
Por Kenji Doku
Historias de los actores de la cadena de reciclaje en Barranquilla. Desde papel blanco hasta cartón, pasando por PET, plástico normal, envases, baterías y aceite de cocina usado, todo tiene su precio.
Jorge Martínez Julio tiene 40 años y sus conocidos lo apodan El Pibe porque de su pelo ‘apretado’ brotan algunas hebras rubias similares a las del afamado futbolista samario. Lleva 10 años dedicados al reciclaje de residuos sólidos, como vidrio, cartón, papel, chatarra y plástico, con lo que sostiene su “modesta vida”.
En mayo pasado, cuando se celebró el Día Mundial del Reciclaje, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible precisó que Colombia generaba, aproximadamente 9.488.204 toneladas al año de residuos sólidos, de las cuales son recicladas 1.775.191 toneladas.
El Pibe dice que en una “buena faena” de rebusque diario puede hacerse hasta 40 mil pesos. La cifra la reúne con unos 100 kilos de ‘basura’ de oficina (papeles y cartones de archivo), cuyo valor en el mercado es de 400 pesos por kilo. O le es más fácil reunir ese dinero con 20 kilos de aluminio, que en el mercado tiene un precio de 2.000 pesos por kilo. Incluso, explica que puede ganar casi esa cantidad con solo 3,5 kilos de cobre, que en el mercado del reciclaje es el metal con más valor: 11.000 pesos el kilo.
“El oro mío es el cobre y el archivo de papel que desechan en las oficinas (…), los cuadernos”, explica Martínez mientras sacude las manos después de descargar varios kilos de materiales. Su aspecto es demacrado. Para el sol usa una sombrilla-sombrero, viste pantaloneta, camisa y tenis. Todo está desgastado.
Trabaja seis días a la semana, pues descansa los sábados. Al mes consigue, en promedio, un millón 80 mil pesos, 435 mil más que el salario mínimo vigente en Colombia que es de 644.350 pesos.
Este Pibe no es samario: es de Tolú (Sucre) y tiene 15 años viviendo en Barranquilla. Aunque devenga más del sueldo mínimo, duerme en la calle pegado a la estera de un almacén de zapatos del Centro de la ciudad.
“Esta es mi zona”, afirma. Hacia las 8 de la mañana empieza su jornada de trabajo en el Paseo Bolívar y culmina alrededor de las 6 de la tarde, después de hacer un recorrido por la avenida Murillo, desde la carrera 8 hasta la 44.
La plata del ‘banco’. Hugo Meléndez, conocido como John, es otro reciclador. Tiene 34 años. Conoce a Jorge Martínez porque van al mismo sitio del Boliche, en la localidad Norte-Centro Histórico de Barranquilla, a vender lo que recogen en la calle.
A diferencia del Pibe, Hugo o John –como lo llaman en el gremio– señala que es más “selectivo” en la búsqueda de elementos reciclables. “Voy a la fija”, asegura.
“Trabajo buscando en los contenedores de la Triple A (empresa de aseo), pero en la puerta de los bancos es donde nosotros encontramos nuestro dinero, ahí está el papel de archivo, el papel que desechan”, dice y explica que cuando más caminan es porque “la vaina está crítica; de resto uno analiza dónde puede estar la pulpa (el material) y va a la fija”.
John usa unas botas de obrero corroídas en las puntas, viste un pantalón bermudas que luce grande para su talla, el que amarra con una correa desgastada. Dice que tiene mujer, que es igual de “loca” que él.
La compra-venta. Daidys Almanza es conocida como la China. Es la dueña del punto de compra y venta de material reciclable que funciona en la calle 10 con carrera 38, en pleno Boliche. Allí llegan John y el Pibe, entre dos y tres veces al día. “Todo depende de lo que encuentren”, señala Daidys, de 43 años.
Desde hace 10, según cuenta, compra material reciclable de todo tipo a entre 50 y 60 recicladores y recicladoras callejeras.
