¿Somos civilizados en Colombia?
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¿Somos civilizados en Colombia?
Por Lola Salcedo C.
La respuesta general es: ¡claro que sí! Mas me temo que estamos bastante distantes de haber alcanzado tal estado del comportamiento y modo de vivir.
Veamos cuáles son algunas de las cualidades que podrían ajustarnos a la definición del estado de civilización, apartándonos de las definiciones oficiales e históricas de la palabra y enfocando al ser humano.
La primera, el respeto total a la vida, no solo la de los congéneres y la familia sino también la de las demás especies del planeta, con muchas de las cuales compartimos el ADN, como pájaros, lobos, perros, cerdos y algunas plantas. Al no existir en todos nosotros ese respeto, porque resolvemos con la muerte, hasta de humanos, las dificultades que se nos presentan.
La segunda, también referida a la vida pero de la convivencia humana en familia, desconoceríamos la llamada violencia intrafamiliar, esa peste que nos azoga el alma y arroja resultados inicuos en cantidad y calidad de maltratos, en todos los rincones del país.
Eso, cuando hay tal abuso y daño que sale a la luz pública; pero el cotidiano de una mayoría sólida de mujeres es el menosprecio, la desvalorización, la sumisión y el silencio, en todos los estratos sociales y económicos del país.
Es más, tenemos figuras nacionales que han golpeado bestialmente a sus esposas o reventado a golpes a un hijo, por homosexual.
La tercera, los modelos de desarrollo económico atenderían las necesidades urgentes de los menos favorecidos, buscarían acabar con la horrenda desigualdad y, de verdad, ofrecerían oportunidades a todos para que superemos la pobreza.
Es todo lo contrario: no accedemos a lo que el Estado nos debe proveer, porque para lograrlo hay que vender el alma y el cuerpo a un político que, según dice el presidente Santos, tiene derecho a que le adjudiquen el control de algún organismo estatal o contratos de obras para poder responderle a “su región”. Léase, el clientelismo es una buena forma de gobierno.
La cuarta, una verdadera democracia participativa y respeto total por las decisiones que tome el pueblo a través de las urnas, así signifique un cambio de sistema y modo de gobernar, como han hecho en tantos países latinoamericanos, pongo el ejemplo de Chile, donde una mandataria de izquierda es reelegida y no pasa nada, aunque piense justo lo contrario que sus oponentes de derecha. Igual pasa en Brasil o en Uruguay.
A ver, mis amores, si resistiría Colombia a Pepe Mujica de presidente. Digo que no, porque estamos asistiendo a la movida más leguleya para impedir que Petro siga avanzando hacia la presidencia, pero la gracia les salió morisqueta: lo catapultaron al corazón justiciero de los colombianos.
Podría seguir enumerando cualidades y calidades del ser civilizado, pero el espacio no lo permite; sin embargo, considero suficiente ilustración para afirmar que no somos un país de gente civilizada, sino una “republiqueta” clientelista y pseudo democrática donde los Derechos Humanos se respetan, de acuerdo a la extracción social de la persona: les dejo de ejemplo lo que viene sucediendo con el crimen con ácido contra una mujer que lleva apellidos de alta sociedad: el presidente lo llora y ofrece recompensa, mientras calla que dejaron pasar los meses legales que tenía para reglamentar el endurecimiento de penas para esa muerte en vida, que más de 900 mujeres y hombres han sufrido en todo el territorio nacional. No, definitivamente no somos civilizados sino cafres, Echandía dixit.
Fuente: http://www.elheraldo.co/columnas-de-opi ... bia-148430
La respuesta general es: ¡claro que sí! Mas me temo que estamos bastante distantes de haber alcanzado tal estado del comportamiento y modo de vivir.
Veamos cuáles son algunas de las cualidades que podrían ajustarnos a la definición del estado de civilización, apartándonos de las definiciones oficiales e históricas de la palabra y enfocando al ser humano.
La primera, el respeto total a la vida, no solo la de los congéneres y la familia sino también la de las demás especies del planeta, con muchas de las cuales compartimos el ADN, como pájaros, lobos, perros, cerdos y algunas plantas. Al no existir en todos nosotros ese respeto, porque resolvemos con la muerte, hasta de humanos, las dificultades que se nos presentan.
La segunda, también referida a la vida pero de la convivencia humana en familia, desconoceríamos la llamada violencia intrafamiliar, esa peste que nos azoga el alma y arroja resultados inicuos en cantidad y calidad de maltratos, en todos los rincones del país.
Eso, cuando hay tal abuso y daño que sale a la luz pública; pero el cotidiano de una mayoría sólida de mujeres es el menosprecio, la desvalorización, la sumisión y el silencio, en todos los estratos sociales y económicos del país.
Es más, tenemos figuras nacionales que han golpeado bestialmente a sus esposas o reventado a golpes a un hijo, por homosexual.
La tercera, los modelos de desarrollo económico atenderían las necesidades urgentes de los menos favorecidos, buscarían acabar con la horrenda desigualdad y, de verdad, ofrecerían oportunidades a todos para que superemos la pobreza.
Es todo lo contrario: no accedemos a lo que el Estado nos debe proveer, porque para lograrlo hay que vender el alma y el cuerpo a un político que, según dice el presidente Santos, tiene derecho a que le adjudiquen el control de algún organismo estatal o contratos de obras para poder responderle a “su región”. Léase, el clientelismo es una buena forma de gobierno.
La cuarta, una verdadera democracia participativa y respeto total por las decisiones que tome el pueblo a través de las urnas, así signifique un cambio de sistema y modo de gobernar, como han hecho en tantos países latinoamericanos, pongo el ejemplo de Chile, donde una mandataria de izquierda es reelegida y no pasa nada, aunque piense justo lo contrario que sus oponentes de derecha. Igual pasa en Brasil o en Uruguay.
A ver, mis amores, si resistiría Colombia a Pepe Mujica de presidente. Digo que no, porque estamos asistiendo a la movida más leguleya para impedir que Petro siga avanzando hacia la presidencia, pero la gracia les salió morisqueta: lo catapultaron al corazón justiciero de los colombianos.
Podría seguir enumerando cualidades y calidades del ser civilizado, pero el espacio no lo permite; sin embargo, considero suficiente ilustración para afirmar que no somos un país de gente civilizada, sino una “republiqueta” clientelista y pseudo democrática donde los Derechos Humanos se respetan, de acuerdo a la extracción social de la persona: les dejo de ejemplo lo que viene sucediendo con el crimen con ácido contra una mujer que lleva apellidos de alta sociedad: el presidente lo llora y ofrece recompensa, mientras calla que dejaron pasar los meses legales que tenía para reglamentar el endurecimiento de penas para esa muerte en vida, que más de 900 mujeres y hombres han sufrido en todo el territorio nacional. No, definitivamente no somos civilizados sino cafres, Echandía dixit.
Fuente: http://www.elheraldo.co/columnas-de-opi ... bia-148430
¡El riesgo es que te quieras quedar! ¡Lo sé, porque me quedé!
Le risque est d'y vouloir rester ! Je le sais, parce que j'y suis resté !
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