Una mujer que es sorprendida escondiendo un kilo de bazuco en el arroz que estaba cocinando, tres hombres que son capturados en un camión con más de 120 kilos de marihuana en una vieja nevera, y un niño que corre, sin camisa, con ocho papeletas de cocaína para cumplir el infame mandado que le puso a hacer su padrino, que también es arrestado.
Las tres escenas forman parte del día a día del microtráfico en Barranquilla y su área metropolitana, sin duda el más peligroso y a la vez codiciado negocio del mundo criminal.
Expertos consultados por EL HERALDO afirman que la hoy creciente venta de alucinógenos al menudeo —bazuco, marihuana, cocaína, base de coca, heroína y éxtasis— es consecuencia de que, por años, el país se preocupó más por las grandes compañas contra el trafico de drogas hacia Estados Unidos y Europa, que por fortalecer las políticas públicas contra el consumo interno.
Por eso, en el más reciente mapa del microtráfico elaborado por la Policía Metropolitana están identificadas, por el momento, 250 ‘ollas’ de drogas. Los expendios se encuentran en todos los estratos sociales. Ningún sector escapa del infernal flagelo.
Así como los hay en Las Colmenas, Carrizal, La Chinita, La Central o Las Moras, también existen en Ciudad Jardín y Los Nogales, entre otros barrios. Esa estratificación incide en el precio de cada gramo de droga o cigarrillo de marihuana. Mientras en la Zona Cachacal una papeleta (gramo) de bazuco vale 2.000 pesos, en El Prado cuesta 4.000, la marihuana varía entre 800 y 1.000 pesos por tabaco, la cocaína va de 3.500 a 5.000 pesos y el éxtasis de 15.000 a 30.000 por cada pepa.
Se sabe, además, que en su ilegal negocio, como cualquier otro, los jíbaros han incorporado hasta el servicio a domicilio. Así lo hacían Los Expres, la más reciente banda desmantelada. Inclusive hay quienes tienen expendios móviles en motos o bicicletas.

LAS VENTAS. Toda la droga que se comercializa en el Distrito y los municipios aledaños vienen de otras regiones. La marihuana procede de cultivos en Magdalena, Cesar y Bolívar; la cocaína la traen del primero de estos departamentos o del interior del país, al igual que el bazuco y la base de coca.
Informes de inteligencia, que han permitido desmantelar unas 40 bandas como Los Serrano, en El Bosque; Los Cocochos, en Las Moras (Soledad), Los Trapitos, en Carrizal; Los Guacarnacos, en San Roque; Los Mechas, en 7 de Abril, Los Solda, en Villa del Rosario (Soledad), destacan que en el negocio hay surtidores, distribuidores y expendedores.
Se estima que en ese mundo criminal una ‘olla’ del Norte puede vender hasta $700 millones anuales y una del Sur cerca de $525 millones.
Aunque no hay una cifra oficial sobre las ventas totales, de acuerdo al número de expendios identificados y el movimiento de consumidores, se estima que por año el microtráfico puede mover en el mercado local más de $120 mil millones.
MÁS MANO DURA. El general Jorge Gutiérrez, comandante de la Policía Metropolitana, afirma que el microtráfico es uno de los más graves generadores de homicidios, bien sea por enfrentamientos entre jíbaros, por peleas entre los surtidores y los expendedores cuando las cuentas del negocio no cuadran, o, en el peor de los casos, por la participación de bandas criminales —en este momento como Los Paisas, Los Urabeños o Los Rastrojos— que se enfrentan por el cobro de comisiones a cada ‘olla’ o por quedarse directamente con negocios en áreas de buenas ventas.
Otros actores que generan criminalidad son los consumidores cuando salen a buscar plata para comprar su vicio.
Todo este tenebroso panorama implicaría que las leyes sean drásticas contra la venta de estupefacientes, pero en la práctica no resulta así. Hay casos de jíbaros que han sido capturados once veces y se encuentra en libertad.
Entre el año pasado y lo que va del presente, la Policía ha decomisado 2 millones 703 mil dosis y ha incrementado los arrestos en un 69%, pero el negocio sigue intacto.
Es tan rentable que existen familias enteras metidas en esta actividad, y cuando uno de los responsables de surtir, distribuir o vender la droga es capturado algún pariente, hijos, esposas o hasta padres, mantienen la caleta abierta.
“Mientras los expendedores no sientan que son castigados con rigor, con varios años de cárcel, para que entiendan que ese no puede ser un negocio común, y que el Estado de paso los castiga quitándoles rápidamente sus propiedades por esta criminal actividad, esta gente seguirá campante. Como si nada”, precisa un abogado penalista consultado.
OPERATIVIDAD

Operativo en Carrizal: un jíbaro cuando armaba cigarrillos de marihuana.

Las capturas
Entre 2009 y el primer semestre de 2010, la Policía capturó en el área metropolitana a 2.499 personas por la venta o consumo de drogas alucinógenas.
Una lucha de todos
El general Jorge Gutiérrez, comandante de la Policía Metropolitana, afirma que el microtráfico debe ser combatido por todas las autoridades. “Este es el peor de los negocios por los graves problemas sociales de adicción que causa y la violencia que genera”, enfatiza.
GRAVE FALLA
SIN FISCAL ESPECIALIZADO
Pese al esfuerzo de la Policía para combatir este ilícito negocio, en el área metropolitana solamente les han aplicado la extinción de dominio (Ley 793 de 2002) a 14 ‘ollas’. ¿La razón? Barranquilla carece de un fiscal Especializado para acompañar esta lucha.
Todo el trámite administrativo y penal hay que hacerlo por Bogotá, mientras que capitales como Cali y Medellín sí cuentan con este personal. Por más que la Policía Nacional ha solicitado, desde hace varios años, que se nombre a este funcionario para que acompañe su labor antidrogas y expropiar rápidamente los bienes a los ‘jíbaros’, inexplicablemente la Fiscalía General no ha cumplido.
Fuente: http://www.elheraldo.com.co/ELHERALDO/B ... Seccion=29