Nuestra apuesta por la equidad
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Nuestra apuesta por la equidad
Por Tatyana Orozco*
Más de cuatro millones de colombianos salieron de la pobreza y otros 2,5 millones lo hicieron de la pobreza extrema entre 2010 y 2015. Sin lugar a dudas, este ha sido el gran logro social que ha alcanzado el país.
Estos resultados responden a la apuesta del Gobierno por enfrentar de manera estructural la atención a la población vulnerable, las víctimas y la infancia desde la gestión integral y articulada de las entidades que hacen parte del sector de la Inclusión Social y la Reconciliación.
Pero más allá de la medición de la pobreza desde una cifra, los colombianos deben saber que el país –y el Gobierno en su apuesta por lograr la equidad– entró a la tendencia mundial de disponer de un análisis de la pobreza desde múltiples dimensiones, con el fin de contar con información complementaria a la obtenida mediante los métodos convencionales, basados exclusivamente en los ingresos monetarios de la población.
Es así que, como país, contamos con el Índice de Pobreza Multidimensional –IPM–, una medición en la que influyen distintos factores, como la necesidad de contrastar los indicadores monetarios con el estándar de vida, el desarrollo social y el bienestar de las familias, para luego lograr una verdadera alineación entre los indicadores de pobreza, las políticas públicas y la oferta institucional, diseñada por el Estado colombiano para superarla.
Desde el DPS –como entidad líder del sector de la Inclusión Social y la Reconciliación– consideramos que, solo al generar acciones focalizadas y orientadas a necesidades reales que se identifican con el IPM en términos de educación, condiciones de la niñez, trabajo, salud, servicios públicos y condiciones de habitabilidad se generan acciones para reducir la pobreza y crear oportunidades, reales y de largo alcance, para que ese ciudadano alcance un mejor nivel de vida.
Quiero presentar algunos ejemplos del trabajo que adelantamos de manera integral en varias de las etapas de la vida de las personas a las que llegamos con nuestros programas: Tenemos el trabajo con los hogares a través del programa Más Familias en Acción, que reciben incentivos económicos para la salud y educación de sus hijos menores de edad. Y de ahí se desprende Jóvenes en Acción, para que aquellos muchachos que se beneficiaron con Más Familias en Acción puedan seguir sus estudios superiores una vez terminan el bachillerato.
Estos hogares, así como otros que no hagan parte de Más Familias en Acción, también pueden beneficiarse con programas de seguridad alimentaria, mediante los cuales buscamos que las familias cultiven en sus casas verduras y frutas para que ellas mismas las consuman y no tengan que comprarlas. Esta es una forma de generar ingresos y promover el ahorro, pues ya no tienen que comprar esos productos en el mercado.
Algunos de estos hogares tienen excedentes en sus cultivos lo que les permite comercializarlos. Siendo de zona rural, para muchos es difícil llevarlos hasta el casco urbano del municipio debido al mal estado de las vías veredales. Ahí entra el DPS con proyectos de infraestructura, pavimentando esas carreteras para lograr mejorar la movilidad en la zona.
Las metas que como Gobierno nos fijamos para el año 2020 nos impulsan a trabajar, desde todos los frentes para continuar logrando esta consigna y para que, alcanzado ese término, el 51% de la población colombiana integre una clase media robusta y sólida.
Hasta el momento, los resultados son excepcionales.
Por primera vez en la historia de Colombia, hay más personas en la clase media que pobres. Un hito fundamental que muestra la transformación social que ha vivido Colombia en los últimos años y que nos han conducido a ser un país de renta media con cada vez mejores indicadores sociales y económicos.
Esta apuesta sigue en pie.
*Directora del Departamento para la Prosperidad Social.
Fuente: http://www.elheraldo.co/columnas-de-opi ... dad-208174
Más de cuatro millones de colombianos salieron de la pobreza y otros 2,5 millones lo hicieron de la pobreza extrema entre 2010 y 2015. Sin lugar a dudas, este ha sido el gran logro social que ha alcanzado el país.
Estos resultados responden a la apuesta del Gobierno por enfrentar de manera estructural la atención a la población vulnerable, las víctimas y la infancia desde la gestión integral y articulada de las entidades que hacen parte del sector de la Inclusión Social y la Reconciliación.
Pero más allá de la medición de la pobreza desde una cifra, los colombianos deben saber que el país –y el Gobierno en su apuesta por lograr la equidad– entró a la tendencia mundial de disponer de un análisis de la pobreza desde múltiples dimensiones, con el fin de contar con información complementaria a la obtenida mediante los métodos convencionales, basados exclusivamente en los ingresos monetarios de la población.
Es así que, como país, contamos con el Índice de Pobreza Multidimensional –IPM–, una medición en la que influyen distintos factores, como la necesidad de contrastar los indicadores monetarios con el estándar de vida, el desarrollo social y el bienestar de las familias, para luego lograr una verdadera alineación entre los indicadores de pobreza, las políticas públicas y la oferta institucional, diseñada por el Estado colombiano para superarla.
