Mira al mar

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Darloup
 
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Message : # 4897Message Darloup »

Por Andrés Molina Araújo

Primero un poco de geografía: de los 2.129 millones de kilómetros cuadrados que tiene Colombia como superficie territorial, 988.000 kilómetros cuadrados corresponden a su frontera marítima, es decir, cerca del 46% de su territorio –casi la mitad– está en el mar y no en tierra firme.

Todos aprendimos en la escuela lo afortunada que es Colombia de ser el único país de Suramérica que tiene costas sobre los océanos Pacífico y Atlántico. Sin embargo, muy poco ha aprovechado el país esta ventaja geoestratégica. Por solo citar un ejemplo de ello, veamos nuestra industria pesquera, menos desarrollada que la chilena, peruana e incluso la ecuatoriana, países que solo tienen acceso al océano Pacífico.

Una de las razones que ha influido de antaño para que Colombia haya soslayado siempre la explotación de sus recursos marítimos ha sido su atávico modelo centralista que propició equivocadamente el desarrollo económico, industrial y urbano del país, del centro a la periferia, en contravía de la más elemental lógica y de lo que otros países latinoamericanos hicieron primero desarrollando sus costas.

Ahora que ya ha pasado el furor de la rasgadura de vestidura colectiva por el enorme tijeretazo de la Corte Internacional de Justicia a nuestro mar territorial en el archipiélago de San Andrés, es tiempo de que el país empiece a repensar con seriedad su política marítima. Porque más que expresar nuestra falsa indignación por lo que la Corte de La Haya nos quitó, porción territorial que poco aprovechamos durante los más de 100 años que ejercimos soberanía sobre él, debería darnos vergüenza la total indiferencia y displicencia con que hemos manejado nuestros recursos marítimos.

Para nadie es un secreto que barcos pesqueros de otras naciones vienen a pescar en nuestras costas, ante la mirada cómplice de nuestras autoridades. Hasta del lejano Japón han sido reportadas naves pesqueras dentro de aguas del océano Pacífico sobre las cuales Colombia tiene jurisdicción. Y esto no solo ocurre en el Pacífico, también sobre el mar Caribe, donde no solo se aprovechan nuestras zonas ricas en peces y mariscos, sino también piratas modernos se han especializado en extraer ilícitamente antiguos naufragios y otras piezas de nuestro patrimonio sumergido.

En un reciente viaje que hice por el mar Mediterráneo me sorprendió ver varios barcos de cargas y cruceros de pasajeros con bandera panameña, a pesar de pertenecer a compañías europeas, principalmente italianas. Indagando un poco al respecto encontré que matricular y registrar el barco en Panamá se hacía principalmente por los menores impuestos que pagarían en sus respectivos países, y, claro está, por los derechos de tránsito preferente por el canal interoceánico.

No obstante lo anterior, vale destacar los tímidos intentos de ciudades como Cartagena y recientemente Santa Marta de construir marinas y bahías modernas para apostarle al llamado turismo de lujo de yates y veleros, que vienen a aparcar en nuestras costas ubicadas por debajo del cinturón de huracanes del Caribe. Bienvenida la iniciativa. Pero esta debe venir acompañada de una política integral que contemple exenciones de impuestos para el registro y matrícula con bandera colombiana de todo tipo de embarcaciones marítimas, desde las más pequeñas hasta las de mayor calado.

Con el auge de los TLC, Barranquilla y las otras ciudades costeras colombianas están llamadas a convertirse en el mejor ejemplo de que el desarrollo económico del país se inicia en el mar, y no en el centro. Ciertamente, como diría el poeta, el mar es el inicio del universo.

Fuente: http://www.elheraldo.co/opinion/columni ... mar-116785
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