Un desastre llamado Bogotá
Règles du forum
Soyez courtois ! / Recuerde ser cortés
Vous pouvez poster vos messages en espagnol / Puede publicar sus mensajes en español
Soyez courtois ! / Recuerde ser cortés
Vous pouvez poster vos messages en espagnol / Puede publicar sus mensajes en español
- Darloup
- Administrateur/Administrador
-
Grand Maitre Gourou/Gran Maestro Gurú
- Messages : 7100
- Inscription : 20 sept. 2008, 01:39
- Prénom : Henry
- Sexe : Masculin
- Emplacement : Barranquilla (Colombie)
- Contact :
Un desastre llamado Bogotá
Por Abelardo De la Espriella
Son las tres de la tarde, pero la oscuridad del cielo y la lluvia incesante dan la impresión de que es de noche ya, muy de noche.
Las nubes se posan sobre las azoteas de los edificios y la presión de la atmósfera es asfixiante. El frío perfora los huesos y congela los sueños. Las calles son intransitables, los cráteres sobre la superficie de las vías dan cuenta de un bombardeo desde el aire, y el tráfico vehicular es tan lento que la escena parece congelada en una pausa interminable.
Los ciudadanos reflejan en sus rostros la frustración y la exteriorizan a través de un comportamiento agresivo, al tiempo que distante. Todo es gris: el sol no brilla, el reloj se detiene, la risa es un recuerdo, el gesto adusto y la tristeza reinan. Ya no hay esperanza: nadie vive, sobrevive, en la ciudad de hielo y piedra.
El párrafo anterior no hace referencia al guión de una película de terror o a la estrofa de un poema existencialista, no. Digamos que es el recuento menos descarnado de lo que a diario se padece en la caótica, hostil y contaminante capital de la República. Bogotá dejó de ser hace años la ciudad con más futuro, un lugar agradable y lleno de opciones –y no precisamente por culpa exclusiva de Samuel Moreno y sus amigotes– para convertirse en una terrible cárcel en la cual vivir es un castigo que no tiene precio.
Bogotá es una ciudad improvisada, sin planeación, hecha a los coñazos, con el repentismo propio de la falta de visión. Se construyó sobre la marcha sin un verdadero plan de desarrollo urbanístico y en medio de una geografía poco apta para tal efecto.
El 98% de las ciudades de Colombia padecen el mismo mal, con la diferencia que Bogotá es la capital, y ese solo hecho demandaba mayor atención y cuidado frente a su proyección hacia el futuro.
No vale la pena llorar sobre la leche derramada y cuestionar al ‘genio’ que instaló la capital de un país con dos océanos en medio de una loma inaccesible, de espaldas al mar, que es por donde entra y sale todo lo importante. Bogotá es única en su especie, no tiene arreglo. El metro es una solución transitoria: en 5 años la población y el embotellamiento crecerán significativamente y no habrá medio de transporte masivo que aguante.
Los anillos viales que requiere con premura la frenética urbe simplemente no se pueden construir porque no hay dónde. El desastre se palpa en cada esquina: la congestión, la inseguridad, la desigualdad social y la falta de espacio son los denominadores. Bogotá es una mezcla de El Cairo, Bombay y ciudad de México, con sus respectivos problemas.
En Bogotá hay excelentes restaurantes, pero el espíritu no se alimenta. El dinero y los grandes negocios se encuentran por doquier en Bogotá, pero no hay calidad de vida. Se vive para trabajar y no se trabaja para vivir, como debe ser. La libertad en Bogotá depende del tamaño del trancón.
Lamentablemente, Bogotá tiene más pasado que futuro. Llegó la hora de pensar en la provincia, donde está el verdadero potencial de Colombia; es tiempo de dejar de lado el centralismo excluyente, hay que buscar soluciones alternas, como por ejemplo designar a Barranquilla capital, una ciudad con todas las virtudes para ser una de las mejores del mundo. Barranquilla tiene todo lo que le falta a Bogotá y hasta más.
Una ciudad que no es buena para criar a los hijos no es buena para absolutamente nada. Parece mentira, pero, en las actuales circunstancias, es mejor estar preso en Fundación, que suelto en Bogotá.