Desde el DPS –como entidad líder del sector de la Inclusión Social y la Reconciliación– consideramos que, solo al generar acciones focalizadas y orientadas a necesidades reales que se identifican con el IPM en términos de educación, condiciones de la niñez, trabajo, salud, servicios públicos y condiciones de habitabilidad se generan acciones para reducir la pobreza y crear oportunidades, reales y de largo alcance, para que ese ciudadano alcance un mejor nivel de vida.
Quiero presentar algunos ejemplos del trabajo que adelantamos de manera integral en varias de las etapas de la vida de las personas a las que llegamos con nuestros programas: Tenemos el trabajo con los hogares a través del programa Más Familias en Acción, que reciben incentivos económicos para la salud y educación de sus hijos menores de edad. Y de ahí se desprende Jóvenes en Acción, para que aquellos muchachos que se beneficiaron con Más Familias en Acción puedan seguir sus estudios superiores una vez terminan el bachillerato.
Estos hogares, así como otros que no hagan parte de Más Familias en Acción, también pueden beneficiarse con programas de seguridad alimentaria, mediante los cuales buscamos que las familias cultiven en sus casas verduras y frutas para que ellas mismas las consuman y no tengan que comprarlas. Esta es una forma de generar ingresos y promover el ahorro, pues ya no tienen que comprar esos productos en el mercado.
Algunos de estos hogares tienen excedentes en sus cultivos lo que les permite comercializarlos. Siendo de zona rural, para muchos es difícil llevarlos hasta el casco urbano del municipio debido al mal estado de las vías veredales. Ahí entra el DPS con proyectos de infraestructura, pavimentando esas carreteras para lograr mejorar la movilidad en la zona.
Las metas que como Gobierno nos fijamos para el año 2020 nos impulsan a trabajar, desde todos los frentes para continuar logrando esta consigna y para que, alcanzado ese término, el 51% de la población colombiana integre una clase media robusta y sólida.
Hasta el momento, los resultados son excepcionales.
Por primera vez en la historia de Colombia, hay más personas en la clase media que pobres. Un hito fundamental que muestra la transformación social que ha vivido Colombia en los últimos años y que nos han conducido a ser un país de renta media con cada vez mejores indicadores sociales y económicos.
Esta apuesta sigue en pie.
*Directora del Departamento para la Prosperidad Social.
Fuente: http://www.elheraldo.co/columnas-de-opi ... dad-208174
¡El riesgo es que te quieras quedar! ¡Lo sé, porque me quedé!
Le risque est d'y vouloir rester ! Je le sais, parce que j'y suis resté !
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Equidad: sí, pero no
Por Rudolf Hommes
El gobierno nacional está justificadamente orgulloso de que se haya reducido significativamente la pobreza y Colombia haya dejado de ser el segundo país más desigual de América Latina, como el presidente lo afirma en una separata de El Tiempo, auspiciada por la Presidencia de la República (“Los Años de la Equidad”, 9 de agosto de 2015). En la misma separata se publican los datos de pobreza y pobreza extrema que muestran que en efecto se han reducido significativamente. En 2005 los habitantes que vivían en condiciones de pobreza eran el 45,2 por ciento de los habitantes del país y los que vivían en condiciones de extrema pobreza eran el 13,9 por ciento. Estas cifras se redujeron en 2012 a 32,9 y 10,4 por ciento respectivamente, y en 2013 a 30,7 y 9,1 por ciento (en 2014 la pobreza extrema fue 8,1 por ciento).
Son cifras buenas en comparación con el pasado. La pobreza se redujo en Colombia 32 por ciento entre 2005 y 2013, y la pobreza extrema disminuyó 42 por ciento entre 2005 y 2014. Pero Perú, que partió de un nivel más alto en 2003, redujo la pobreza de 52,5 por ciento en 2003 a 23,9 por ciento en 2013, y la pobreza extrema de 21,4 a 4,7 por ciento (reducciones de 45,5% y 78% respectivamente). Brasil también mejoró más aceleradamente. En Chile el porcentaje de pobreza era 7,8 en 2013 y 2,5 el de pobreza extrema.
Es importante tener en cuenta que en Colombia la reducción de la pobreza en las regiones más atrasadas parece ser más acelerada que para el resto del país (lo dice en esta separata la creadora del Índice de Pobreza Multidimensional Sabina Alkire), lo que incide positivamente en la reducción de desigualdades entre regiones. Esto es muy positivo pero no puede ser razón para que regiones como el Pacífico colombiano o la ciudad de Buenaventura continúen indefinidamente sin resolver sus problemas de acceso a servicios básicos o para que no se cierre la mayor parte de la brecha social que persiste entre las ciudades y el campo.