“Ellos son los importantes en este trabajo porque son los que traen el material. El papel archivo es el que más traen acá”, asegura la China.
Este es reutilizado para la elaboración de papel higiénico, servilletas y cuadernos, entre otros.
Sobre el proceso dice que el material recogido lo vende a proveedores y ellos lo mandan por toneladas a las grandes empresas. “Cuando lo compras por cantidad (papel) es rentable. Al menudeo lo que te ganas son 50 pesos por kilo”, comenta.
Daidys dice que el papel periódico es usado para envolver frutas y verduras sin madurar y para la elaboración de un tipo de papel higiénico económico. Con envases de pasta y plástico se pueden hacer nuevos recipientes y utensilios de cocina; mientras que con el plástico PET (envases de gaseosas) se produce insumos para la elaboración de camisetas deportivas. “Aquí nada se pierde”, afirma.
En el 2011, según el Ministerio de Ambiente, se utilizó un 48% de material reciclado en la fabricación de papel, respecto al total producido (Andi, 2012). De manera similar, la empresa de vidrios Peldar declaró que utilizó un 26% y 30% de vidrio reciclado en la fabricación de sus nuevos productos, para ello tomó un 22% de material reciclado procedente de vidrio interno y 4% de vidrio reciclado comprado de la calle y procesado en la planta de lavado de la compañía.
Jorge Hernández es representante de la Fundación y Cooperativa de recicladores de Barranquilla, Rescatar, que está a punto de cumplir 23 años de servicio. Señala que hoy el negocio está en manos de particulares que ven en este oficio “algo provechoso” a partir de la basura, al punto de que son empresas que han llegado a competir en el mercado con pequeñas organizaciones de reciclaje.
De esta manera, dice el representante de Rescatar, la basura que generan las fábricas, oficinas, universidades y centros comerciales va directamente a esas compañías de reciclaje autorizadas y “dejan a los centros de acopio populares con la basura que solo generan las calles”.
Hernández dice que en la actualidad la cooperativa maneja a 50 recicladores, todos antiguos recolectores de basura del botadero El Henequén.
Estas personas recogen alrededor de 300 toneladas de material reciclable y devengan un sueldo por encima del salario mínimo.
Sentido social. La empresa Triple A destaca que desde hace varios años ha trabajado en la generación de cultura ciudadana en torno al reciclaje. A través de su estrategia ‘Vive tu Ciudad Limpia’ llegan a estudiantes de primaria y bachillerato, a empresas y hogares con un mensaje para generar espacios destinados a separar la basura en la fuente.
La compañía explica que entre 2008 y 2014 han capacitado a 54.687 estudiantes de 262 instituciones educativas con el programa ‘Mi Colegio Limpio’. En 2015, los 50 colegios seleccionados, entre oficiales y privados, trabajarán procesos de reciclaje con material PET Tipo 1 que se dispondrán en puntos ecológicos especiales ubicados en cada institución participante.
Paralelo a esto, la Triple A cuenta con estudios para masificar el reciclaje en la ciudad y un programa de aprovechamiento. Está a la espera de que definan las condiciones regulatorias y de PGIRS (Plan municipal o distrital para la Gestión Integral de Residuos o Desechos Sólidos) del área metropolitana, con lo cual podrá iniciar un programa ambiental promovido por el Gobierno Nacional. Los materiales a aprovechar serán plásticos, papeles, cartones, vidrios y metales.
Pese a que el reciclaje demuestra ser una labor rentable, al menos para quienes compran y venden al por mayor este material, John y El Pibe, quienes trabajan en esta actividad informalmente y ganan más que algunos empleados, dicen que aunque “eso les alcanza para comer, tomar algo de alcohol y ‘fumarse’ los sueños, no justifica las largas jornadas y riesgosas caminatas de búsqueda.
Fuente: http://www.elheraldo.co/local/el-peso-d ... aje-203886