Todos contra el dengue
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Todos contra el dengue
Por Álvaro Villanueva, MD.
Las acciones contra el dengue desarrolladas hasta el momento no han alcanzado la fuerza deseada ante su indudable crecimiento, su incidencia se ha multiplicado 30 veces en los últimos cincuenta años, con la posibilidad de convertirse en una pandemia, o epidemia mundial. En el 2012, el dengue fue la enfermedad viral trasmitida por un vector, un mosquito, que más rápido se expandió en el mundo.
En el 2010 por primera vez se detectó en Europa, por lo que todas las regiones del mundo tuvieron alguna incidencia. Como la enfermedad desatendida de mayor crecimiento, el impacto más importante lo han sufrido los países más pobres con alturas de menos de 1800 metros sobre el nivel del mar, donde habita el aedes aegypty, y otras variedades de mosquito transmisor. El dengue es una enfermedad endémica (que permanece) en 100 países del mundo, incluyendo la casi totalidad de las naciones de América Latina y el Sudeste Asiático. Entre 50 y 100 millones de personas en el mundo contraen la enfermedad anualmente, unas 500.000 de ellas padecen la forma más grave, conocida como hemorrágica, y unas 22.000 mueren cada año.
El incremento de personas, materiales, equipos y mercancías que viajan por el mundo, y el cambio climático, que ha aumentado las temperaturas, con el crecimiento de los fenómenos atmosféricos, inundaciones, deslizamientos y otros contribuyendo a una silenciosa expansión de la enfermedad, colocándose como una real amenaza mundial. Según los expertos de la región, el desenfrenado aumento de la urbanización, los numerosos y permanentes movimientos migratorios, el deficiente sistema de distribución del agua y la capacidad del virus del dengue de adaptarse para sobrevivir han provocado que la incidencia de esta enfermedad crezca en forma exponencial en América Latina.
La responsabilidad para el control del dengue no es solo del gobierno, sino de todos los estamentos que activamente debemos actuar bajo un liderazgo organizado, basado en recomendaciones internacionales. La Organización Mundial de la Salud, OMS, recomienda una estrategia multidisciplinar y complementaria que abarque cinco áreas de trabajo: diagnóstico y control de casos, vigilancia integrada y respuesta a brotes, control sostenido del vector y la implementación futura de vacunas, soportadas con nuevas investigaciones.
Se necesita una respuesta seria y ordenada, con una buena administración de recursos, de personal, instituciones y medios financieros, que permitan llegar a la erradicación del agente transmisor, mejorando las condiciones de distribución del agua, evitando el crecimiento de larvas que evolucionan en mosquitos, los cuales si encuentran personas infectadas, perpetúan la presencia de la enfermedad.
La invitación en esta ocasión es a educarse en el cumplimiento de las medidas de vigilancia y control de casos, lo mismo que al tiempo se preparan los profesionales de la salud que intervendrán directamente en el manejo de los casos. La lucha contra el dengue solo será efectiva cuando todos seamos conscientes de que debemos poner una parte de nuestro trabajo para evitar más muertes por esta enfermedad, que puede llevar a los pacientes a un desenlace fatal.
Cuando nos encontramos en pleno brote y en algunas zonas en epidemia, cualquier caso sospechoso con fiebre, dolores osteomusculares y decaimiento o fatiga debe ser evaluado médicamente, para tener las mejores recomendaciones, las cuales siempre incluirán una buena hidratación y el no uso de medicamentos que empeoren la evolución, como antiinflamatorios, que pudieran incrementar el sangrado que acompaña las formas graves de la enfermedad.
Solo con una reacción enérgica de todas las fuerzas de la sociedad tendremos una buena respuesta. Luchemos todos contra el dengue y evitaremos más muertes injustificadas.
Fuente: http://www.elheraldo.co/opinion/columni ... gue-119280
Las acciones contra el dengue desarrolladas hasta el momento no han alcanzado la fuerza deseada ante su indudable crecimiento, su incidencia se ha multiplicado 30 veces en los últimos cincuenta años, con la posibilidad de convertirse en una pandemia, o epidemia mundial. En el 2012, el dengue fue la enfermedad viral trasmitida por un vector, un mosquito, que más rápido se expandió en el mundo.
En el 2010 por primera vez se detectó en Europa, por lo que todas las regiones del mundo tuvieron alguna incidencia. Como la enfermedad desatendida de mayor crecimiento, el impacto más importante lo han sufrido los países más pobres con alturas de menos de 1800 metros sobre el nivel del mar, donde habita el aedes aegypty, y otras variedades de mosquito transmisor. El dengue es una enfermedad endémica (que permanece) en 100 países del mundo, incluyendo la casi totalidad de las naciones de América Latina y el Sudeste Asiático. Entre 50 y 100 millones de personas en el mundo contraen la enfermedad anualmente, unas 500.000 de ellas padecen la forma más grave, conocida como hemorrágica, y unas 22.000 mueren cada año.
El incremento de personas, materiales, equipos y mercancías que viajan por el mundo, y el cambio climático, que ha aumentado las temperaturas, con el crecimiento de los fenómenos atmosféricos, inundaciones, deslizamientos y otros contribuyendo a una silenciosa expansión de la enfermedad, colocándose como una real amenaza mundial. Según los expertos de la región, el desenfrenado aumento de la urbanización, los numerosos y permanentes movimientos migratorios, el deficiente sistema de distribución del agua y la capacidad del virus del dengue de adaptarse para sobrevivir han provocado que la incidencia de esta enfermedad crezca en forma exponencial en América Latina.
La responsabilidad para el control del dengue no es solo del gobierno, sino de todos los estamentos que activamente debemos actuar bajo un liderazgo organizado, basado en recomendaciones internacionales. La Organización Mundial de la Salud, OMS, recomienda una estrategia multidisciplinar y complementaria que abarque cinco áreas de trabajo: diagnóstico y control de casos, vigilancia integrada y respuesta a brotes, control sostenido del vector y la implementación futura de vacunas, soportadas con nuevas investigaciones.
Se necesita una respuesta seria y ordenada, con una buena administración de recursos, de personal, instituciones y medios financieros, que permitan llegar a la erradicación del agente transmisor, mejorando las condiciones de distribución del agua, evitando el crecimiento de larvas que evolucionan en mosquitos, los cuales si encuentran personas infectadas, perpetúan la presencia de la enfermedad.
La invitación en esta ocasión es a educarse en el cumplimiento de las medidas de vigilancia y control de casos, lo mismo que al tiempo se preparan los profesionales de la salud que intervendrán directamente en el manejo de los casos. La lucha contra el dengue solo será efectiva cuando todos seamos conscientes de que debemos poner una parte de nuestro trabajo para evitar más muertes por esta enfermedad, que puede llevar a los pacientes a un desenlace fatal.
Cuando nos encontramos en pleno brote y en algunas zonas en epidemia, cualquier caso sospechoso con fiebre, dolores osteomusculares y decaimiento o fatiga debe ser evaluado médicamente, para tener las mejores recomendaciones, las cuales siempre incluirán una buena hidratación y el no uso de medicamentos que empeoren la evolución, como antiinflamatorios, que pudieran incrementar el sangrado que acompaña las formas graves de la enfermedad.
Solo con una reacción enérgica de todas las fuerzas de la sociedad tendremos una buena respuesta. Luchemos todos contra el dengue y evitaremos más muertes injustificadas.
Fuente: http://www.elheraldo.co/opinion/columni ... gue-119280
¡El riesgo es que te quieras quedar! ¡Lo sé, porque me quedé!
Le risque est d'y vouloir rester ! Je le sais, parce que j'y suis resté !
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