En la separata se destaca que por fin se dispone de agua potable durante las 24 horas del día en Carmen de Bolívar, que lleva más de un siglo sin agua (“...bajo tus soles llenos de ardores…”-¿sin agua?-), y que en Tumaco por fin se cuenta con luz eléctrica. Es vergonzoso que en la mitad de la segunda década del siglo XXI finalmente les llegue la luz y el agua a un sinnúmero de poblaciones y que esto se considere un logro. En realidad es un testimonio por una parte de la ineficacia del Estado en la provisión de servicios públicos y, por otra, de la falta de poder o de iniciativa de la población para reclamar y obtener lo más básico.
Sabina Alkire dice refiriéndose a Amartya Sen que la gente que vive en condiciones de extrema pobreza aprende a tener paz y tranquilidad “lo cual es un logro porque no es fácil vivir así”. En una democracia esa resignación, que en Colombia también puede ser inducida por el miedo a la muerte, les hace el juego a los políticos clientelistas que llenan las calles de tubos que nunca se entierran.
A ningún alcalde se le debería permitir hacer otras inversiones si no ha solucionado satisfactoriamente en su municipio los problemas de acceso a servicios básicos de agua potable, alcantarillado, electricidad, salud pública, educación y seguridad ciudadana
Fuente: http://www.elheraldo.co/columnas-de-opi ... -no-213127
El gobierno nacional está justificadamente orgulloso de que se haya reducido significativamente la pobreza y Colombia haya dejado de ser el segundo país más desigual de América Latina, como el presidente lo afirma en una separata de El Tiempo, auspiciada por la Presidencia de la República (“Los Años de la Equidad”, 9 de agosto de 2015). En la misma separata se publican los datos de pobreza y pobreza extrema que muestran que en efecto se han reducido significativamente. En 2005 los habitantes que vivían en condiciones de pobreza eran el 45,2 por ciento de los habitantes del país y los que vivían en condiciones de extrema pobreza eran el 13,9 por ciento. Estas cifras se redujeron en 2012 a 32,9 y 10,4 por ciento respectivamente, y en 2013 a 30,7 y 9,1 por ciento (en 2014 la pobreza extrema fue 8,1 por ciento).
Son cifras buenas en comparación con el pasado. La pobreza se redujo en Colombia 32 por ciento entre 2005 y 2013, y la pobreza extrema disminuyó 42 por ciento entre 2005 y 2014. Pero Perú, que partió de un nivel más alto en 2003, redujo la pobreza de 52,5 por ciento en 2003 a 23,9 por ciento en 2013, y la pobreza extrema de 21,4 a 4,7 por ciento (reducciones de 45,5% y 78% respectivamente). Brasil también mejoró más aceleradamente. En Chile el porcentaje de pobreza era 7,8 en 2013 y 2,5 el de pobreza extrema.
Es importante tener en cuenta que en Colombia la reducción de la pobreza en las regiones más atrasadas parece ser más acelerada que para el resto del país (lo dice en esta separata la creadora del Índice de Pobreza Multidimensional Sabina Alkire), lo que incide positivamente en la reducción de desigualdades entre regiones. Esto es muy positivo pero no puede ser razón para que regiones como el Pacífico colombiano o la ciudad de Buenaventura continúen indefinidamente sin resolver sus problemas de acceso a servicios básicos o para que no se cierre la mayor parte de la brecha social que persiste entre las ciudades y el campo.
En la separata se destaca que por fin se dispone de agua potable durante las 24 horas del día en Carmen de Bolívar, que lleva más de un siglo sin agua (“...bajo tus soles llenos de ardores…”-¿sin agua?-), y que en Tumaco por fin se cuenta con luz eléctrica. Es vergonzoso que en la mitad de la segunda década del siglo XXI finalmente les llegue la luz y el agua a un sinnúmero de poblaciones y que esto se considere un logro. En realidad es un testimonio por una parte de la ineficacia del Estado en la provisión de servicios públicos y, por otra, de la falta de poder o de iniciativa de la población para reclamar y obtener lo más básico.
Sabina Alkire dice refiriéndose a Amartya Sen que la gente que vive en condiciones de extrema pobreza aprende a tener paz y tranquilidad “lo cual es un logro porque no es fácil vivir así”. En una democracia esa resignación, que en Colombia también puede ser inducida por el miedo a la muerte, les hace el juego a los políticos clientelistas que llenan las calles de tubos que nunca se entierran.
A ningún alcalde se le debería permitir hacer otras inversiones si no ha solucionado satisfactoriamente en su municipio los problemas de acceso a servicios básicos de agua potable, alcantarillado, electricidad, salud pública, educación y seguridad ciudadana
Fuente: http://www.elheraldo.co/columnas-de-opi ... -no-213127
¡El riesgo es que te quieras quedar! ¡Lo sé, porque me quedé!
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