La ñapa: Petro cometió una imprudencia, mas no un delito.
Fuente: http://www.elheraldo.co/opini-n/columni ... ogot-49227
Son las tres de la tarde, pero la oscuridad del cielo y la lluvia incesante dan la impresión de que es de noche ya, muy de noche.
Las nubes se posan sobre las azoteas de los edificios y la presión de la atmósfera es asfixiante. El frío perfora los huesos y congela los sueños. Las calles son intransitables, los cráteres sobre la superficie de las vías dan cuenta de un bombardeo desde el aire, y el tráfico vehicular es tan lento que la escena parece congelada en una pausa interminable.
Los ciudadanos reflejan en sus rostros la frustración y la exteriorizan a través de un comportamiento agresivo, al tiempo que distante. Todo es gris: el sol no brilla, el reloj se detiene, la risa es un recuerdo, el gesto adusto y la tristeza reinan. Ya no hay esperanza: nadie vive, sobrevive, en la ciudad de hielo y piedra.
El párrafo anterior no hace referencia al guión de una película de terror o a la estrofa de un poema existencialista, no. Digamos que es el recuento menos descarnado de lo que a diario se padece en la caótica, hostil y contaminante capital de la República. Bogotá dejó de ser hace años la ciudad con más futuro, un lugar agradable y lleno de opciones –y no precisamente por culpa exclusiva de Samuel Moreno y sus amigotes– para convertirse en una terrible cárcel en la cual vivir es un castigo que no tiene precio.
Bogotá es una ciudad improvisada, sin planeación, hecha a los coñazos, con el repentismo propio de la falta de visión. Se construyó sobre la marcha sin un verdadero plan de desarrollo urbanístico y en medio de una geografía poco apta para tal efecto.
El 98% de las ciudades de Colombia padecen el mismo mal, con la diferencia que Bogotá es la capital, y ese solo hecho demandaba mayor atención y cuidado frente a su proyección hacia el futuro.
No vale la pena llorar sobre la leche derramada y cuestionar al ‘genio’ que instaló la capital de un país con dos océanos en medio de una loma inaccesible, de espaldas al mar, que es por donde entra y sale todo lo importante. Bogotá es única en su especie, no tiene arreglo. El metro es una solución transitoria: en 5 años la población y el embotellamiento crecerán significativamente y no habrá medio de transporte masivo que aguante.
Los anillos viales que requiere con premura la frenética urbe simplemente no se pueden construir porque no hay dónde. El desastre se palpa en cada esquina: la congestión, la inseguridad, la desigualdad social y la falta de espacio son los denominadores. Bogotá es una mezcla de El Cairo, Bombay y ciudad de México, con sus respectivos problemas.
En Bogotá hay excelentes restaurantes, pero el espíritu no se alimenta. El dinero y los grandes negocios se encuentran por doquier en Bogotá, pero no hay calidad de vida. Se vive para trabajar y no se trabaja para vivir, como debe ser. La libertad en Bogotá depende del tamaño del trancón.
Lamentablemente, Bogotá tiene más pasado que futuro. Llegó la hora de pensar en la provincia, donde está el verdadero potencial de Colombia; es tiempo de dejar de lado el centralismo excluyente, hay que buscar soluciones alternas, como por ejemplo designar a Barranquilla capital, una ciudad con todas las virtudes para ser una de las mejores del mundo. Barranquilla tiene todo lo que le falta a Bogotá y hasta más.
Una ciudad que no es buena para criar a los hijos no es buena para absolutamente nada. Parece mentira, pero, en las actuales circunstancias, es mejor estar preso en Fundación, que suelto en Bogotá.
La ñapa: Petro cometió una imprudencia, mas no un delito.
Fuente: http://www.elheraldo.co/opini-n/columni ... ogot-49227
¡El riesgo es que te quieras quedar! ¡Lo sé, porque me quedé!
Le risque est d'y vouloir rester ! Je le sais, parce que j'y suis resté !
Le risque est d'y vouloir rester ! Je le sais, parce que j'y suis resté !