Nueva modalidad de estafa
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Nueva modalidad de estafa
Por Álvaro De la Espriella Arango
Puede llamarse también última modalidad de atraco, de robo, dirigido principalmente a personas de la tercera edad, mujeres, especialmente jóvenes, y varones, a quienes se supone sean ignorantes o presuntamente poco conocedores de la mecánica de automóviles. Ha cogido un auge en la ciudad muy grande, y los concesionarios de automóviles y talleres serios de importancia relatan que a diario llegan usuarios relatando el mismo caso.
Los puntos vulnerables son donde siempre hay intenso tráfico, pero se han detectado, atención Sr. Comandante de la Policía, en los cruces de la calle 72 con carrera 54 esquina noreste, esquina de la calle 82 con carrera 53 y esquina de la carrera 38 con calle 72, por ahora. Son varios compinches y entre ellos hay un sujeto de tipo físico indio con hablado bien acentuado del interior del país.
Una vez se identifica a la víctima, que suele ir en auto costoso, con puertas aseguradas y vidrios arriba, el primero de ellos, un jovencito con cara de imberbe, diríamos que de imbécil, aun cuando obviamente no lo es, empieza a hacerle señas al conductor, agitado, de que la llanta derecha delantera está irregular, mucho, como si fuese a salirse de su puesto.
El conductor se asombra y se detiene o sigue creyendo que se trata de una broma o de algo normal. Unos metros más adelante otro individuo delgado y alto, costeño sin duda, hace la misma señal con algo de alarmismo, lo que le preocupa al conductor, que no puede avanzar mucho porque el tráfico es lento.
Por Último aparece el indio con vestido de mecánico, toca la ventana y le dice al conductor que algo se aflojó o se zafó de la llanta porque está a punto de salirse. Que vaya muy despacio.
Teatralmente se ofrece para que vaya “a mi taller”, una cuadra adelante, y acompaña el auto que ya camina muy despacio con ‘Hazard’ puesto y conductor alarmado o asustado, para que lo coloque en una acera una cuadra adelante, porque “no puede cruzar hasta mi taller ya que es una sola vía”.
Ahí se detiene el conductor y lógicamente no puede corroborar el daño porque ya la llanta está detenida. El estafador le dice que doble la dirección al máximo en un sentido, el tipo se mete debajo y saca dos espirales que ya ha tenido en la mano o el bolsillo y le dice al conductor “esto fue lo que se le salió. Está en peligro, no puede seguir más o se queda en la mitad de la vía”. No se sabe de dónde tiene de pronto en las manos dos llaves mecánicas grandes y le propone al conductor que se lo arregla lo “más pronto posible”.
A todas estas, el o la conductora visiblemente afectado toma una de dos decisiones: o llama a su propio taller o concesionario o se entrega al improvisado ‘ángel guardián’. Hay que analizar la cantidad de circunstancias que intervienen aquí. Una señora dijo: “Mi esposo estaba de viaje, yo con un hijo pequeño en casa, apurada por llegar, y le dije ‘arréglelo”. La equivocación le costó trescientos mil pesos. El estafador estuvo una hora debajo del carro haciendo teatro, al final pidió quinientos mil pesos y la señora solo tenía trescientos mil que le dio. La otra o el otro le dan cincuenta u ochenta, en fin, por salir del lío lo que sea. Y el carro: perfectamente, corroborado después por mecánicos y profesiones idóneos.
Así está Barranquilla, con esta inseguridad galopante que asusta. Hemos dedicado la columna de hoy a este caso de estafa, uno más, porque todas las fuerzas vivas tenemos que ayudarnos mutuamente. En la advertencia y la comunicación hay argumentos muy favorables.
Fuente: http://www.elheraldo.co/opinion/columni ... tafa-56955
Puede llamarse también última modalidad de atraco, de robo, dirigido principalmente a personas de la tercera edad, mujeres, especialmente jóvenes, y varones, a quienes se supone sean ignorantes o presuntamente poco conocedores de la mecánica de automóviles. Ha cogido un auge en la ciudad muy grande, y los concesionarios de automóviles y talleres serios de importancia relatan que a diario llegan usuarios relatando el mismo caso.
Los puntos vulnerables son donde siempre hay intenso tráfico, pero se han detectado, atención Sr. Comandante de la Policía, en los cruces de la calle 72 con carrera 54 esquina noreste, esquina de la calle 82 con carrera 53 y esquina de la carrera 38 con calle 72, por ahora. Son varios compinches y entre ellos hay un sujeto de tipo físico indio con hablado bien acentuado del interior del país.
Una vez se identifica a la víctima, que suele ir en auto costoso, con puertas aseguradas y vidrios arriba, el primero de ellos, un jovencito con cara de imberbe, diríamos que de imbécil, aun cuando obviamente no lo es, empieza a hacerle señas al conductor, agitado, de que la llanta derecha delantera está irregular, mucho, como si fuese a salirse de su puesto.
El conductor se asombra y se detiene o sigue creyendo que se trata de una broma o de algo normal. Unos metros más adelante otro individuo delgado y alto, costeño sin duda, hace la misma señal con algo de alarmismo, lo que le preocupa al conductor, que no puede avanzar mucho porque el tráfico es lento.
Por Último aparece el indio con vestido de mecánico, toca la ventana y le dice al conductor que algo se aflojó o se zafó de la llanta porque está a punto de salirse. Que vaya muy despacio.
Teatralmente se ofrece para que vaya “a mi taller”, una cuadra adelante, y acompaña el auto que ya camina muy despacio con ‘Hazard’ puesto y conductor alarmado o asustado, para que lo coloque en una acera una cuadra adelante, porque “no puede cruzar hasta mi taller ya que es una sola vía”.
Ahí se detiene el conductor y lógicamente no puede corroborar el daño porque ya la llanta está detenida. El estafador le dice que doble la dirección al máximo en un sentido, el tipo se mete debajo y saca dos espirales que ya ha tenido en la mano o el bolsillo y le dice al conductor “esto fue lo que se le salió. Está en peligro, no puede seguir más o se queda en la mitad de la vía”. No se sabe de dónde tiene de pronto en las manos dos llaves mecánicas grandes y le propone al conductor que se lo arregla lo “más pronto posible”.
A todas estas, el o la conductora visiblemente afectado toma una de dos decisiones: o llama a su propio taller o concesionario o se entrega al improvisado ‘ángel guardián’. Hay que analizar la cantidad de circunstancias que intervienen aquí. Una señora dijo: “Mi esposo estaba de viaje, yo con un hijo pequeño en casa, apurada por llegar, y le dije ‘arréglelo”. La equivocación le costó trescientos mil pesos. El estafador estuvo una hora debajo del carro haciendo teatro, al final pidió quinientos mil pesos y la señora solo tenía trescientos mil que le dio. La otra o el otro le dan cincuenta u ochenta, en fin, por salir del lío lo que sea. Y el carro: perfectamente, corroborado después por mecánicos y profesiones idóneos.
Así está Barranquilla, con esta inseguridad galopante que asusta. Hemos dedicado la columna de hoy a este caso de estafa, uno más, porque todas las fuerzas vivas tenemos que ayudarnos mutuamente. En la advertencia y la comunicación hay argumentos muy favorables.
Fuente: http://www.elheraldo.co/opinion/columni ... tafa-56955
¡El riesgo es que te quieras quedar! ¡Lo sé, porque me quedé!
Le risque est d'y vouloir rester ! Je le sais, parce que j'y suis resté !
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