Semana de vacaciones
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Semana de vacaciones
Por Álvaro De la Espriella Arango
No parece que haya tenido éxito la medida implementada en el país de conceder una semana de vacaciones a los escolares en octubre, especialmente colegios públicos, dizque para un descanso adicional intermedio que promovería estar más tiempo con la familia o practicar más deportes o asistir a más actos culturales.
La falta de éxito tiene al parecer mucho de lógica en una época en que, por el contrario, cada día hay una flexibilidad mayor en la educación de la juventud, más permisividad, un trastocamiento de valores impresionante, lo que obviamente estimula la flojera, la negligencia, el desinterés por el estudio y un exceso en el uso de los espacios lúdicos.
Por una parte no parecen abundar los sitios o lugares propios para que a la mitad del semestre se promuevan acontecimientos culturales salidos posiblemente de contexto y oportunidad, especializados en infancia y adolescencia. La consecuencia es que muchísimos padres tienen que tener a los hijos en casa siete días, a veces sin contar con quien los cuide o, lo que es peor, ellos no poder dedicarse a los niños con el esmero que desean porque sus trabajos se lo impiden.
Pero más allá de estas consideraciones, el bolsillo no estira tanto. Vacaciones para salir de paseo cuando no suman las clases tres meses, incluyendo Semana Santa y en el caso de la Región Caribe con los carnavales un poco más, porque se toman la semana completa. De los nueve meses efectivos de clases existen abrumadoras y numerosas pruebas de quejas por las ostensibles fallas en la educación y los pénsum correspondientes, con las debidas excepciones, por supuesto, que casi siempre son colegios privados de alta categoría, cuyo profesorado es de un estrato académico superior.
Es decir, el gobierno anterior pretendió aflojar en disciplina y rigurosidad académica al tomar la medida comentada, pero cabe preguntar: ¿Para qué?, ¿por qué? Se dice que los colegiales están muy recargados con sus tareas. Eso no es cierto. Que para fomentar el turismo: tampoco. Se ha comprobado que menos de 10% de los estudiantes salen de sus hogares a otros lugares en la semana cuestionada.
Las reformas a la educación en los últimos años tampoco han contribuido a buscar una alta calidad en la preparación académica y en la capacitación del niño para ser un ciudadano ejemplar. Nuevas técnicas modernas pretenden descalificar principios antiguos que dieron mucho resultado, reemplazándolos por costumbres y direccionamientos nuevos que inclinan más a la distracción, al hedonismo, a la superficialidad que a formar ciudadanos ejemplares. Errores como suprimir las cátedras de Cívica, Urbanidad, Cultura Ciudadana son parte de la descomposición social generalizada en la juventud que viene imponiendo la supremacía del dinero, de la grosería, de la corronchería, de la vulgaridad, del vicio, de la deserción colegial, de una flojera e indiferencia cultural alarmante.
Si los gobiernos anteriores querían promover una categoría alta académica era necesario empezar por la formación intrínseca de los jóvenes y niños. Y allí no hay discusión: la disciplina y el amor al estudio se inculcan desde el comienzo. El deber, las obligaciones son trabajados con la dedicación y el esfuerzo, no fomentando cada día más espacios de descanso, de ocio, de flojera. Si seguimos así estaremos formando generaciones de ineptos que llenan las calles con miles de vagos sin oficio, sin metas, sin escala de valores.
Fuente: http://www.elheraldo.co/opinion/columni ... ones-86635
No parece que haya tenido éxito la medida implementada en el país de conceder una semana de vacaciones a los escolares en octubre, especialmente colegios públicos, dizque para un descanso adicional intermedio que promovería estar más tiempo con la familia o practicar más deportes o asistir a más actos culturales.
La falta de éxito tiene al parecer mucho de lógica en una época en que, por el contrario, cada día hay una flexibilidad mayor en la educación de la juventud, más permisividad, un trastocamiento de valores impresionante, lo que obviamente estimula la flojera, la negligencia, el desinterés por el estudio y un exceso en el uso de los espacios lúdicos.
Por una parte no parecen abundar los sitios o lugares propios para que a la mitad del semestre se promuevan acontecimientos culturales salidos posiblemente de contexto y oportunidad, especializados en infancia y adolescencia. La consecuencia es que muchísimos padres tienen que tener a los hijos en casa siete días, a veces sin contar con quien los cuide o, lo que es peor, ellos no poder dedicarse a los niños con el esmero que desean porque sus trabajos se lo impiden.
Pero más allá de estas consideraciones, el bolsillo no estira tanto. Vacaciones para salir de paseo cuando no suman las clases tres meses, incluyendo Semana Santa y en el caso de la Región Caribe con los carnavales un poco más, porque se toman la semana completa. De los nueve meses efectivos de clases existen abrumadoras y numerosas pruebas de quejas por las ostensibles fallas en la educación y los pénsum correspondientes, con las debidas excepciones, por supuesto, que casi siempre son colegios privados de alta categoría, cuyo profesorado es de un estrato académico superior.
Es decir, el gobierno anterior pretendió aflojar en disciplina y rigurosidad académica al tomar la medida comentada, pero cabe preguntar: ¿Para qué?, ¿por qué? Se dice que los colegiales están muy recargados con sus tareas. Eso no es cierto. Que para fomentar el turismo: tampoco. Se ha comprobado que menos de 10% de los estudiantes salen de sus hogares a otros lugares en la semana cuestionada.
Las reformas a la educación en los últimos años tampoco han contribuido a buscar una alta calidad en la preparación académica y en la capacitación del niño para ser un ciudadano ejemplar. Nuevas técnicas modernas pretenden descalificar principios antiguos que dieron mucho resultado, reemplazándolos por costumbres y direccionamientos nuevos que inclinan más a la distracción, al hedonismo, a la superficialidad que a formar ciudadanos ejemplares. Errores como suprimir las cátedras de Cívica, Urbanidad, Cultura Ciudadana son parte de la descomposición social generalizada en la juventud que viene imponiendo la supremacía del dinero, de la grosería, de la corronchería, de la vulgaridad, del vicio, de la deserción colegial, de una flojera e indiferencia cultural alarmante.
Si los gobiernos anteriores querían promover una categoría alta académica era necesario empezar por la formación intrínseca de los jóvenes y niños. Y allí no hay discusión: la disciplina y el amor al estudio se inculcan desde el comienzo. El deber, las obligaciones son trabajados con la dedicación y el esfuerzo, no fomentando cada día más espacios de descanso, de ocio, de flojera. Si seguimos así estaremos formando generaciones de ineptos que llenan las calles con miles de vagos sin oficio, sin metas, sin escala de valores.
Fuente: http://www.elheraldo.co/opinion/columni ... ones-86635
¡El riesgo es que te quieras quedar! ¡Lo sé, porque me quedé!
Le risque est d'y vouloir rester ! Je le sais, parce que j'y suis resté !
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