste-99025
Es un fenómeno social incontrastable que el consumo de marihuana y sustancias estupefacientes genera en la persona problemas de adicción y esclavitud que lo convierten en un enfermo compulsivo merecedor de recibir tratamientos médicos terapéuticos antes que un castigo, pena o reducción a un establecimiento carcelario”, dice la sentencia de la Corte Suprema de Justicia. Y que “llevar consigo” esta dosis de aprovisionamiento de estupefacientes no es penalizable.
Pero será que la Corte no sabe, o no ha tenido en cuenta que, por conocimiento científico, la dosis personal es variable para cada individuo y diferente en su respuesta y en la concentración de la materia prima. Que la adicción deja una huella en la memoria, localizada a nivel de los centros del placer, ubicado en el hipotálamo y la amígdala cerebral, aumentándose cada vez más los requerimientos para su estimulación, lo cual incrementa la probabilidad de efectos secundarios en otras zonas del organismo, produciéndose taquicardias, arritmias y hasta paro cardiorrespiratorio. Según el doctor Jairo Palacios, eminente siquiatra con experiencia en el control de la drogadicción, “solo se salvan los que logran rehabilitarse en su desarrollo sicológico, y logran manejar su comportamiento a través de tratamientos continuados, con el apoyo familiar y social del medio en que se mueven”.
El considerar al fin la drogadicción como un problema de salud pública, teniendo en cuenta que la marihuana y la cocaína se han consolidado como las drogas predilectas de los adictos, desde los 10 a los 24 años, y en universitarios, según recientes encuestas, uno de cada tres ha utilizado drogas, de los cuales uno de cada siete se convierte en drogadicto. La heroína está en alza y los fármacos estimulantes se consiguen fácilmente, utilizándose como si fueran dulces.
El consumo de drogas se ha consolidado y se acepta como un acto social, lo que ha disparado el índice de adictos en el país. Igualmente, la cultura lo ha relacionado a través de libros, telenovelas y otros medios. Unas 200 a 300 mil personas, en necesidad de tratamiento por consumo de sustancias ilegales, frente a la existencia únicamente de solo unos veinte centros de atención, con una capacidad que no supera las 300 personas”, según Augusto Pérez, director del Programa Nuevos Rumbos.
Se debe colocar la drogadicción también como un tema científico, con aumento en la formación académica de especialistas en su manejo, para que los legisladores y el Gobierno en general tomen decisiones más serias en su control, con el apoyo de los especialistas de la salud relacionados.
Su origen y aumento están ligados a una respuesta invertida de valores, en la que el adolescente que no la usa es reprochado y ofendido, donde la sociedad acepta a través de las mismas decisiones políticas, y de beneficio personal, las ventanas siniestras del narcotráfico, lavado de capitales, negocios ilícitos, corrupción, negociaciones en medio de la guerra, las historias de los capos, la publicidad y las grandes fiestas, consideradas, equivocadamente, herramientas útiles para combatir el crecimiento cada vez mayor en donde, como se muestra en recientes encuestas, se destaca Colombia, no solo como país productor sino como consumidor. La lucha es de todos, pensemos, colaboremos y actuemos. Si se reduce el consumo, se reducen las ventas y se disminuye el negocio.
Fuente: http://www.elheraldo.co/opinion/columni ... iste-99025
¡El riesgo es que te quieras quedar! ¡Lo sé, porque me quedé!
Le risque est d'y vouloir rester ! Je le sais, parce que j'y suis resté !
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